Esta es la tercera novela que leo de Ángela Becerra. Si
bien El penúltimo sueño me gustó
mucho, Ella, que todo lo tuvo no
llego a convencerme. Algún día, hoy
me atrajo mucho por su sinopsis pero por esos resultados opuestos en las
previas lecturas de obras de autora hizo que la cogiera con cierta reserva y
procurando no marcarme expectativas concretas. Y más con un libro con semejante
grosor –supera las 800 páginas-. Hay que señalar que ha sido Premio de Novela Fernando Lara este
mismo año.
Todo comienza durante una noche de tormenta en el medio
del bosque cuando nace la niña Betsabé entre el barro y la sangre. A punto de
morir la pequeña demuestra una fuerza increíble y consigue sobrevivir. Madre e
hija no tienen a nadie a quien acudir y son rescatadas por un sacerdote. Esa
misma noche, pero en el seno de una familia rica, en una mullida cama y con
todas las atenciones del mundo nace Capitolina, que a pesar de los esfuerzos de
la partera el alumbramiento se desarrolla de forma tan traumática que su madre
termina por rechazarla.
Será la madre de Betsabé, Celsa Julia, quien amamanté a
las dos niñas creándose un vínculo especial e irrompible entre ellas. Sus vidas
no tienen nada que ver pero el tiempo les demostrará que a veces una buena cuna
no asegura nada y que es el camino recorrido el que va decidiendo el destino.
Es muy difícil hacer un resumen que cuente una idea muy
general de la novela. Si comienza con la creación de un vínculo entre dos
hermanas de leche, viviremos a través de ellas y otros personajes muchísimas otras
tramas que transcurren de forma alternativa o paralela. Historias de amor, de
pasión, de odio, de lealtades, de la lucha por las creencias, de separación, de
locura, de obsesiones, de generosidad y de otras muchísimas cosas que giran en
torno al ser humano.
Es una novela compleja por todo lo que tiene ensamblado
en su arquitectura. La forma de contarla, la cantidad de acontecimientos,
sucesos y personajes que se aúnan en ella y todo con un sentido y una
coherencia tanto argumental como rítmica. No en vano parece ser que le ha
costado unos cinco años de trabajo a la autora.
No es una novela que te atrape por la tensión o misterio,
de hecho, no es algo que haga mucho acto de presencia, sino por la maravillosa
y tan especial forma en que Ángela Becerra la narra. Ángela Becerra, aunque
vive en España, es colombiana y tiene esa magia a la hora de relatar de los
autores sudamericanos. Las expresiones, la forma en que mezclan la acción con
las emociones e incluso ese toque de realismo mágico que a mí tanto me gusta.
He disfrutado muchísimo leyéndola y más sabiendo que una parte de ella se
inspiraba en la realidad.
El germen de esta novela, según he leído en una entrevista
realizada a la autora, acontece una noche en la que la autora no podía dormir y
encendió la tele justo en el momento en que terminaba un documental que giraba en
torno a la vida de Betsabé Espinal. Ella apuntó el nombre y más tarde comenzó a
investigar de forma obsesiva sobre esta mujer que vivió en realidad y el gran
acto que la misma realizó en 1920 en Colombia. No os quiero contar mucho de lo
que ocurrió, pero sería una de las pioneras en dirigir las huelgas pro derechos
femeninos.
Así da lugar a un personaje casi mágico. Desde su
catastrófico nacimiento –en que pensaron que estaba muerta e incluso le dan la extremaunción-
Betsabé es una niña especial. Una niña que no llora, que observa el mundo con
curiosidad y que pasa por él sin dar cuenta de su presencia hasta que es
absolutamente necesario. Capitolina es inicialmente un personaje completamente
distinto aunque veremos que tienen cosas en común. Si una es pobre, la otra es
rica; si una es hija única, la otra es la octava hermana; si una calla, la otra
grita hasta desesperar a todos los que estaban a su alrededor. Son dos
personajes que me han gustado y han conseguido ponerme de su lado.
Lógicamente hay muchos personajes que dan lugar a que la
novela sea mucho más amplia, a complementar o completar las tramas principales y
como no paran de suceder cosas hacen que la novela sea un viaje largo, pero
entretenido.
Y me parece que Algún
día, hoy es muy recomendable para aquellos que disfruten con las sagas o
tramas familiares, que les apetezca disfrutar de una lectura apacible, épica y
muy bien narrada con un punto de realismo mágico combinado a la perfección con
una parte histórica.