Hoy os voy a hablar del último thriller del exitoso Joël Dicker, que con tan solo tres trabajos publicados anteriormente se ha convertido en un escritor capaz de situar todas sus obras en los primeros puestos de venta.
No tengo ninguna duda de que El enigma de la habitación 622 va a cosechar muchísimo éxito, que de nuevo será un best-seller y que cientos (o miles) de lectores calificaran esta novela con cinco estrellas.
Y es que es innegable. Dicker tiene una capacidad increíble de absorber y arrastrar al lector al interior de sus novelas y no dejarlo escapar hasta el final. La fórmula es la de siempre. Una trama con intriga, un argumento que gira, gira y gira y una gran facilidad para conectar a nivel narrativo en el lector.
En esta ocasión nos vamos a encontrar una novela dentro de otra. Y una de ellas es protagonizada por el propio Dicker. Cuando hace un par de años se encontraba realizando un descanso y una cura espiritual en un lujoso hotel de los Alpes suizos: El Palace de Verbier. Allí conocerá a la joven que ocupa la habitación contigua, la 621 bis, y juntos intentarán averiguar porque no hay una 622 en él.
Esta parte de la novela para mí ha sido un poco como una especie de aderezo. El autor nos muestra un poco su lado más humano a la vez que le hace un homenaje a su editor que falleció en 2008 y al que le dedica la novela. Nos contará sus primeros pasos en el mundo de la literatura y como Bernard de Fallois impulsó su carrera con una fe ciega en él. Aunque me ha gustado conocer esa parte más personal del autor en realidad para mí esta trama argumental que tiene una pizca de romance entre otras cosas me ha resultado más anecdótica que otra cosa.
La segunda trama argumental nos traslada unos años atrás en el tiempo. Y más concretamente una semana antes de que se encontrará un cadáver en la habitación 622 del Palace de Verbier. Esta trama tiene unos personajes completamente diferentes y funciona por sí misma mientras que la otra se subyace a esta.
Partimos de una muerte misteriosa que en su momento la policía no llegó a resolver y cuya intriga nos ocupará toda la novela. Sin querer desvelar mucho os contaré que Dicker nos introduce en el ámbito de un gran banco en el que encontraremos un cóctel que tiene un poco de todo. Ambición, luchas de poder, secretos, amor y desamor, envidia, venganza, etc...
Todos sus personajes están envueltos en una red de secretos. ¿Víctimas o verdugos? ¿Culpables o inocentes? Solo el tiempo pondrá a cada cual en su sitio.
Y a partir de aquí nos encontramos una de esas novelas típicas de Dicker en las que se construye y "desconstruye" el argumento una y mil veces. Sobre todo al pasar el ecuador de la novela nos iremos encontrando multitud de giros argumentales que cambian totalmente la historia. No solo es imposible predecir cualquiera de esos requiebros sino que también lo es aventurarse y colocar en un lugar u otro a sus personajes.
Hay mucha gente que disfruta muchísimo con este tipo de novelas pero os confieso que a mi me ha dejado con una sensación parecida a su primera novela -La verdad sobre el caso Harry Queber- que repite demasiadas veces lo mismo, que al final da tantas vueltas que de alguna manera dejé de disfrutar el desenlace porque me cansaron tantos giros y vueltas. Tantas veces desandar el camino hecho para reexplicar todo de nuevo no me ha parecido que esté justificado. Innegablemente la novela es compleja pero también una locura.
En definitiva, creo que Joël Dicker tiene una gran capacidad de conectar con el lector y crear tramas que son como una montaña rusa pero también a costa de alargar innecesariamente un argumento que no necesita tanto rizo. ¿La he disfrutato? Si pero llegó un punto en que estaba deseando que acabara