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miércoles, 17 de diciembre de 2014

La lluvia es una canción sin letra - Ángel Gil Cheza



Título: La lluvia es una canción sin letra
Autor: Ángel Gil Cheza
Publicación: Suma de letras, octubre de 2014
Páginas: 540

La lluvia toca sus notas sordas contra la hierba. Y somos pentagramas en blanco que rellenamos con notas sueltas que gotean de un beso, el sudor de un goce o una lágrima muda cuyo grito apagado es ahora una corchea salvaje e indomable como una joven pelirroja que levantaba espadas tan altas como ella y esparcía las tripas de sus enemigos de su pueblo por toda la isla de Irlanda. El amor es una putada, una bendición que trepa desde los pies a los genitales, que se abren como bulbos y se abrazan, llega al corazón, que, desprevenido, se rinde vencido sin parar de luchar, donde acaba anidando, como ave rapaz que es. Esta química tan sencilla fue la que desnudó a un joven nórdico, tan hermoso como una mujer y tan fuerte como una tormenta, de su coraza de combate, que lo mismo le protegía de un hacha enemiga que de una peligrosa caricia. La lluvia continuó con esa magia de pintar los campos verdes otros mil años. Un librero valenciano cree huir de la justicia pero se esconde de sí mismo, y descubre en una isla gris, verde y húmeda que somos de donde se nos quiere y no de dónde venimos. La lluvia toca su canción y cada uno escribimos nuestra letra. A veces, con suerte, la melodía acompaña y nuestra letra es clara, precisa, como una mirada entre amantes que no saben decir mañana.

Mis impresiones

Cuando leí El hombre que arreglaba las bicicletas me llevé una muy grata sorpresa. La novela me pareció muy evocadora y disfruté mucho con su lectura. Es por ello que La lluvia es una canción sin letra llamó mi atención de forma inmediata. Esta novela está inspirada en un acontecimiento que vivió  el autor cuando trabajaba como arqueólogo y encontró los restos de una chica enterrada que había muerto en extrañas circunstancias.  Antes de conseguir que una editorial avalara su trabajo fue autopublicada por el autor.

Esta novela es completamente diferente a la anterior, tanto por su construcción como la temática que desarrolla. Se me hace evidente el hecho de que tiene muchos  ingredientes que harán disfrutar a cualquier tipo de lector con su lectura. Está bien construida, su lectura resulta fluida y amena y el contenido es interesante pero a pesar de ello yo no he conseguido disfrutarla plenamente. En esta ocasión creo que mis circunstancias personales (cansancio, expectativas, lectura anterior) me han pasado factura y en las primeras páginas me costó hacerme con la historia. Aunque tras algunos capítulos conseguí entrar en ella, cierta sensación de no sentirme del todo cómoda me ha acompañado hasta el final de la lectura.

En 2002 Josep, el propietario de una librería familiar en Valencia, tras resultar sospechoso del robo de un ejemplar manuscrito de El Quijote del siglo XVIII decide poner tierra de por medio y repentinamente lo abandona todo para aceptar un empleo en Irlanda en una excavación arqueológica. Aunque es la primera vez que desarrolla un trabajo así pronto se siente entusiasmado con sus nuevas tareas. Pero cuando encuentra enterrado en un yacimiento vikingo el cuerpo de una joven se le abrirá un nuevo mundo y comenzará a producirse un profundo cambio en él.

En el año 1013 en la provincia de Leinster  (Irlanda) nos encontramos con Thorgest un guerrero  vikingo que ha sido herido tras participar en una batalla  en la que su pueblo ha sido traicionado y empujado hacia una emboscada. La contienda ha resultado ser letal para la mayoría de los combatientes del ejército pero gracias a un golpe de suerte Thorgest, uno de los pocos que han logrado sobrevivir,  es encontrado entre los restos por Eimear, una joven irlandesa de cabello rojizo dispuesta a salvar su vida. En estos tiempos convulsos en los que irlandeses y vikingos se disputan un mismo territorio cualquier cosa puede ocurrir.

La novela se desarrolla a través de dos líneas argumentales que transcurren de forma paralela hasta llegar a un punto en común. Con mil años de diferencia su autor nos muestra cómo ha cambiado una misma tierra. Y es que junto a los personajes de la historia Irlanda es otro de sus grandes protagonistas.

Si en la actualidad de la novela, el año 2003, Gil Cheza nos sumerge en el grisáceo ambiente que crean sus calles y los típicos pubs irlandeses cuando retrocedemos en el tiempo nos encontramos una isla dividida entre dos culturas muy diferentes. Irlandeses y vikingos luchaban ferozmente por hacerse con el domino de Irlanda. La guerra, traiciones, muertes, alianzas políticas se funden con un toque romántico como telón de fondo. La amistad y la lealtad también encajan en esta historia.

La lluvia es una canción sin letra cuenta con una excelente ambientación y una buenísima recreación del periodo histórico en que transcurre la historia del pasado. Por la misma transitan muchos personajes reales como Brian Boru que luchó contra el rey de Leinster, Mael Mordha, en la batalla de Clontarf en la que se enfrentaron vikingos e irlandeses. No tenía ninguna información sobre este suceso y me ha resultado interesante conocer muchos de sus detalles. Además nos lleva a conocer como ha contribuido el pueblo vikingo a la historia y costumbres irlandesas. A la vez nos hace vivir el ambiente que se vive en el mundo de la arqueología, cómo funcionan las excavaciones, los intereses que se mueven en torno a ellas y los condicionantes de esa labor.

En cuanto a los personajes de ficción la novela se centra en dos figuras esencialmente. Josep en la actualidad y Thorgest en la trama que se desarrolla en el pasado. El primero es un joven valenciano que ha heredado una librería que no funciona muy bien. El encontrar los restos de la joven supondrá en él un profundo cambio y comenzará a sentirse unido de algún manera a ella y a la cultura vikinga. Como personaje funciona bien pero no tiene nada destacable.

La figura de Thorgest en cambio me ha parecido más interesante además por su relación con Eimear, otro personaje que llama la atención. El primero es un guerrero vikingo, apodado Cabellos de Oro, que representa la fuerza, el coraje y el tesón. Eimear es una joven irlandesa obstinada, luchadora y valiente dispuesta a todo para que su país logre la paz. Entre ellos se establece una relación nada típica que tendrá sus idas y venidas.

La lluvia es una canción sin letra está narrada de forma ágil y fluida a través de una voz en tercera persona alternando las distintas épocas en las que transcurre la historia. Es la parte correspondiente al pasado la que más me ha gustado conocer porque me ha resultado más entretenida e interesante. La estructura en capítulos cortos con buena presencia de diálogos y un buen ritmo hace que la novela resulte muy fácil de leer. Su final deja un buen sabor de boca.

Conclusión

Aunque yo no he escogido la lectura de La lluvia es una canción sin letra en el mejor momento soy capaz de ver que es una novela entretenida, cuya trama fluye de forma ágil a pesar de tener un aspecto histórico muy marcado.