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lunes, 17 de junio de 2013

La buena novela - Laurence Cossé



Título: La buena novela
Autora: Laurence Cossé
Publicación: Editorial Impedimenta, 2012
Páginas: 416


La fundación de una librería parisina «única», llamada «La Buena Novela», desata pasiones, celos y hasta intentos de asesinato. Ivan «Van» Georg, antiguo vendedor de cómics, y la estilosa y seductora Francesca Aldo-Valbelli se juntan para llevar a cabo el sueño de sus vidas: montar una librería que solo venda obras maestras, seleccionadas por un comité secreto de ocho respetables escritores que se esconden bajo seudónimo. Cuando la librería abre, inmediatamente empieza a cosechar un éxito arrollador. ¿Quiénes son esos elitistas y cómo osan decirles a los lectores lo que han de leer? La blogosfera hierve, Internet crepita. Decenas de competidores nacen de la noche a la mañana, clamando por los ideales seudoigualitarios. Ivan y Francesca, estoicamente, intentan aguantar el chaparrón hasta que, de repente, tres de los miembros de su comité secreto son víctimas de accidentes que a punto están de costarles la vida.

Mi experiencia con la novela

La buena novela es un libro con un planteamiento inicial tremendamente seductor. Un libro que nos habla de libros y la intriga de varios intentos de asesinato contra miembros de un comité secreto. Ya sabemos que la editorial Impedimenta nos tiene acostumbrados a títulos muy especiales y en esta ocasión este es un libro que no defrauda. Leyéndolo no es tanta la intriga que presenta como otras cuestiones interesantes que su historia nos plantea sobre el mundo editorial y que nos harán reflexionar.

La historia comienza narrándonos varios intentos de asesinato producidos contra tres personas que a primera vista parecen tener muy poco que ver para introducirnos poco a poco en un selecto comité secreto formado por ocho escritores que escoge los títulos presentes en el fondo editorial de una librería un tanto diferente. Ninguno de sus miembros conoce al resto y se ha puesto el máximo cuidado en mantener sus identidades en el anonimato de forma que incluso utilizan pseudónimos. La buena novela, nombre de la librería, es un espacio concebido para recoger sólo y exclusivamente no buena, sino la mejor literatura. En ella los lectores sólo podrán encontrar obras maestras, pilares fundamentales de la literatura que destacan por su calidad. 

Cuando la librería abre sus puertas, el éxito es colosal. Los lectores se apasionan con la idea pero a la vez surgen muchos detractores que se expresan sin ningún remilgo y vierten duras criticas sobre el concepto a través de la prensa e internet. Hay quien encuentra en la idea cierto esnobismo, otros se encuentran indignados porque sus obras no están disponibles en ella, otros se cuestionan el objetivo, en cierto modo no hay dejado indiferente a nadie. El debate está servido.

Iván, un librero enamorado de su trabajo, y Francesca, una rica aristócrata, son los precursores de esta idea y tendrán que hacer frente no sólo a las criticas y la competencia directa que surge sino que deberán contactar con un investigador para dar fin a la amenaza que se cierne sobre los miembros del comité.

Como os he dicho anteriormente, lo más llamativo de esta novela no es la intriga en sí que presenta el descubrir la identidad de los atacantes a los escritores ya que al ir avanzando la novela esta se diluye centrándose el punto de interés en cómo llegó a fundarse la librería. Se nos va narrando como surgió el concepto, la búsqueda de una ubicación, la forma en que Ivan y Francesca concretaron cada detalle, así como la selección de los miembros del comité secreto que confeccionarían una lista de 600 títulos iniciales cada uno para constituir el fondo editorial, la organización de los ejemplares en el local y el propio lanzamiento de La buena novela. Resulta muy fácil imaginarse a sus protagonistas discutiendo los pormenores, recibiendo cajas enormes con los libros y moviéndose de un lado para otro para colocarlos.


Laurence Cossé nos transmite a través de la novela un intenso amor hacia los libros entre los cuales destacan los clásicos. En ella nos habla mucho y muy bien de buena literatura, pero este es un concepto muy relativo y muy subjetivo situación que también contempla la novela. ¿Quién puede determinar de forma absoluta los mejores libros que se han escrito? ¿Cuáles son los parámetros que indican la calidad de una novela? En mi opinión la autora no deja de transmitirnos sus propias opiniones y hace mucho hincapié en títulos franceses, lógicamente su propia nacionalidad. Nos invita a leer a Stendhal, McCarthy, Faulker, Borges, Proust, Virginia Woolf, Sabatini o Colette entre muchos otros. Y enfrenta la lectura de novedades contra los clásicos sin tener en cuenta prácticamente que ambos grupos son perfectamente compatibles y en ocasiones necesarios. También obvia que la literatura actual pueda tener calidad, que es cierto que ahora se publican libros de fácil lectura y escritura rápida pero también hay autores que trabajan de forma concienzuda.

Pero un tema importante que resalta en la novela y que en mi opinión es la base fundamental de la historia es la reflexión sobre el mundo editorial, críticos y los libreros. Evalúa la publicación de best-seller, la manipulación de los lectores, sea en un sentido o en otro, clásicos o novedades nos vemos bombardeados en muchas ocasiones por feroces campañas de marketing, la lucha entre diferentes entidades por hacerse el mayor hueco en el mercado, la opinión de los críticos que no siempre es desinteresada o el ímpetu de los libreros por vender y llenar sus mesas con los libros más buscados sin atender a la calidad de su contenido.

Entre toda esta literatura en la novela hay un pequeño espacio para el amor a través de dos historias muy diferentes. Un amor imposible y una difícil historia marcada por los  vaivenes, indecisa, insegura muy alejada de los tópicos ideales y de la pasión sin mensura. Una historia que evoluciona a través de pasos pequeños y con el tiempo.

La narración comienza in media res, adelantándonos ciertos acontecimientos para después comenzar a contar la historia desde un principio que coincide con el nacimiento de La buena novela. Será un narrador en tercera persona el que nos haga participe de todos los acontecimientos aunque no lo conocernos hasta la última página y  en muchas ocasiones le otorgue la palabra a los protagonistas de esta historia para narrarle toda la historia al inspector Heffner, el cual llevará a cabo la investigación. La novela tiene cierto aire de fábula por el aura que la rodea, a veces se respira un cierto aire de irrealidad que nos hace sentirnos dentro de un cuento.

Sobre el estilo de la autora creo que resalta su gran habilidad para manejar la pluma. Elabora una prosa de cierta calidad pero accesible a todos los lectores que en muchas ocasiones, sobre todo en los diálogos, se torna muy formal. Se trata de una novela amena que llama la atención por la curiosa historia que cuenta pero que también genera cierta intriga en el lector que necesita saber que pasará en la siguiente página.

Como escenario inigualable están las calles de parís a las que se hace constante referencia.  En el centro de la ciudad se aloja La buena novela enmarcada en un edificio emblemático.

Conclusión

La buena novela me parece una apuesta diferente, interesante a la que merece la pena darle una oportunidad y leerla con el convencimiento de que no se está perdiendo el tiempo. Quizás la novela mejoraría con algo más de suspense, pero sólo pienso en un quizás. 

Una historia que nos hace reflexionar sobre qué es lo que leemos, cómo seleccionamos nuestras lecturas y si en la realidad funcionaría y que libros albergaría una librería de tales característica.

Paradójicamente quizás la novela La buena novela no hubiese sido vendida en la librería La buena novela.