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lunes, 23 de marzo de 2020

Un destino propio - María Montesinos

Ediciones B ha recuperado recientemente la novela de María Montesinos que ella misma publicó de forma independiente bajo el título de El indiano. Ahora lleva otro título, Un destino propio, que hace referencia a una frase de Emilia Pardo Bazán pronunciada en un discurso en 1892 y, que como veréis, tiene mucho que ver con la esencia de la novela.

La novela arranca en Madrid en el año 1883. Micaela Moreau tiene veintiocho años y es lo que se considera una solterona. Gracias a su padre, un francés al que se le daban bien los negocios, su familia siempre vivió con holgura. Sin embargo, la enfermedad que este sufrió durante los últimos meses de su vida consumió practicante todos sus recursos económicos dejando a su madre y a Micaela en un posición muy difícil. 

Gracias a su padre, que la ofreció una ecuación liberal y feminista, Micaela sueña con ser libre e independiente. Estudia para ello aunque su madre y su tía ven como única salida que encuentre un buen partido y se case con él. Algo que no la agrada y a lo que no piensa ceder, ocurra lo que ocurra. Si se casa, lo hará por amor.

Durante el verano Micaela se traslada a Comillas a la casa de su tía Elvira. Es uno de los lugares que se han puesto de moda y por donde pasa lo mejor de la sociedad. Allí es donde se cruza con un hombre llamado Héctor Balboa, un indiano que ha regresado de Cuba dispuesto a introducirse en los negocios - y la alta sociedad- de la zona y seguir amasando fortuna. Sin embargo esto es solo una apariencia porque su regreso obedece a razones mucho mas poderosas que el dinero. 

María Montesinos ha escrito una novela que plasma a la perfección una forma de entender y vivir la vida en una época y lugar concretos por lo que podemos considerar que se trata de una novela de ficción histórica. Y para ello se centra en el papel que desempeñaba la mujer en la sociedad. De ella solo se esperaba que tuviera hijos, que se ocupara de la casa, que supiera coser, tocar el piano y pocas cosas más. Además de ser la alianza perfecta en cuestiones económicas. Si. El matrimonio no era por amor sino por interés. Y aunque la sociedad presionaba había mujeres que querían cambiar la historia, ser dueñas de su destino y lucharon por ello. 

En esa trampa caerán los personajes. Micaela y Héctor, que se enfrentan a unas normas no escritas pero que hay que cumplir. Ella es despierta, curiosa e inteligente. Educada en la creencia de que una mujer puede hacer muchas más cosas de las que se le permiten. Una mujer de ciencias que aspira a mucho aunque consciente de la realidad está dispuesta a ser institutriz con tal de no casarse. De hecho buscará un trabajo sin que su familia se entere. 

Héctor es el indiano, un hombre con  un asunto pendiente que tiene que resolver. Algo muy importante para él y que tiene que ver con su pasado. Se marchó de allí siendo solo un niño y a su regreso encuentra una sociedad bastante cerrada y exclusiva que desconfía y que no le aceptara fácilmente por mucho dinero que tenga. 

Obviamente estos dos personajes se entrecruzan en la novela pero no os voy a decir qué ocurrirá con ellos. 

Un destino propio no es solo el reflejo de una sociedad en diferentes localizaciones de España como Santander, Madrid o Bilbao. Es la imagen de sus gentes, de sus fiestas, de la moda, de sus costumbres, de sus pensamientos, sus lugares o edificios, de hombres y mujeres que hicieron historia y los acontecimientos que vivieron... Es a la vez, una historia de amor, de venganza, de superación, de elecciones, de desigualdad social... Una novela muy disfrutable gracias a sus personajes maravillosamente dibujados y a las diferentes subtramas que generan sus diversos personajes. Yo solo os he mencionado dos pero hay bastante más.  

No se puede negar que la novela tiene una ambientación y contextualización exquisita. La autora la recrea a la perfección creando imágenes muy nítidas en la mente del lector. Por una parte es algo muy bueno porque te vas imaginando todo a la perfección e incluso hay momentos que parece que lo vives. Sin embargo todo este nivel de detallismo en algunos momentos creo que también juega en contra del ritmo al que transcurre la historia siendo lastrado en ciertos momentos por párrafos que se alargan demasiado. O con algún apunte histórico que no era del todo necesario. 

En general no es una novela con mucho ritmo aunque la mayor parte del tiempo no me ha importado. La autora tiene una bonita forma de narrar, que es muy confortable. 

Por todo lo dicho creo que merece la pena su lectura. Un destino propio me ha resultado una lectura que me ha atrapada y que he leído encantada. Sus personajes y vivencias personales me han cautivado a pesar de esas pérdidas de ritmo que he sentido en ciertos momentos.