Título: Las huellas de la vida
Autora: Tracy Chevalier
Publicación: Duomo, 2019
Páginas: 387
Tracy Chavalier es una autora que me gusta muchísimo
aunque reconozco que puede que no sea una recomendación adecuada para cualquier
tipo de lector. Las tramas de sus novelas no son atribuladas, no hay mucha
tensión ni grandes misterios que descubrir y, sin embargo, me parece todo un
lujo tener a esta autora entre las manos.
Nos encontramos a principios del siglo XIX en Lyme Regis,
un pequeño pueblo de la costa inglesa. Allí vive una muchacha llamada Mary
Anning, la hija de un humilde carpintero que pasa mucho tiempo en la playa
buscando fósiles. Para ella es una afición pero también una forma de sacar uno
poco de dinero extra para contribuir a la escasa economía de su familia.
Al mismo lugar de la costa de Dorset llega Elizabeth
Philbot, una mujer muy diferente. Es culta y de buena familia pero la muerte de
sus padres ha hecho que dos de sus hermanas y ella misma queden bajo la
custodia de su hermano. No son bonitas y no tienen un gran patrimonio (resultaría
muy difícil casarlas) por lo que su hermano decide enviarlas desde Londres a un
lugar barato donde no cueste mucho mantenerlas. Lyme es el lugar que eligen y
donde conoce a Mary Anning. La muchacha le enseñará el placer de buscar fósiles
en la playa.
Sin embargo, un día como otro cualquiera sucede algo
excepcional. Un hallazgo que cambiará el rumbo de la ciencia…
Tracy Chevalier construye en esta novela una trama
sencilla pero que se lee de forma gustosa y cuya base se ha inspirado en la
realidad. Claro que tomándose sus propias licencias literarias e imaginando
como pudo suceder. Y es que Mary Anning y Elisabeth Philbot viviern en realidad
y es más la primera descubrió dos especies que aún nadie sabía que habían
existido y extinguido. No son los únicos personajes reales que aparecen alrededor
de ellas incluso la propia Jane Austen es mencionada.
A la misma vez es curioso ver o conocer como desarrollaban
esta labor de búsqueda y limpieza de los fósiles con pocos recursos y los
conocimientos que tenían siendo además mujeres en esa época. Creo que no hace falta
tener un interés particular en el tema para disfrutar de este aspecto. En todo
caso en ningún momento es tan obvio en la historia como para que resulte pesado
si no te interesa minímamente.
Tengo que decir que a mí es un libro que me ha gustado
mucho leer, me ha dado paz y me ha proporcionado una lectura de la que
disfrutar cada palabra sin esperar sorpresas o sobresaltos. El estilo pulcro,
cuidado y elegante de contar de Tracy Chevalier ha hecho que disfrutara
muchísimo con una historia que si bien no tiene muchos ganchos evidentes me ha
transportado al momento que viven sus personajes por completo.
Si en su novela anterior, La voz de los árboles, os decía que olía a madera, a bosques y manzanas,
en esta ocasión, esta novela huele al salitre del mar y suena al rumor de sus
olas. Y esto es gracias a la maravillosa ambientación que he encontrado en
ella, sus exquisitas descripciones y cómo refleja la sociedad. Una sociedad en
la que la mujer por sí misma no significaba nada y no tenía algún poder de decisión.
Y aun así muchas consiguieron grandes cosas o realizaron importantes
descubrimientos que cambiaron la historia y que aún a día de hoy no se reconoce
de forma suficientemente su trabajo.
Mary Anning y Elizabeth Philpot son dos personajes muy
bien dibujados y que entablan una bonita amistad a pesar de las diferencias
sociales, de edad y de pensamiento que las separan. Será su interés por los
fósiles lo único que en principio las una en una amistad que tendrá momentos
más álgidos y otros algo más débiles. Elizabeth ha tenido que dejar su
acomodada vida en Londres. Su hermano se ha quedado con el patrimonio familiar
y se ha “deshecho” de sus tres hermanas solteras. Pocas posibilidades tienen de
formar ya su propia familia y no porque no quieran sino porque la sociedad se
lo ha impuesto.
Mary es una niña que pertenece a una familia pobre y que
como Elisabeth tampoco llegará a casarse. Su hermano decide aprender un oficio
mientras ella tiene que quedarse a cuidar a su madre y ganar algo de dinero con
los turistas y los fósiles. Algo que le llevará a estará mal vista e incluso en
cierto modo separada de la sociedad.
En conclusión, Las huellas de la vida es una novela que
nos habla de la amistad y de cómo dos mujeres desarrollaron una pasión por los
fósiles. Una lectura elegante, detallista y maravillosamente narrada que me ha
parecido deliciosa.