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lunes, 31 de marzo de 2014

La tristeza del samurái - Víctor del Árbol



Título: La tristeza del samurái
Autor: Víctor del Árbol
Publicación: Editorial Alrevés, 2011
Páginas: 416
Extremadura 1941 / Barcelona 1981
Dos tramas se desarrollan de forma paralela; una en Extremadura en el año 1941; la otra en Barcelona en 1981. Un crimen cometido durante la posguerra española produce consecuencias en tres generaciones de la familia Alcalá y en aquellos que se han cruzado en sus vidas durante cuarenta años. Complots, secuestros, asesinatos, torturas, violencia machista, son algunos ingredientes de esta fantástica novela. Con un estilo descriptivo pero no por ello lento, el autor narra los acontecimientos ocurridos y poco a poco va entrelazando los personajes de ambas tramas, entrando en la psicología de cada uno de ellos. El resultado es una magnífica novela de intriga e investigación, de sentimientos y rencores, de amor y odio, de ambición y dolor, de hipocresía y sobre todo de culpa, una lacra que se transmite de generación en generación, donde los hijos heredan los delitos de los padres y los nietos los de sus abuelos.

Una novela que atrapa al lector desde el primer momento.

Mi experiencia con la novela

Hace pocos días traje hasta este pequeño espacio la última obra publicada por el barcelonés Víctor del 
Árbol, titulada Respirar por la herida, una novela que como os señalaba en la reseña no me dejó indiferente en ningún sentido. Hoy este autor repite en el blog con La tristeza del samurái, publicada en 2011, cuyo resultado puedo decir que me ha impactado incluso más que la anterior.

En ella encontramos algunos elementos que se repiten (y me gustaron) pero el fondo de la historia no tiene nada que ver con la anterior. De nuevo nos vamos a encontrar con una novela muy dura, de personajes que se mueven en un mundo corrompido, marcado por el odio, la maldad y la venganza, donde la muerte y la vida tan sólo se separan por una fina división que en cualquier momento se puede cruzar.

Antes de comenzar me gustaría hacer una anotación sobre el título. Aunque he comprendido perfectamente el porqué de su título y me gusta el significado también creo que puede llevar a engaño a potenciales lectores. La novela no tiene nada que ver con samuráis y es cierto que a primeras uno puede descartar la lectura pensado que va por otros derroteros.

La tristeza del samurái se plantea mediante dos líneas argumentales que se desarrollan de forma paralela. En la primera de ellas nos encontramos en Mérida en el año 1941. Isabel Mola espera junto a su hijo Andrés en una estación de ferrocarril el tren que le otorgara la libertad que tanto necesita. Por fin podrá huir de un marido déspota y cruel que desempeña un cargo muy importante dentro de la falange española.  Pero un chivatazo del jefe de la estación termina con el viaje de Isabel y con su vida.

Este asesinato tendrá consecuencias durante los miembros de tres generaciones de personas que de alguna manera rodearon a Isabel. En 1981 la exitosa abogada María Bengoechea, está se encuentra ingresada en un hospital a punto de perder la vida por una grave enfermedad que amenaza con destruirla. Aún así se enfrenta a un proceso judicial por varios asesinatos pero no es la justicia a lo que más teme sino a su memoria….

Este es en líneas muy generales el argumento de La tristeza del samurái  porque poco después de comenzar su lectura, nos iremos sumergiendo en una amplia y compleja trama de hechos y personajes que se encuentran interconectados de una u otra manera y cuyas vidas se entrelazan a muchos niveles. En esta ocasión al contaros la trama he preferido quedarme en la superficie para que seáis vosotros los que al ir leyendo descubráis la complejidad de su historia. Todo comienza con el asesinado de Isabel Mola en los años cuarenta, una circunstancia que afectará a la vida de muchos otros personajes y cuyas consecuencias irán arrastrando de diferentes maneras en sus descendientes. La novela comienza presentándonos a dos mujeres, Isabel y María, cuya relación en principio parece inexistente pero entre ellas existe una importante galería de personajes como Guillermo, Fernando, Andrés, Publio, Ramoneda, Lorenzo, César Alcalá o Gabriel que suponen el corazón de la novela.

Podría considerarse, al igual que Respirar por la herida, que nos encontramos ante una novela coral donde cada uno de sus personajes tiene una importancia definitiva en la historia de forma que cada uno de ellos es una pieza imprescindible sin la cual el complicado engranaje que forman no puede funcionar. De nuevo Víctor del Árbol nos sorprende con personajes muy complejos pero construidos de forma sólida. Aunque son muy diferentes entre sí la mayoría tiene una característica común y es el dolor que les produce la vida. No se pueden concebir estos personajes sin sus culpas, sus odios, sus dramas personales, los deseos de venganza, la necesidad de la redención o la imposibilidad de olvidar.

La novela se desarrolla entre el año 1941, con un país iniciando el proceso de la posguerra hasta el 23 de febrero de 1981, día en que se produjo el fallido golpe de estado de Tejero. En estos cuarenta años y como telón de fondo vemos como va cambiando el país y como pasa por diferentes estados.  Aunque este componente histórico no es lo principal en la novela sí que la enriquece de forma considerable y nos ayuda a entender muchos acontecimientos que sufren sus personajes.

Un detalle que me ha gustado de forma especial en La tristeza del samurái es haberme encontrado con uno de los escenarios donde se desarrolla la historia. Extremadura es un tierra completamente olvidada en la literatura (al igual que en otros ámbitos) y no es fácil encontrar un autor que se detiene en estos escenarios que pueden resultar tan interesantes como otros cualquiera.

De nuevo Víctor del Árbol no sorprende con un estilo impecable a la hora de escribir. Con una prosa cuidada al máximo pero sin llegar a ser excesivamente compleja ni empastada. La estructura formal de la novela son veintitrés capítulos (precedidos por un prólogo) cuyo ritmo va in crescendo, de forma que la acción avanza de forma más lenta al principio mientras nos presenta a los personajes, dosificando la información para ir soltándola poco a poco y en los momentos necesarios. sin legar a poseer en ningún momento  un ritmo trepidante es una novela que sorprende continuamente con sus inesperados giros, sus revelaciones y proporcionando al lector ciertas herramientas que arranquen reflexiones en torno a los límites de la naturaleza humana, la posibilidad del perdón o la expiación de los pecados e incluso sobre cuando se terminan de pagar esos pecados cometidos y si deben permanecer en la historia de una familia.

La novela se desarrolla a través de diversos saltos en el tiempo y no será hasta el final de la misma cuando el lector pueda descubrir por completo la magnitud y el alcance de la misma. Realmente un final tan 
apasionante, revelador e impactante como conmovedor.

Conclusión

Existen cientos de razones para que yo os recomiende La tristeza del samurái y vosotros aceptéis su lectura como su sólida cimentación, el acierto en la construcción de los personajes, su final de infarto o la habilidad narrativa de este autor. Pero inevitablemente es una historia con un velo de tristeza que puede dejarnos un sabor amargo en los labios. Muy recomendable.

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