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lunes, 29 de enero de 2018

La semilla de la bruja - Margaret Atwood



Título: La semilla de la bruja (The Hogarth Shakespeare)
Autora: Margaret Atwood
Publicación: Lumen, enero de 2018
Páginas: 329

Es un lunes cualquiera de enero de 2013 y Felix pasa el control de seguridad para acceder al centro correccional de Fletcher. Los guardias lo miran con simpatía y benevolencia; para ellos este hombre solo es el señor Duke, un cincuentón que en sus ratos libres se dedica a organizar funciones de teatro con los reclusos. El autor elegido siempre es Shakespeare, y este año el profesor les propone La tempestad.

Felix accede sin problemas al recinto de la cárcel, llevando consigo algo muy peligroso pero imposible de detectar a través de un escáner: son las palabras, aún vivas, robustas, sonoras, de una obra donde la venganza viaja a través del tiempo y se instala en el presente. De a poco, ensayo tras ensayo, los chicos de Fletcher, que quizá nunca antes habían oído hablar de Shakespeare, convierten la obra en algo muy personal. Ahí se encuentran con sus fantasmas y con algo de sí mismos que no sabían, pero hay más: Felix, ese profesor terco y a veces aburrido, el día del estreno de la obra también podrá vengarse de quien le arruinó en el pasado.

Mis impresiones

No sé si os acordáis que el año pasado os hablé en el blog de Corazón de vinagre de Anne Tyler. Esta novela pertenecía al proyecto The Hogarth Shakespeare, en el cual se han seleccionado a varios autores para la reinterpretación de sus obras al cumplirse el cuadrigentésimo aniversario de la muerte del famoso dramaturgo. Si en aquella ocasión fue La fierecilla domada en esta novela Margaret Atwood rinde homenaje a La tempestad. Quizás la autora os suene algo más de El cuento de la criada, novela con la que ha cosechado muchísimo éxito adaptándose incluso la historia a una serie de televisión.

“Felix se cepilla los dientes. Luego cepilla los otros dientes, los postizos, y se los mete en la boca. A pesar de la capa de adhesivo rosa que les ha aplicado, no encajan demasiado bien; tal vez se le esté encogiendo la boca. Sonríe: es la ilusión de una sonrisa. Fingimiento, falsificación, pero ¿quién se va a dar cuenta?”

Esta es la historia de Felix o el señor Duke, el nombre que ha adoptado para llevar a cabo una empresa que le obsesiona: la venganza. Doce años antes había sido un fantasioso y original director de teatro en un pequeño pueblo llamado Makeshiweg, un empleo que le habían usurpado a sus espaldas de forma rastrera y traidora. A él que había tenido muy poca suerte en la vida, que perdió a su mujer de forma prematura y, poco después, a su pequeña Miranda con solo tres años. El teatro y su ambición de llevar al público su propia versión de La tempestad era lo único que le hacía seguir hacia adelante.

Pero despojado y ultrajado de lo que le quedaba decide desaparecer y cobrar una nueva identidad. Ahora es el señor Duke y trabaja en el correccional Fletcher. Al principio su trabajo no será fácil. ¿Cómo infundir interés por Shakespeare en personas que se encuentran en la cárcel?

La semilla de la bruja es una novela que nos habla sobre la venganza, pero ejecutada de forma muy peculiar. Seguramente al pensar en esta palabra nos vienen ciertos actos a la cabeza y no. Lo que vamos a encontrar en esta novela no es nada que podamos imaginar. Me ha parecido un planteamiento muy original partiendo de una historia que ya está escrita. Todo hace referencia a la obra La tempestad, de Shakespeare. Novela que es una constante referencia en la obra y que a la vez simboliza la historia en sí misma a modo de doble juego. Dos vertientes para introducir mágicamente la misma idea dentro de sí misma. La idea predominante de la venganza en ambos casos, un elemento mágico y sobrenatural que sirve de ayuda (no os penséis que la novela va por este camino porque solo es un apoyo), la similitud de los personajes, las circunstancias en las que se ven implicados aunque adaptadas a nuestros días….

Aunque mirando en profundidad yo creo que también es una obra que nos indica que hay que dejar volar el pasado y aquellas cosas o personas a las que aun habiendo perdido seguimos aferrándonos. Y a través de las enseñanzas de Félix a los presos veremos cómo las cosas se pueden mirar desde diferentes perspectivas y transformase en otras distintas a las que habíamos contemplado inicialmente. Es por ello que La semilla de la bruja es una novela que te hace pensar y a la que se puede sacar mucho partido.

Felix es un personaje que provoca una mezcla de muchas emociones en el lector: ternura, simpatía, cierta locura, extravagancia e incluso compasión en el lector a pesar de que él mismo no se siente como tal. Es consciente de que ha sido víctima de las argucias de quienes han querido destruirlo en el afán de arrebatarle lo suyo pero no cae en la autocompasión. Ni siquiera lo hizo cuando perdió a su esposa y posteriormente a su hija. Despojado de lo poco que quedaba en su vida decide desaparecer, aislarse del mundo. Hacer que todos se pregunten qué ha sido de él. Aunque tiene una compañía algo especial. Dicen que la venganza se sirve en plato frío y el protagonista tendrá paciencia para llevarlo a acabo.

Al igual que ocurriría en una obra teatral esta novela se estructura en cinco actos divididos a su vez en capítulos. Es estilo narrativo de Margaret Adwood me ha parecido impecable construyendo una novela, que atrapa, que despierta tu interés, que tiene una trama original y que además cuenta con muchísima ironía. Porque Felix también es un personaje construido de forma un tanto histriónica. Es exagerado, fatalista y teatral. Tal y como la historia requiere dándole ese punto cómico y chispeante que tiene la historia.

Conclusión

La semilla de la bruja es una novela ingeniosa y chispeante que tiene muchísimo simbolismo, que despierta al lector y le atrapa con un personaje e historia muy singulares.