Título: Una
promesa en el fin del mundo
Autora: Sarah
Lark
Publicación:
Ediciones B, marzo de 2017
Páginas: 440
Sarah Lark vuelve
con la esperada continuación de la trilogía de la Nuble Blanca…
En plena Segunda
Guerra Mundial, dos hermanas polacas, Helena y Luzyna, lo han perdido todo. Sin
padres ni un hogar adonde ir, son embarcadas hacia un campo de refugiados de
Irán, donde sobreviven como pueden. Pero al saber que algunos huérfanos están
siendo recolocados en Nueva Zelanda, Helena alberga esperanzas de ser uno de
los niños seleccionados, hasta que los oficiales le informan de que solo hay
espacio para su hermana pequeña, Luzyna.
La mañana en que
Luzyna debe embarcar, Helena se hace pasar por ella. Pero los horrores de la
guerra –y la culpa por haber abandonado a su hermana– siguen a Helena en su
viaje hacia una nueva vida, que se acrecientan cuando un hombre relacionado con
su pasado se cruza en su camino.
Una vez en Nueva
Zelanda, donde se siente bien acogida, los traumas que Helena ha sufrido
alteran su paz y marcan su pasión por James McKenzie, el encantador y joven
piloto de las fuerzas aliados. Pero ella intentará eludir la sombra de su
pasado y construir un futuro que asegure un nuevo amor, una nueva familia y, en
definitiva, una nueva vida en esa nueva patria.
Mis impresiones
Ya sabéis que soy fiel seguidora de Sarah Lark. He leído todas
sus bilogías y trilogías desde que hace ya algunos años descubrí En el país de la nube blanca y me quedé
prendada de estas historias de aventuras y dramas que me hacían soñar y me
llevaban a paisajes exóticos. Lark fue una de las creadoras del género conocido
como landscape y para mí una de las
mejores. Este pasado mes de marzo se ha publicado Una promesa en el fin del mundo que anuncian como la continuación
de la trilogía En el país de la nube
blanca. Mi sorpresa fue mayúscula porque la creía ya cerrada y concluida.
La historia comienza en julio de 1944 en un campo de
refugiados de Teherán en Persia. Allí viven las hermanas polacas Helena y
Luzyna, víctimas de la II Guerra Mundial. Las dos han logrado sobrevivir a un
campo de trabajo en Siberia (en donde Stalin había deportado a gran parte de la
población de Polonia como consecuencia de la alianza con Hitler) pero han
perdido a sus padres. Ahora la vida en este otro campo no es tan dura como en
el gulag pero las muchachas no tienen esperanzas. Cuando Helena, de diecinueve
años, se entera de que Nueva Zelanda está acogiendo a refugiados huérfanos de menos
de dieciséis años inmediatamente convence a su hermana de que allí puede
encontrar un buen futuro.
Sin embargo la mañana en que el barco ha de zarpar,
Luzyna no se presenta y Helena decide ocupar su puesto. Su mentira tendrá
consecuencias pero gracias a ella podrá emprender una nueva vida…
Lo primero que me sorprendió de esta novela fue su arranque
en la II Guerra Mundial. Y si bien no es una parte con peso definitivo en la
novela me ha gustado encontrarme con ella. No conocía el hecho de que al romper
Hitler su pacto con Stalin, este se anexionó a Los Aliados y trasladó a los
deportados de los gulags hacia campos de refugiados en Persia. Tampoco tenía
constancia de la colaboración neozelandesa que acogió a más de setecientos huérfanos
de guerra en una pequeña ciudad de la Isla Norte llamada Pahiatua, que es el
lugar al que llega Helena.
Allí la joven se reencontrará con las siguientes
generaciones de las familias creadas por Gwyneira y Helen,
las dos muchachas que partieron desde Londres en En el país de la nube blanca para casarse con un completo
desconocido en tierras neozelandesas. Por ello esta novela no es una
continuación en el sentido estricto de la palabra. Sí que nos encontraremos a
sus nietas Lilian y Gloria que protagonizaron El grito de la tierra, la tercera entrega, a través de James
Mackenzie, un joven piloto de aviación que ha luchado en la guerra. Me ha
sorprendido que me acordara perfectamente de toda su historia.
Helena es el personaje que protagoniza la
novela mientras que a su hermana Luzyna Sarah Lark la deja atrás (quizá retome
el personaje en una segunda parte). Helena es una muchacha que con tan solo
diecinueve años lo ha perdido todo, salvo a su hermana. Por eso se aferra ella
pero las muchachas no pueden ser más diferentes. Helena es práctica, racional,
prudente y con los pies en la tierra
mientras Luzyna solo quiere vivir el momento y no agradece nada de lo que se
hace por ella. Es la razón por la que Helena decide ocupar su lugar en el
barco. Helena es un personaje al que iremos viendo crecer, que pasará sus malos
momentos, se recuperará de las caídas que va sufriendo y se quedará asombrada
cuando conozca la vida en nueva Zelanda.
Las novelas de Sarah Lark se caracterizan
por incluir parte de la historia y la cultura del lugar donde se desarrollan. En
este caso volvemos a Nueva Zelanda pero casi cien años después del punto en el
que comenzó la primera trilogía. Desde entonces el país y los maoríes han cambiado.
Las relaciones con los pakeha (los
blancos) siguen siendo complejas (tradicionalmente estaban enfrentados por las
tierras) aunque los más jóvenes han abandonado los marae para trabajar en las fábricas de las ciudades cuyas condiciones
laborales son bastante precarias al igual que ellos no acaban de adaptarse al
sistema. Mientras los ancianos intentaban conservar sus costumbres, creencias y
estilo de vida. Todos estos cambios los trata Lark en la novela y como siempre
tan ligado a la ficción que no te das ni cuenta de que te está contando parte
de la historia del país.
Si estamos acostumbrados a novelas que
tienen bastante grosor Una promesa en el
fin del mundo no lo es tanto ya que no supera las 450 páginas. Su estilo
narrativo sigue siendo sencillo, construye bien sus personajes, recrea perfectamente
los escenarios y lo hace de forma tan ágil que cuando te das cuenta practicante
se ha acabado la novela. Si es cierto que la estructura no presenta nada
novedoso. Las subtramas son fieles al estilo de la autora aunque para mí no representa
ningún problema porque me encantan.
Conclusión
Me ha gustado volver a Nueva Zelanda y
encontrarme con esa referencia de la primera trilogía que leí de Lark. Una
promesa en el fin del mundo es una novela en la que encontraremos aventuras,
dramas personales y un poco de historia narrado como siempre de forma atractiva
y muy amena.