Título: El
jugador de ajedrez
Autor: Julio
Castedo
Publicación:
Booket, marzo de 2017
Páginas:
España, 1934. Diego
Padilla, campeón de ajedrez, conoce a la periodista francesa Marianne Latour.
La guerra civil está a punto de estallar, y en ese contexto de agitación el
amor encuentra a los dos jóvenes. Juntos tendrán una hija y vivirán en Madrid
hasta que la violencia y la miseria los empujen al exilio a una Francia
ocupada. Allí, la partida tomará otro rumbo: Diego se enfrentará a la
acusación de espionaje por parte de los nazis y a un brutal
encarcelamiento.
El jugador de ajedrez cuenta en primera persona la historia de Diego Padilla, traicionado, arrancado de su familia, cuya supervivencia en la reclusión se aferra a la esperanza, a la fuerza del amor y a la afición de un coronel nazi por el ajedrez.
El jugador de ajedrez cuenta en primera persona la historia de Diego Padilla, traicionado, arrancado de su familia, cuya supervivencia en la reclusión se aferra a la esperanza, a la fuerza del amor y a la afición de un coronel nazi por el ajedrez.
Mis impresiones
Hace unos meses llegó a las salas de nuestros cines El jugador de ajedrez, una película dirigida
por Luis Oliveros y que tiene su origen en una novela escrita por Julio Castedo
hace ya algunos años. Aún no he visto la película y antes, como siempre hago,
he preferido leer la novela. Ya conocía
al autor por las novelas Redención
y El
fotógrafo de cadáveres que me gustaron mucho.
“Hay que reconocer primero el pasado de los
hombres para ser capaz de enajenarlo. Hay que haberse sumergido sin prejuicios
en las simas del pensamiento de los hombres para ser capaz de no desaprovechar
el esfuerzo de dar forma y palabra a sus vivencias más recónditas. Hay que
haber visto y odios con los sentidos despiertos y con la mente despierta cómo
se consuma la trampa de la intolerancia para ser capaz de gritarle al viento o
contra el viento que pudiste ver y escuchar y aprender a callar hasta que los
nefastos dais de la expiación se cumplieron”
El jugador de
ajedrez es una obra escrita en forma de misiva en la que un padre, Diego
Padilla, quiere explicarle a la pequeña Margaux, su hija que ahora solo tiene
siete años, su pasado y sobre todo que, comprenda algún día, porque desapareció
de su vida.
Todo comienza en Madrid en 1934 cuando Diego Padilla gana
el campeonato de España de ajedrez. Es el mismo día en que conoce a una
periodista francesa llamada Marianne Latour, que ha pedido traslado a nuestro
país después de sufrir un desengaño amoroso. La pareja se enamora casi de forma
inmediata, se casan y tienen una hija. Su vida es tranquila y placida pero
cuando estalla la Guerra Civil comenzarán los problemas entre la pareja. Diego,
casi por casualidad, pertenece al bando ganador y se dedica a darles clase a
los militares del régimen mientras que a ella una colaboración con la UGT le ha
cerrado todas las puertas laborales. Cada vez más deprimida, agobiada y ante
una situación de máxima inestabilidad en el país quiere marcharse a París.
A Diego le cuesta aceptar la petición de su mujer pero
finalmente accede y es el momento en que su vida comienza a destruirse. La
ocupación nazi ha tomado Paris y Diego será detenido y encerrado sin ni siquiera
conocer los motivos.
El jugador de
ajedrez es una novela que me ha gustado mucho y que me ha atrapado con el
relato de un hombre que sin justificación fue castigado y encarcelado. Poco a
poco vamos a ir conociendo los pormenores de su vida y de una situación
política que no iba con él. Diego no pertenecía a ningún grupo político ni
tenía ninguna ideología. Solo era un hombre que quería vivir en paz con su
familia. Se intenta adaptar como puede a las situaciones nuevas que se van
presentando. En este caso la que supone un cambio de régimen político a una
dictadura donde no hay libertad, ni siquiera de pensamiento, y el ciudadano
está fuertemente vigilado.
A pesar de que la novela se ambienta durante la Guerra
Civil Española y posteriormente durante la II Guerra Mundial, estos dos
conflictos apenas tienen protagonismo en la historia por lo que no vamos a encontrar
otra novela más sobre esta temática. Pero si vamos a ver la inestabilidad que
existía en España y Francia en la época. Sobre todo para aquellos no afiliados
a ningún partido. Al final es una novela que nos habla de la represión, de la intolerancia,
de que en estos conflictos a veces pagan quienes menos culpa tienen. El jugador de ajedrez es la historia de cómo
le arrebatan la vida a un hombre. Como se queda sin nada y como se siente
traicionado incluso por su propia familia. Así se dará de bruces con la cruda
realidad.
Diego es un personaje que me ha gustado y que he sentido
muy humano. Me ha parecido un hombre noble, coherente, inteligente, sencillo y
sensato pero también débil de carácter que es víctima de las circunstancias. Un
hombre que gracias a su talento para jugar al ajedrez sale de su puesto como
jefe de almacén y puede vivir de su pasión. Quizás sea un poco conformista y
conservador y quizás por eso llegue a chocar en diversos momentos con Marianne,
su mujer, que si tiene una ideología más contundente que él y que la defiende
con ahínco. Y este es un personaje al que veremos la cara y la cruz.
Como he dicho antes la novela está narrada en primera
persona por su protagonista que le escribe una larga carta a su hija. Esta estructura
da lugar a que el personaje pueda volcar en el texto sus emociones,
sentimientos y los momentos en los que reflexiona sobre muchísimas cuestiones
que atañen al ser humano. Diego sabe que ha perdido su familia y que no podrá estar cerca de su
hija pero quiere que conozca el porqué. Quizás el lenguaje no es el más
apropiado para una niña de siete años pero sabe que algún día ella comprenderá
esas palabras que le salen del corazón.
Y es que Julio Castedo utiliza una forma de narrar muy
cuidada y depurada. No utiliza palabras rimbombantes ni crea un prosa densa pero
se nota un estilo pulcro y elegante a la hora de narrar. Pero también es una
novela que te hace sentir a gusto y que se lee prácticamente del tirón porque
el autor consigue implicarte en la vida del personaje y que desees saber que le
ha ocurrido. Además consigue mantener un ritmo constante durante toda la novela
que no decae ni te hace perder interés en ni una sola página.
Y si el ajedrez es un juego que no os atrae mucho tampoco
hay que preocuparse porque en la novela se toca de forma muy puntual y al hilo
de la historia. Marcará la vida de su protagonista pero al autor no se pierde
en hablarnos del juego ni sus pormenores.
Conclusión
Creo que está claro por todo lo que he comentado
anteriormente que me ha gustado mucho leer El
jugador de ajedrez. Una novela dura y emotiva narrada de forma
extraordinaria.