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domingo, 27 de noviembre de 2016

Intentos de sacarle algo a la vida - Hendrik Groen



Título: Intentos de sacarle algo a la vida: El diario de Hendrik Groen de 83 años y cuarto
Autor: Hendrik Groen
Publicación: Roca Editorial, marzo de 2016
Páginas: 350

Una novela conmovedora, una montaña rusa de esperanza y decepciones en la que Hendrik Groen relata sus pequeños experimentos de felicidad en una residencia de la tercera edad.

¿Por qué amarás el diario de Hendrik Groen?

Porque leer cura los achaques.
Porque el humor geriátrico existe.
Porque la lucidez no está reñida con la vejez.
Porque el médico no siempre tiene razón.
Porque en este diario nada es mentira, pero no todo es verdad.
Porque es toda una lección de entereza.
Porque cuando seamos mayores dominaremos el mundo.

Mis impresiones

Este libro llegó a casa por sorpresa y la verdad es que de primeras no me llamó demasiado la atención y quizás fuera porque su portada no me dijo demasiado. Aún así decidí darle una oportunidad y el resultado es mi reseña de hoy. Arriba he puesto que su autor es Hendrik Groen (también el protagonista de esta novela) aunque este nombre no es más que un seudónimo con el que su autor pretende preservar su verdadera identidad. En Holanda, su país de origen, se especula con su identidad y lo cierto es que ha resultado ser todo un fenómeno editorial que se ha convertido en un best-seller.

“Martes 1 de enero de 2013
Este año tampoco me van a gustar los viejos. Ese arrastrar de pies detrás de los andadores, esa inoportuna impaciencia, esas eternas quejas, esas galletitas con el té, esos gemidos y suspiros.

Yo mismo tengo ochenta y tres años y cuarto”

Con el título de este libro ya podemos hacernos una idea bastante aproximada de su contenido. Intentos de sacarle algo a la vida no es más que el diario de su protagonista. Hendrik Groen es un holandés de ochenta y tres años que vive en una residencia de ancianos de Ámsterdam Norte llamada El Ocaso. Siempre se ha considerado una persona juiciosa, educada y servicial que rara vez se atreve a decir lo que piensa. No sabe comportarse de otra manera. Sin embargo ha decidido durante un año, el 2013, dar rienda al verdadero Hendrik y decir por fin de una vez todo lo que piensa sin cortarse ni ser diplomático en su propio diario. Incluso tiene en mente un fragmento que su amigo Evert deberá leer el día de su propio entierro si es que este le sobrevive.

Este libro ha supuesto para mí una lectura agridulce. No se puede negar que es un libro en el que ocurren muchas cosas divertidas. No tanto para hacerme reír a carcajadas (eso es casi una misión imposible) pero si para hacer de esta una historia entretenida y muy amena. Aunque tampoco he podido evitar sentir tristeza ante muchas de las cosas que el protagonista nos va contando a pesar de que el autor intenta no caer en sentimentalismo ni en el drama barato. Yo nunca pude disfrutar de mis abuelos. Es algo que siempre eché de menos y a pesar de todo no he podido dejar de pensar en que ellos hubiesen vivido cosas similares.

En Intentos de sacarle algo a la vida a través del sentido del humor y la ironía nos va desgranando como es la vida de la tercera edad en un geriátrico. A la vez que hace una reflexión sobre la vejez a través de anécdotas y sucesos desenfadados que suceden en la residencia hace una mordaz crítica sobre diversas cuestiones que afectan a las personas que han llegado a esa edad. Y es que a Hendrik no le importa de vez en cuando ponerle las cosas difíciles a la directora del centro realizando ciertas travesuras.

Un claro ejemplo son los contradictorios mensajes que ofrece el gobierno de que la tercera edad se mantenga todo lo activa posible que les permita su situación incitándoles a ejercitar cuerpo y mente mientras que en los centros para la tercera edad pretenden mantenerles tranquilos, relajados y sumisos a través de actividades tan simples como el bingo, o el billar o incluso utilizando la medicación apropiada.

También vamos a escuchar sus quejas sobre los altos precios que tienen los servicios en este tipo de centros en contra de la precariedad de la pensiones. El trato del personal sanitario, desmotivado y apático, los recortes en sus sueldos (a diferencia de los de los políticos que ya en dietas y viajes superan a los anteriores) y herramientas de trabajo también son puntos que nos vamos a encontrar. Pero no solo son los dirigentes los que crean malestar en los ancianos porque el autor también se acuerda de esas familias o la propia sociedad que los dejan aparcados como si fueran ya objetos inservibles de los que desprenderse. Y además intentan lavar sus conciencias con la creencia de que dejarlos debidamente atendidos en su residencia es la mejor opción para ellos sin darse cuenta de la soledad que pueden llegar a sufrir.

Obviamente la muerte es algo que todas estas personas tienen muy presentes. A esa edad se han vuelto muy conscientes de es un paso que está cercano y lo viven a través de la desaparición de familiares, amigos o los propios internos. En algunos momentos Hendrik se plantea la eutanasia como la solución definitiva y abre una brecha en la mente del lector para que el mismo pueda plantearse el tema. El alzhéimer también es una forma de irse del mundo, perder la consciencia de quién es y quien ha sido uno mismo.

Y precisamente lo más emotivo de la novela para mí viene a través de los recuerdos del protagonista que nos dan a conocer un pasado bastante dramático y cargado de dolor. No será hasta que el libro este muy avanzado cuando Hendrik se atreva a contar la historia de su propia familia y la cual no creo conveniente desvelar en esta reseña de cara a futuros lectores. 

Pero no todo es negatividad en este libro porque a través de Hendrik y otros de sus personajes veremos que cualquier edad hay momentos en los que disfrutar, que siempre se pueden vivir nuevas experiencias y que cada instante en la vida es un preciado tesoro que hay que consumir.

Conclusión

Intentos de sacarle algo a la vida es una novela que a golpe de ironía y sentido del humor nos narra la vida en un geriátrico marcando el tono reflexivo y la crítica y mezclándolos con anécdotas más desenfadas y algunas locuras. Una novela de ágil y fácil lectura que como os he dicho me ha generado sensaciones agridulces.