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viernes, 22 de marzo de 2013

Flora Poste y los artistas - Stella Gibbons


La historia transcurre dieciséis años después de que Flora Poste visitara la granja Cold Comfort situada en el pueblo de Howling por primera vez. Si ya en esa ocasión los Starkadder necesitaron su eficacia y dotes de mando a la hora de disponer ciertos asuntos sobre el orden de la familia en esta ocasión Flora volverá a ser requerida por dotes organizativas.

 Flora ya es una mujer felizmente casada que vive en una rectoría de Londres junto a su marido y sus cinco hijos pero cuando recibe una carta reclamando su ayuda no duda en embarcarse en una nueva aventura. En la antigua granja de sus parientes se celebrará un congreso al que asistirán diversos miembros del Grupo Internacional de Intelectuales. Se trata de escritores, pintores, escultores y diversos intelectuales cuya obsesión es asombrar al mundo.

Pero Flora, a quien no se le escapa nada, sabe que algo ha ocurrido en la granja. Y cuando descubre con horror que los Starkadder han perdido la propiedad y esta ha sido rehabilitada como un museo encuentra de nuevo en la obligación de ayudar a sus parientes a que todo vuelva a la normalidad.

Mi experiencia con la novela

Descubrí a la británica Stella Gibbons con La hija de Robert Postepublicada por primera vez en 1932. Se trata de una novela inteligente, irónica y con una claro espíritu crítico a la sociedad del momento. Un libro con el que disfruté ampliamente y me dejó muy buena sensación.  Por ello, no quería perderme la continuación de la novela titulada Flora Poste y los artistas publicada por primera vez en 1949. A pesar de ser una secuela las novelas pueden leerse de forma independiente pues no es una estricta continuación del argumento sino más bien dos episodios con una protagonista común. Pero o yo os recomiendo que lo hagáis en orden para  comprenderla mejor y entender a algunos de los personajes.

Al igual que en su predecesora, la novela ha sido traducido por José C. Vales (autor de El pensionado de Neuwelke) quién no sólo hace un maravilloso trabajo al llevar la obra a nuestro idioma sino que además nos aclara con diversas notas a pie de página muchos detalles que para el lector sería complicado entender sin ninguna referencia. En el prólogo el autor nos ofrece una valiosa información que nos ayuda a comprender mejor el contexto de la novela y algunos pormenores interesantes.

Por nuestra protagonista han pasado 16 años pero no ha perdido un ápice de su encanto. La conocimos como una muchacha de educación exquisita pero también muy perezosa cuya meta principal era no trabajar y vivir del cuento. Tras quedarse huérfana no tiene más remedio que acudir a sus parientes, los Starkadder para encontrar un hogar.

Ahora nuestra Flora es una esposa y madre de cinco hijos. Pero sus obligaciones no le impiden ir a lugar donde la necesitan y cuando es requerida en la granja Cold Comfort de sus primos no duda un instante en acudir.  En esta ocasión la granja ha sido convertida es una especie de museo y ningún Stardkadder queda en ella. La estructura ruinosa que conocimos se ha transformado en un lugar muchos más agradable aunque a nuestra protagonista no le encaja.  Flora inmediatamente se pondrá manos a la obra para que todo vuelva a la normalidad.

Aunque esta novela vuelve a ser inteligente, divertida y mordaz como su predecesora el tono de la autora ha cambiado. Si en la anterior sus criticas, mucho más inocentes, se centraban en la estricta y pretenciosa sociedad inglesa de los años 30 en esta ocasión se percibe claramente un espíritu más pendenciero centrado en los artistas y pensadores del momento. Quizás las escenas no sean tan extravagantes ni jocosas pero siguen sin tener desperdicio. Stella Gibbons vuelve a mostrarnos una cara desenfadada  y optimista a pesar de que la segunda guerra mundial ha hecho mella en el mundo entero y muchos países intentan recuperarse de sus consecuencias.

Inglaterra intenta recomponerse y sobrevivir a los estragos de la contienda gracias a los americanos mientras los artistas, escritores, sabios de la época, empresarios y gente de renombre recurren a la palabra fácil, se dejan llevar por frivolidades e intentan impresionar al más humilde sin tener en cuenta las necesidades del pequeño ciudadano. En su búsqueda constante del reconocimiento y la fama en el fondo se sienten muy superiores al resto de los humanos. Los reproches a su frivolidad y falta de empatía se hacen muy patentes y tienden a ridiculizarlos de alguna manera.


Para ello recupera un personaje que ya en la novela anterior padeció los ataques de la inglesa. Meyerburg, un escritor obsesionado con el sexo y misógino, a quién Flora llama Mybug (mi pesadilla) es el artífice del congreso. Aunque no hay ninguna prueba parece ser que este autor representa a D.H. Lawrence (autor de El amante de lady Chatterley). Otros artistas parodiados bajo seudónimos que muestra Gibbons parecen ser correspondidos con grandes figuras del momento.

Si es verdad que he echado de menos algunas de las locuras de los Starkadder. Las situaciones que provocaban estos personajes me parecieron llenas de humor y tan absurdas que era imposible no reírse con ellas. La vieja tía Adam que sin salir de su cuarto ejercía presión sobre todos los familiares de la granja y estaba obsesionada con algo que vio en el granero, el vaquero Adam que asegura conocer el pensamiento de los animales de la granja, Meriam y su adicción a la parravirgen o Seth a quien todas las mujeres perseguían.

Algunos personajes son recuperados aunque de forma muy breve de la primera parte. Mary Smiling una viuda de rica coleccionista de sujetadores, su mayordomo Sneller que hace lo que le da gana, Reuben Starkadder, que terminó heredando la granja, Adam que sigue guardando su estropajo como oro en paño o Elfine, a quien consiguió encontrarle un buen marido.

En realidad si exceptuamos a Flora y algún otro personaje las historias poco tienen que ver. En la primera parte nos encontramos una familia salvaje y bruta y en esta ocasión se trata de pedantes egoístas y vanidosos.

Lo que si se conserva intacto es el estilo narrativo de Gibbons. Una prosa bien confeccionada, rica en recursos y técnicas literarias en donde hace gala de un lenguaje selecto. La autora vuelve a emplear juegos de palabras y diversas bromas utilizando nombres de personajes y lugares de forma que si no fuera por las notas a pie de página del autor no entenderíamos la mayoría de ellas porque son imposibles de trasladar el español. También incluye citas y referencias de otros autores.

Conclusión

A pesar de que Flora Poste y los artistas es una novela más seria y mordaz que su predecesora sigue siendo un relato amable e inteligente que hará al lector disfrutar de las peripecias de unos personajes un tanto extraños. Muy recomendable para los amantes de la literatura inglesa.


** Gracias a la editorial Impedimenta por facilitarme el ejemplar.