Antes de nada, aviso a navegantes: el contenido de este libro puede herir la sensibilidad del lector.
No tenía referencias y creo que no había escuchado antes hablar de su autor, un periodista que ha escrito varios libros además de publicar sus textos en diversos medios. Y me lo pensé mucho, pero mucho. Creo que la razón la vais a entender en seguida. Y es que es un libro que trata sobre la muerte pero no es una novela protagonizada por personajes inventados que al final te puede llegar más o menos sino el diario de una despedida y una vivencia real. Que a mi siempre, me impresiona más.
En él se narran los últimos meses de vida de la esposa del autor, Katte, que ha entrado en la fase terminal de su enfermedad. Un cáncer de pulmón que parece ya imparable. No es el primero al que la pareja se enfrenta ya que Jesús consiguió curarse de un linfoma que le ha dejado prácticamente sin fuerzas para enfrentarse a ello.
Aunque esté estructurado a modo de diario, el hecho de que sean periodos muy largos de tiempo los que se puntualizan, hace que sea prácticamente una novela o al menos esa es la sensación que yo he tenido al leerla.
En La piel ausente nos vamos a encontrar a una mujer que no quiere morir, una mujer coqueta para quien siempre fue importante tener buena presencia pero que ve como cada día su cuerpo está mas deteriorado y funciona peor. Una mujer que a pesar de todo tiene la esperanza de "morir de otra cosa" porque eso significaría que le resta más tiempo de vida del que lo médicos esperan.
También es una novela que nos habla de hombre que no quiere pero que sabe que tiene que despedirse de su compañera y de su amor, de los viajes, las cenas, de disfrutar, de la compañía y el afecto que se profesaban. Y mientras contempla el sufrimiento de ella, la agonía se producen una serie de pensamientos, reflexiones o reacciones con los que muchas personas se pueden ver identificadas.
Un libro que habla sobre el amor pero también sobre el dolor y la miseria y lo mundano. Un libro que narra con mucha crudeza y minuciosidad todo el proceso de esos últimos meses y momentos. Ese sufrimiento diario del enfermo pero también de la familia que no sabe incluso si sentirse culpable por desear que el desenlace se produzca lo antes posible. ¿Puede el hecho de matar a un persona llegar a ser un acto de amor? Ante todo esto es imposible que no se despierte un aluvión de sentimientos en el lector que acompañan la narrador, a veces que en principio pudieran parecer incompatibles entre sí.
Dicho de esta forma uno puede pensar que es un libro lacrimógeno pero para quienes hemos vivido de cerca esta situación sabemos que lo afronta con asepsia, de forma cruda y abierta pero sin caer en el dramatismo fácil. Obviamente es la narración de un proceso agónico de una persona y ese tema es muy delicado.
Os decía antes que es una especie de diario novelado y por ello es el autor el que lo narra desde su propia voz y perspectiva. Muchas veces cuenta cosas sin estar muy seguro de estar o no equivocándose. Y por supuesto, las reflexiones a las que da lugar son muy enjundiosas. Incluso recurre a frases o posturas defendidas por filósofos, escritores, personas con diferentes creencias, etc...
En definitiva, creo que por temática y contenido quizás no sea un libro para leer en cualquier momento o para recomendar abiertamente a cierto tipo de personas. Sin embargo solo puedo decir que a mí personalmente aunque me ha resultado duro, realista también ha sido una lectura hipnotizante que me ha hecho vivir una montaña rusa de sentimientos. Es bueno abrir la mente a este tipo de experiencias y enfrentarnos a uno de los principales miedos que tiene el ser humano.