Título: Hotel transición
Autor: Jesús Ruiz Mantilla
Publicación: Alianza, marzo de 2016
Páginas: 272
Chucho, un niño locuaz, inquieto y curioso, vive en el Hotel que dirige Rocío, su madre. Por allí se alojan personajes estrambóticos, solitarios y misteriosos que hacen un alto en mitad de la convulsión de un país que despide la dictadura franquista y saluda, con nubes en el horizonte y esperanza cautelosa, la democracia. Recién muerta su abuela Carmen, el ser que más quería, Chucho queda a expensas de las tensiones y conflictos paternos y familiares. En medio también de un hábitat con personajes que se resisten a entregar sus privilegios de vencedores en el antiguo régimen mientras otros luchan, desde la tristeza de derrotas muy presentes, por la reconciliación. De la infancia viaja a la adolescencia mientras, en paralelo, la sociedad en que vive despide la dictadura y despierta a las libertades. Al tiempo, desde una mirada presente, el adulto en que se ha convertido observa ya maduro cómo todo aquel soplo de ilusión se va desmoronando y termina para alumbrar un tiempo nuevo. El atentado a Carrero Blanco, la desaparición de Franco, el 23-F, el fichaje de Cruyff o las muertes de Mao y John Lennon dialogan desde el pasado con un futuro donde es testigo de la renuncia de Juan Carlos, la muerte de Suárez y el deseo de regeneración democrática entre miedos, nuevas esperanzas y heridas no cerradas, que se trenzan en un diálogo a modo de espejo entre aquellos años y los actuales.
Mis impresiones
Hotel transición del escritor y periodista Jesús Ruiz Mantilla ha
resultado ganadora del XVII Premio de Novela Fernando Quiñones. En ella su
autor, al que ya conocía en La cáscara amarga con un estupendo resultado,
construye una novela en la que la ficción y sus propios recuerdos de infancia
se dan la mano.
“- Ven, que te levanto.
Cuando la abuela Carmen entonaba aquella frase, Chucho, automáticamente,
sin pensarlo, se alzaba… E iba. Quizá los hiciera moqueando, sorbiendo el llanto
muchas veces caprichoso productos del cansancio o consecuencia de un golpe
tonto por el pasillo, de una caída fortuita sobre algo tan sumamente
inofensivo, inocuo, blando como la alfombra, la madera crujiente de cualquier
habitación o incluso el mármol tamizado de humedad que cubría el suelo de la
cina. No importaba. Como un robot, se levantaba… E iba.-”
Cuando
comienza la historia Chucho, un niño de ocho años, se enfrenta a la repentina
muerte de su abuela Carmen, la mujer que siempre le consuela y le ofrece su
cariño. Sin darse cuenta él comienza a
percibir ciertos cambios que se van produciendo en su familia. Y este momento coincide con aquel en que el
niño empezará a crecer y abandonar la infancia. Chucho vive en el hotel que
dirige Rocío, su madre, y por el que pasan muy diversas personas con mentes e
ideas muy distintas. Son personas que vienen y van pero que dejan su huella en
el pequeño que lo observa todo con ganas de empaparse del mundo real.
En este
momento nos encontramos a punto de terminar la dictadura franquista y el país
comienza un proceso de cambio que se va reflejando ya no tanto en las vidas de
sus protagonistas como en aquellas figuras que van pasando por el hotel y
dejando sus puntos de vista y aptitudes sobre la etapa que se está viviendo.
Vencedores o vencidos viven con expectación y de diferente forma todos los
acontecimientos que se desarrollan como la muerte de Franco, el atentado a
Carrero Blanco o el golpe del 23-F entre los asuntos que quizás más preocupaban
a una población que tenía miedo de saber lo que iba a encontrar en el futuro
con el pasado que llevaba a cuestas. Las libertades poco a poco se afianzan y
no todo el mundo está de acuerdo con el cambio.
Hotel transición no puede ser un nombre más apropiado para
hablarnos de por un lado de la transición de un niño hacia la edad adulta y por
otro lado y a la vez la transición de un país de una dictadura a la democracia
con todos los cambios que supone. No fue rápido ni fácil emprender este camino.
Esta historia es una especie de memorias noveladas de ficción que el narrador
afronta desde la desfinancia lo que le da la oportunidad de evaluar en que
aspectos ha cambiado la vida de la sociedad o aquellos en los que las cosas, a
pesar del tiempo que ha pasado, siguen dirigiéndose por los mismos cauces. Por
ejemplo, el dinero. Son los ricos los que tienen la capacidad para mover el
mundo y la corrupción ha existido siempre y siempre existirá.
Chucho, el
protagonista de esta historia, es un niño vivo, curioso e inteligente pero a la
vez conoceremos al hombre maduro y algo desencantado en el que se convierte que
mira para atrás y siente nostalgia por la vida que a través de los años ha ido abandonando
pero también conoce los propios errores que cometió. Esto da la oportunidad de
ver al lector cómo ha evolucionado el personaje, su proyección al futuro y su
estado presente. De los secundarios iremos conociéndoles de forma fugar aunque
muy representativa. Escritores, empresarios, artistas, policías, etc, algunos
con un punto de locura que sembrarán una semilla en el niño.
La forma de
narrar de Jesús Ruiz Mantilla es capaz de transportarte a la época en que se
desarrolla y respirar el ambiente que se vivía a pesar de como por ejemplo en
mi caso no he vivido la transición y lo que conozco sobre ella es lo leído.
Pero en esta novela se aúna la memoria, el recuerdo, con la crítica social y
todo ello abordado con cierta mordacidad. Se van tocando muchísimos temas en
ella y de diferente naturaleza desde la religión, la libertad, la política
hasta las relaciones amorosas y el sexo. La novela está narrada en primera
persona por el protagonista y gracias a este formato la subjetividad de lo
narrado es alta.
Pero también
y es algo que me ha gustado mucho a parte de las referencias políticas o
sociales el autor se sirve de la
televisión con series o programas para que veamos cómo ha cambiado el mundo. La
televisión o el cine ya no tienen nada que ver en cuanto a formato con lo que
se hacían en los años setenta u ochenta. ¿Quién no tiene la sensación de que
antes todo era mucho más inocente y sutil? Así mismo la música y la literatura
también son parte imprescindible de esta novela.
Conclusión
Hotel transición es una novela cuya lectura me ha resultado muy
amena, entretenida e interesante. Me ha gustado el doble punto de vista del
protagonista de niño y hombre que nos da una visión de cómo país ha pasado por
un proceso complicado de cambio.