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miércoles, 9 de febrero de 2011

Caín - José Saramago

Dios no juega a los dados…



El libro nos da a conocer a Dios, nuestro señor, narrándonos distintas estampas de la biblia, en concreto del antiguo testamento a través de uno de sus personajes: Caín y ofreciéndonos una visión un tanto particular de las mismas.

Así comenzamos con el mito de Adán y Eva, creados por Dios en el edén, un paraíso en el que solamente tendrían derecho a vivir si nunca comían los frutos del árbol prohibido. Pero como el ser humano es débil desobedecieron sus órdenes y fueron expulsados sin compasión del paraíso y desterrados de forma que tuvieron que buscarse la vida. Pero no son ellos los protagonistas de la historia, si no con quien comienza todo.

Adán y Eva tuvieron tres hijos, Caín, Abel y Set (este último no viene a cuento en la historia). Caín se dedicó a la agricultura y Abel a la ganadería y los dos hermanos fueron inseparables desde que nacieron  hasta que Dios abiertamente se manifestó a favor de Abel aceptando solamente sus ofrendas y declinando las de Caín. Los celos que causa esta situación de favoritismo provocan que Caín mate a Abel con la quijada de un burro.

Caín se enfrenta a dios y le responde que parte él también es culpable de la muerte de Abel, pues fácilmente un dios todopoderoso podría haberlo evitado y así dios decide castigarle con andar perdido y errante por el mundo. Eso sí, con una señal en la frente que evite que puedan hacerle daño.

En sus andanzas Caín asistirá al sacrificio de Abraham, la destrucción de Sodoma y Gomorra, la historia de Aarón y el becerro de oro, la conquista de Jericó y la torre de babel.

La novela
Saramago es sin duda, uno de mis escritores favoritos, y es que considero que es único y diferente, un escritor con estilo propio.
El inconformista Saramago, que escribe, critica, y que no cree en Dios, el Nobel portugués que lo es porque lo merece, un genio imaginativo cuya literatura sin ser en ocasiones fácil de leer desborda originalidad y grandeza, un forma de contar que consigue su objetivo, entretener, fascinar y como la Academia Sueca ha dicho de él, y cito textualmente, una mente capaz de «volver comprensible una realidad huidiza, con parábolas sostenidas por la imaginación, la compasión y la ironía».


Y es que para mí, lo verdaderamente reseñable de Saramago es la '''extensa y desbordante imaginación''' que rebosan sus historias, encontramos historias que nos trasladan a una ceguera colectiva que invade una ciudad (Ensayo sobre la ceguera), que pasaría si España y Portugal se separaran del resto de Europa (La balsa de piedra) o como reaccionaria el mundo si la muerte dejara de realizar su trabajo (Las intermitencias de la muerte). También encontramos personajes que se enfrenta a la existencia de un doble exacto de su persona (El hombre duplicado) o personajes que se obsesionan con la vida de los demás (Todos los nombres)

Desde muy jovencita comencé a leer a Saramago, la primera novela, “Ensayo sobre la ceguera”, una novela que no pasa desapercibida por la mente de lector, y que recientemente se ha traslado al cine, una historia diferente, llena de humanidad, crueldad, uno de los libros más leídos del autor.
Este año el mundo literario ha perdido a este fantástico autor, ya que murió en Junio dejando una vasta prosa como legado de su existencia, y es que Saramago conservó su talento hasta poco antes de su muerte. Su último libro Caín vio la luz en 2009, la última prueba de su cordura.

Los designios de dios…

Pues sí señores, al principio dios creo a Adán y Eva, con minúscula en la historia, y por este hecho se sintió en el derecho de probar su fidelidad porque si no dios no pondría un árbol y prohibiría que se acercaran a él; no sería mucho más fácil haberlo plantado en otro sitio, vallarlo o hacerlo incluso tan alto que no pudieran tener fácil acceso a él. Pues no, dios prefiere probar a sus hijos, porque en última instancia ¿porque los creó tan débiles que sucumben a lo prohibido? ¿Por qué no se esmeró más? Entonces dios es inseguro.

Y porque sólo acepta las ofrendas de Abel, que ha hecho Caín si no trabajar y cultivar la tierra con sus propias manos, que le hace no ser merecedor de su gracia y aquiescencia. Entonces dios es caprichoso.

Dios insta a Abraham a matar a su hijo, que clase de dios ordena a un padre matar a su hijo, acaso dios también sería capaz de matar al suyo propio (la respuesta es obvia). Pero qué clase de padre es Abraham si por una orden es capaz de sacrificar lo más sagrado que se tiene que es un hijo. Un dios capaz de todo, hasta de lo peor. Entonces dios no es de fiar.

La ciudad de Sodoma y Gomorra ha caído en la lujuria, allí hombres se acuestan con hombres y por ello dios decide arrasar la ciudad, pero que clase de dios decide no hacer distinciones y mata a inocentes y culpables, incluyendo a cándidos niños que no tienen culpa de nada; y todo ello a pesar de las constantes negociaciones de Abraham para salvar a quien pudiese. Entonces el señor es cruel.

Un dios que no puede soportar la idea de una torre (la de babel) que puede llegar al cielo y ponerse a su mismo nivel, o tampoco puede soportar la idea de que el hombre venere a un becerro de oro. Como cualquier objeto puede hacer que el todopoderoso se sienta amenazado. Entonces el señor está lleno de celos y envidia.

Y así podríamos seguir con cada uno de los pasajes de la biblia, demostrándonos la naturaleza de dios.


La visión de dios por un ateo

Me parece que esta novela haría templar los cimientos del católico más convencido quien condenaría a Saramago a arder en el infierno por hereje.

Si ya cuesta aceptar que en la biblia existen parábolas que simplemente intenten dar respuestas o satisfacer las necesidades del hombre para aplacar su curiosidad, intentar que reconozcan que dios no es tan bueno como lo pintan no es tarea fácil­.

Las historias son las mismas que nos narran en distintos parajes de la biblia pero contadas de otra manera y desde otra visión de forma que resultan irreverentes por aquello que se nos da a entender sutilmente o que Saramago cuenta abiertamente.

Aquí la cuestión no es si ciertas cosas sucedieron en realidad o si se duda de la existencia de Dios, la cuestión es cómo este Dios actúa y cuáles son sus motivaciones. Es un dios muy distinto al que desde siempre la iglesia nos ha dado a conocer, un dios caritativo y comprensivo que es capaz de todo por sus hijos.

Aunque Saramago en este libro refleja un poco los pensamientos o dudas que a muchos de nosotros nos han pasado por la cabeza, lo hace de forma muy cruda. Así que el nuestro no puede ser un buen dios porque permite que se ciernan sobre sus hijos, los mismos a los que ha creado, grandes desgracias, porque envía sufrimientos, enfermedades o guerras, porque es injusto a la hora de dar y quitar. La mayoría de nosotros nos preguntamos el porqué. Y la mayoría de veces se nos ha intentado dar una somera explicación con una frase que no dice nada: “Los designios de dios son inescrutables”, que creo que algo que solo consuela a quien verdaderamente tiene fe.

El dios que nos presenta Saramago, y él insiste varias veces en que no es un relato histórico y ya con eso advertidos quedamos, es un dios que insta a Abraham a sacrificar a su  hijo, que hace que Job pierda todo para probar su fe o que arrasa ciudades enteras derramando sangre de niños inocentes, ¿que clase de dios es este? El señor debe ser sordo porque no atiende ni escucha las suplicas de pobres, infelices y desgraciados.

Un dios que pone a prueba constantemente a sus hijos, un dios rencoroso, cruel, que sufre de celos y envidias, en definitiva, un dios que no es de fiar, que enloquece a las personas.
                                          

Considero que es un libro que invita a una reflexión profunda sobre el tema de la religión, sobre las motivaciones de dios.  Un dios muy distinto al que hemos considerado toda la vida.

Si desde que hemos tenido uso de razón se nos ha inculcado que dios es bueno, que es paz y amor, ahora esta novela nos hace cuestionarnos si esto es cierto, porque dios permite que nos pasen cosas malas, porque necesita ponernos a prueba constantemente. El libro te da las herramientas necesarias para que tu llegues a tus propias conclusiones, Saramago siembra la duda y cada uno recoge lo oportuno.

Nos encontramos ante un Caín a quien dios decide humillar pero que no se achanta ante su presencia, le hace frente y le responsabiliza también del asesinato. Y esto me parece muy significativo porque dios también hace a dios participe de nuestras decisiones, sean buenas o malas.

Saramago se pregunta si dios obra así por estar loco o por maldad y esta es una buena pregunta, aunque quizá demasiado tajante.


En definitiva…

Me parece una obra brillante, propia de un genio como pocos pueden igualar al portugués. Llena de ironía, narrada con histrionismo, donde se hace uso de un humor mordaz,  atrevido e irreverente.  La novela es fiel a su estilo, utilizando una prosa densa, donde escasean los puntos, donde los diálogos no llevan guiones pero que en definitiva es buena literatura.

Una obra para disfrutar desde el principio hasta el final aportándonos una duda razonable, haciéndonos cuestionarnos las cosas a la vez que disfrutamos con una buena lectura de calidad, una obra que hay que comenzar a leer con la mente abierta y relajada, dispuestos a ser tolerantes y aceptar otras ideas.

Algunas frases que me han llamado la atención 
“Puede ser que mi verdad para ti sea mentira, Puede ser , si, la duda es el privilegio de quien ha vivido mucho” (Página 51)

“Se ve que no conoces a las mujeres, son capaces de todo, de lo mejor y de lo peor, si les da por ahí, son muy señoras de despreciar una corona a cambio de ir al río a lavarle la túnica al amante o de arrasarlo todo y a todos para sentarse en un trono” (Página 57)

“Y que señor es este que quiere que un padre mate a su hijo” (Página 91)”

“Y si el señor tuviera un hijo, también lo mandaría a matar” (Página 91)

“Entonces el señor es capaz de todo, de lo bueno, lo malo y lo peor (Página 91)”

“La historia de los hombres es la historia de sus  desencuentros con dios, ni el nos entiende a nosotros, ni nosotros lo entenderemos a él” (Página 98)

“Estamos todos en manos de dios, o del destino, que es su otro nombre” (Página 143)