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martes, 13 de mayo de 2014

Cosummatum est - César Pérez Gellida



Título: Consummatum est
Autor: César Pérez Gellida
Publicación: Suma de letras, marzo de 2014
Páginas: 570

La pequeña localidad islandesa de Grindavik amanece con todos los miembros de una familia bru­talmente asesinados. En uno de los países del mundo con menor tasa de homicidios por habitante, el comi­sario de la Brigada de Homicidios de Reykjavik, Ólafur Olafsson, se enfrenta al caso más escabroso que ha visto justo en el ocaso de su carrera profesional. Pero muy pronto todas las pistas empiezan a apuntar hacia un sofisticado asesino en serie, Augusto Ledesma, que durante varios años ha ido componiendo una siniestra poética de versos regados de sangre a lo largo y ancho de Europa.

Ante tales evidencias, la INTERPOL decide poner al frente del caso al jefe de la Unidad de Búsqueda In­ternacional de Prófugos, Robert. J. Michelson, que se rodeará de un grupo especial integrado por algunos «viejos conocidos» del asesino.

En Consummatum est el lector asistirá al ansiado desenlace de una trilogía —Versos, Canciones y troci­tos de carne— que ha robado el sueño a quienes leye­ron Memento mori y continuaron recorriendo los la­berintos de la mente criminal con Dies irae. El singular y novedoso estilo narrativo de Pérez Gellida promete no dejar a nadie indiferente en este magistral e im­previsible acto final.

Mi experiencia con la novela

Consummatum est es la tercera y última parte de una trilogía de género negro titulada Versos, canciones y trocitos de carne cuya primera entrega es Memento mori seguida de Dies Irae. Las dos novelas anteriores me convencieron absolutamente tanto por la trama como sus personajes y la intriga que contiene el libro por lo que no es de extrañar que le llegara el turno a la parte final y que pone la guinda al pastel. Y en esta ocasión cuenta con un prólogo de Lorenzo Silva.

Ahora mismo las series, trilogías o sagas abundan en el panorama literario de forma que podemos encontrar numerosos autores que parecen subirse al mismo carro. Algunas de ellas parecen extensiones innecesarias y otras van perdiendo calidad a medida que los distintos volúmenes se van publicando. En este caso sucede al contrario, personalmente cada una de las partes me parece que conserva el nivel de calidad con respecto a la anterior mejorando incluso algunos aspectos en su trayectoria. Es por ello que considero que Consummatum est es un final a la altura, que no decepciona en ningún momento al lector y en la que todavía quedan cosas por contar.

En las entregas anteriores ya conocimos a Augusto Ledesma: sociópata narcisista, con una inteligencia superior, unos gustos refinados y unos instintos criminales incontrolables. Es un asesino que durante años ha cometido impunemente diversos y espeluznantes crímenes en distintos puntos del continente Europeo mientras la policía se ha mantenido en jaque incapaz de capturarlo.
Cuando en una pequeña y tranquila localidad de Islandia llamada Grindavik aparecen los seis miembros de un misma familia brutalmente asesinados todo el mundo, incluida la policía, se ve sorprendido. En uno de los países con una tasa de homicidios más baja del mundo todas las pistas comienzan a apuntar a una persona que ha sembrado el horror por todos aquellos lugares por los que ha pasado. Se trata de Augusto Ledesma.

Para capturarla la INTERPOL nombra a Robert J. Michelson como Jefe de la Unidad de Búsqueda Internacional de Prófugos, que formará un equipo especial en el que se encuentran incluidas algunas personas que conocen muy bien al asesino como Ólafur Olafsson, Ramiro Sancho, Erika Lopategui o Gracia Galo.

¿Representará el fin del asesino? ¿Lograrán detener a esta mente privilegiada?

De las novelas anteriores Consummatum est conserva una historia que engancha desde principio a fin, una construcción sólida y unos personajes que convencen. Sin embargo sin perder la identidad ya marcada introduce algunas novedades que se agradecen como nuevas tramas, nuevos escenarios y algunos personajes también nuevos.

Respecto a estos últimos uno de los grandes aciertos de Pérez Gellida es la forma en que los construye. Algunos personajes han ido cambiando en cada una de las partes mientras otros ocupan los mismos lugares y ya representan viejos conocidos para el lector pero lo que se mantiene intacto es la solidez y la complejidad con la que los caracteriza, más afinada si cabe en esta ocasión. Lo pensé cuando leí Memento mori, la primera parte, y sigo pensándolo me parece todo un acierto convertir al asesino en otro protagonista más de la historia al que conocemos a fondo a diferencia de muchas otras novelas cuya aparición se limita a las últimas páginas, cuando ya está todo resuelto. Quizás en esta ocasión he echado en falta a algún personaje concreto que era de mis favoritos a pesar de que el autor sabe ocupar a la perfección cada vacio que van dejando.

Si conocimos al asesino en una ciudad como Valladolid en Memento mori y después viajamos en Dies Irae hacia Trieste (Italia), Belgrado o Nueva York entre otros donde continuaba la historia, en esta ocasión viajaremos a numerosas ciudades de Europa entre las que se encuentran Madrid, Londres u Holanda, incluso Valladolid, la ciudad en que comenzó la historia. Este continuo cambio de escenario aporta mucho dinamismo a la historia.

La novela tiene dos narradores distintos. Una tercera persona omnisciente se ocupa de narrarnos la historia desde fuera focalizando la acción en los distintos personajes mientras que será Augusto Ledesma quien en primera persona nos vaya haciendo partícipes de su trayectoria de forma que cada vez conocemos con mayor profundidad al personaje. Como en las dos ocasiones anteriores el estilo es directo, ágil y efectivo, sin demasiados artificios ni juegos dialecticos sino muy medido y justo. De nuevo el relato está salpicado de expresiones en latín (desde el título que significa “Todo se acabó”), referencias a la literatura y poemas de los que el asesino se sirve para imprimir carácter propio y una firma muy personal a sus crímenes y que están recogidos en un recopilatorio final. La banda sonora de la novela sigue la misma estela que las ocasiones anteriores. Canciones de Vetusta Morla, Depeche Mode, Héroes del silencio, Love of lesbian o Placebo entre otros suenan en cada una de sus páginas (también enumeradas al final de la novela).

De nuevo el autor ha logrado construir una historia con muchísima intriga y que al pesar de no contar con un ritmo frenético tampoco da un respiro al lector, que se ve absorbido por completo entre su páginas. Respecto al final de la trilogía, aunque me ha gustado mucho y he disfrutado con su lectura creo que después de más de mil quinientas páginas era el momento adecuado para cerrarla y César Pérez nos deleita con un buen final, completamente cerrado en el que no queda nada en el aire.

Conclusión

Si os recomendé las novelas anteriores por supuesto no puedo dejar de recomendaros  Consummatum est, la ultima parte que cierra la trilogía Versos, canciones y trocitos de carne. Una historia que irremediablemente engancha, con unos personajes que convencen y una gran dosis de intriga.