Las cuatro patas del amor es una compilación de relatos, más bien breves. De hecho es raro encontrarse con aquellos que superan las cuatro páginas.
Hoy la reseña va a ser breve, tan breve como este libro que no supera las ciento cincuenta páginas. Breve porque es difícil hablar de una lectura cuando ha habido poca conexión entre lo que el autor pretende expresar y el lector llega a interpretar. Es más o menos lo que me ha ocurrido con este libro. Y parece mentira, que con los años cada vez me da más pudor hablar mal de un libro. Creo que no soy nadie para echar por tierra el trabajo de los demás. Así que hablaré de mis sensaciones, personales y subjetivas. Esas que solo yo tengo. Porque habrá otros lectores a los que este libro les provoque otras.
Y es que la mayoría de los doce relatos que se esconden tras el sugerente título no he llegado a captar lo que la autora quería contar o no he sabido interpretarlo. No es que sean aburridos sino que no les encontraba un sentido aparente.
Quizás no sea el momento mas adecuado para leer un libro con dobles sentidos y tan juguetón con las palabras. Sin embargo algunos de estos relatos me han resultado demasiado incompletos y deslavazados. Como si fueran fragmentos de otras obras cogidas al azar. Tanto que no han conseguido atraparme y solo algunos despertar mi curiosidad como para seguir leyendo. Confieso que con algunos me he sentido tan confusa que opté por dejarlos a medias.
Como su título viene a dar a entender la temática general de la obra es el amor y la sensualidad. No hay que ser un lumbreras para saber a que se refiere el título. Habla de familias que encuentran recocijos particulares, de soledad, de amor y desamor, de triunfos y fracasos, violencia, malestar... de lo que viene a ser la existencia humana en estos temas con sus situaciones a veces tan extravagantes que de lo increíbles resultan natuales.
Y el caso es que a pesar de esa desconexión o esa falta de entendimiento entre la autora y yo creo que es una obra juguetona. Que experimenta con la palabra aunque la estructura de los relatos, en los que apenas hay tiempo para desarrollar, junto al lenguaje diferente hacen que incluso para mí -que tan acostumbrada estoy a esas palabras latinas- sea en algunos momentos complicado seguir ese juego.
Un juego que protagonizan personajes muy diferentes y a través de los cuales se nos exponen diferentes temas y muy diversas emociones. No todo ha sido malo. Aprecio los esfuerzos de la autora por esos detalles suculentos, por esas descripciones tan inspiradoras, por esa forma de narrar tan peculiar y esas ideas que en más de una ocasión me ha soprendido.
Por todo ello, se me hace difícil recomendar este libro aunque no quiero desanimar tampoco a nadie a su lectura. No he conectado con los textos y quizás no era el momento o sí. ¿Quien sabe?