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lunes, 2 de junio de 2014

La niña que hacía hablar a las muñecas - Pep Bras



Título: La niña que hacía hablar a las muñecas
Autor: Pep Bras
Publicación: Alevosía, 2014
Páginas: 296

A comienzos del siglo XX, una fuerte tormenta hace encallar un trasatlántico procedente de Barcelona ante la isla brasileña de Ilhabela, un paraíso casi virgen en el que sus humildes habitantes viven apaciblemente rodeados de una naturaleza exuberante y mitos como el del poderoso jaguar Gápanemé. El joven Joan Bras, que sobrevive casi milagrosamente al naufragio vivirá una apasionada historia de amor con Catarina, la atractiva viuda que ejerce los oficios de doctora en la isla.

Así arranca
La niña que hacía hablar a las muñecas, una novela épica por cuyas páginas veremos desfilar artistas de la ventriloquia y del ilusionismo, románticos que sueñan con dar a conocer la genialidad de Gaudí por el mundo, asesinos que no lo parecen, secretos inconfesables y mujeres que se enamoran del hombre equivocado. Un viaje plagado de emociones que culmina en el fascinante y cosmopolita París de los años 20.

Mis impresiones

La niña que hacía hablar a las muñecas me llamó la atención de forma inmediata cuando la vi entre las novedades tanto por su título como por su atractiva portada que rememora el pasado. Además su sinopsis la sitúa a comienzos del siglo XX en escenarios tan diferentes como Brasil o París.

Esta es la primera obra de Pep Bras, un periodista y guionista del que yo no tenía ninguna referencia a pesar de haber colaborado en programas muy conocidos tanto en radio como televisión. Según él mismo ha contado la idea de esta novela llevaba sobrevolando su cabeza más de cuarenta años, prácticamente desde que era un niño, y no fue hasta que se quedó sin empleo el momento oportuno para armarla, por fin, en papel.

La historia comienza en el año 1909 cuando los habitantes de la isla brasileña de Ihabela, un lugar muy tranquilo y alejado del mundo donde nunca ocurre nada, descubren horrorizados que una de sus pequeñas playas ha amanecido sembrada de cadáveres después de que un transatlántico procedente de Barcelona naufragara frente a su costa.

En el Príncipe de Barcelona, que es el nombre del navío, viajaba Joan Bras un joven que ha salvado su vida de forma milagrosa pero que ha perdido la memoria por completo. Allí conoce a Catarina, una joven viuda que ejerce como doctora en la isla. Casi de forma inmediata se quedan prendidos el uno del otro aunque en principio ninguno se atreve a dar el primer paso.

La niña que hacia hablar a las muñecas ha sido una obra que me sorprendió mucho en sus primeras páginas y me dejó pegada a su historia. Su comienzo me ha parecido vibrante, original, lleno de magia y muy atractivo. Quizás esperaba que tras ese punto inicial la novela fuese in crescendo pero en realidad yo creo que consigue mantenerese en este  nivel durante toda su extensión a pesar de que se produce un cambio drástico en ella.

Y es que la novela tiene dos partes cuya transición es un claro punto de inflexión en el que la historia cambia completamente tanto en la temática como en la localización e incluso en algunos de sus personajes. La primera parte nos habla de la llegada a Guanxuma (Brasil) de Joan y la historia de amor que surge con Catarina. Y no es la típica historia de amor en que los amantes tienen que enfrentarse y superar diversos obstáculos para poder estar juntos, sino que, en mi opinión, se desarrolla de una forma más realista y profunda. Quizás sea esta la parte que más he disfrutado en la novela sin llegar a menospreciar la siguiente.

En la segunda parte de la misma nos trasladamos a un escenario tan diferente del brasileño como es París en donde ya hemos dejado atrás la historia de Joan y Catarina y nos adentramos por completo en el mundo de la farándula en la capital francesa. Los personajes se ven involucrados en el mundo del cine y el espectáculo. De forma especial nos habla de los ventrílocuos en los años veinte en Paris, ofreciéndonos algunas pinceladas sobre el mundo en que se movían estos artistas e incluso una pequeña parte de su historia.

Los recuerdos son figuras de cristal que conservamos en botellas de nitroglicerina: es fácil que estallen en pedazos y nos hieran sino a aprendemos a manejarlos con prudencia”

Un parte importante también de esta novela también son los secretos familiares, el pasado de los personajes que reaparece en momentos cruciales de su vida para ofrecer al lector giros inesperados que le harán disfrutar y le cogerán desprevenido.

Con respecto a los personajes centrales de la novela no son un gran número de ellos los que pululan por la historia pero, como he hecho hasta ahora, no os voy a desvelar sus identidades (aparte de Joan y Catarina) para los que os acerquéis a esta novela disfrutéis con cada encuentro. Porque a la verdadera protagonista de esta historia ni siquiera la he nombrado. Todos ellos resultan figuras sólidas, bien enmarcadas en la historia y que cumplen su objetivo a la perfección.

La novela es narrada en tercera persona con respecto a los personajes por el bisnieto de Joan Bras, el protagonista de la historia. En el epílogo del libro este narrador nos habla de cómo a través de unos cuadernos conoció la historia de su bisabuelo y como se decidió a escribirla. Llegada a este punto comencé a dudar si la historia tenía un origen real y fue Joan Bras mas que un personaje de ficción. No se trata más que de un juego en el que nos hace participar su autor sobre los límites entre ficción y realidad que contiene la historia pero que demuestra que la misma es sólida y está bien construida.

En cuanto a su estructura formal la novela consta de un prólogo, dos partes (como he dicho muy diferencias y divididas a su vez en capítulos) y un epílogo que cierra la novela. Su autor cuenta con un estilo muy particular, cuidando al máximo tanto la sintaxis como el vocabulario a la vez que ha mimado cada detalle presente en la historia. De alguna manera Pep Bras consigue imprimir a la historia cierta atmosfera mágica que en parte tiene que ver con algunos elementos que se aproximan al realismo mágico (sin llegar a ser tales)

La niña que hacía hablar a las muñecas cuenta con una excelente ambientación y contextualización temporal que abarca desde el año 1909 hasta el 1930 y se desarrolla en escenarios tan dispares como una pequeña aldea en Brasil, un lugar paradisiaco donde sus habitantes viven de forma apacible y con una cultura basada en los mitos y las supersticiones, hasta un lugar tan bullicioso y cosmopolita como es Paris. Ambos escenarios están muy bien detallados e integran perfectamente a sus personajes en ellos.

Conclusión

La niña que hacia hablar a las  muñecas es una novela intensa y vibrante que consigue envolver al lector entre sus páginas. En ella podemos encontrar una ambientación muy cuidada en un contexto muy especial, una trama muy trabajada, unos personajes creíbles y una narración impecable.