Título: Maldita verdad
Autora: Empar Fernández
Publicación: Versátil, enero de 2016
Páginas: 276
Desde
su divorcio, hace ya varios años, Olga Bernabé convive con su hijo Daniel, que
se ha convertido en un desconocido de 17 años con el que apenas cruza alguna
palabra. Una noche de finales de septiembre, Olga regresa a casa a medianoche,
agotada tras una larguísima jornada en el hospital en el que trabaja y
sintiéndose más sola que nunca. Comprueba que Daniel no ha cenado y que está
acostado en su habitación con los auriculares puestos. Decide no despertarlo,
pero lo que descubrirá al día siguiente la impulsará a conocer la auténtica
vida de su hijo.
De
la mano de Raúl Forcano, un investigador en ciernes, retrocederemos en la vida
de los protagonistas, hasta llegar a un suceso que quizás sea mejor seguir
ignorando. Conocer la verdad resultará para los implicados una verdadera
maldición
Mis
impresiones
Tenía muchas ganas de leer algún libro
de Empar Fernández, una autora consagrada ya en el género negro y que cuenta
con excelentes críticas a sus espaldas. Finalmente ha sido su última
publicación la que me ha hecho acercarme a ella y aunque iba con las
expectativas muy altas están se han cumplido a la perfección. He encontrado en
esta historia muchas cosas que me han gustado.
Olga Bernabé es una mujer divorciada que
trabaja en un hospital. Tiene un hijo de diecisiete años con el que desde hace
tiempo se ha distanciado y apenas habla. Su padre se ha desentendido casi por
completo de él y ella no es capaz de saber que pasa por la mente del muchacho.
Una noche llega a casa muy tarde, agotada tras un duro y largo día en el
hospital, y como siempre se encuentra sola. Su hijo Daniel está acostado en su
habitación con los auriculares puestos y para no montar una escena prefiere no
molestarle.
Cuando se despierta a la mañana
siguiente comprueba que su hijo no se ha levantado, ni siquiera se ha movido de
la posición en que lo encontró la noche anterior. Horrorizada comprueba que no está
dormido, sino muerto. Tras la autopsia la policía cierra el caso determinando
que es un suicidio. Otro suicidio más de un adolescente como han visto en
multitud de ocasiones.
Pero a Olga está explicación no le
satisface y decide contratar a un investigador privado que arroje luz. Pero
ante una situación económica precaria decide contratar a un joven estudiante de
Criminología al que aún le faltan algunas asignaturas para acabar la carrera.
Así Raúl Forcano se sumergirá en la vida del joven para descubrir una verdad
que quizá sería mejor que nunca viese la luz.
Maldita
verdad ha sido una novela que me ha gustado
muchísimo. Partimos del suicido de un joven y llegamos a una verdad
estremecedora. Y con esa primera escena, de una madre encontrando a su hijo
muerto, ya se nos ponen los pelos de punta. Pero la historia tiene mucha miga y
es compleja. Más que ante una novela negra en que se lleve a cabo una
investigación policial o en la que existan asesinos despiadados nos encontramos
ante una trama que destaca por su intriga psicológica. Me ha resultado una
historia muy real envolviendo a sus personajes en una trama que a cualquiera le
podría suceder.
Esta novela, junto a La mujer que no bajó el avión y La última llamada forman parte de una
especie de trilogía sobre la culpa. Aunque son tres novelas auto conclusivas
cuyas historias no tienen nada que ver unas con otras salvo que de diferentes
maneras exploran el concepto de culpabilidad. Una idea que me parece ya desde
el comienzo tremendamente atractiva e interesante.
En Maldita verdad la autora nos plantea varias
reflexiones en torno al concepto de la culpa. El ser humano necesita conocer la
verdad, quizás como una forma de acallar nuestras consciencias o quizás para auto
convencernos de que no nos equivocamos. Pero ¿y si la verdad fuera tan dura que
pudiera destrozar a una persona? Porque a lo mejor una verdad conlleva un
culpa. Y en este caso ¿Es mejor contar la verdad o dejarla escondida para
siempre? A estas y otras ideas que nos
propone la historia he tenido que darles más de una vuelta.
Todos los personajes y sus relaciones me
han resultado tremendamente creíbles y muy humanas. Olga es una mujer que cuida
sola de un adolescente y como ocurre en esta etapa muchos de ellos se encierran
en sí mismos y ella se ve incapaz de acceder a su vida. Una situación que
ocurre en muchos hogares entre padres e hijos. Por eso tras su muerte, se da cuenta
de que no sabía nada de sus problemas, de su vida, de que pasaba por su cabeza.
Aparentemente Daniel era un muchacho normal con las mismas preocupaciones que cualquier
otro. Tenía sus amigos, relaciones con chicas y sus estudios. Poco a poco y a través
del investigador iremos descubriendo los pormenores de su vida hasta llegar a
la conclusión de si tenía motivos para suicidarse y si realmente lo hizo.
El investigador es Raúl Forcano, un
joven que aún no ha acabado sus estudios y no tiene aún licencia para trabajar
como investigador. Pero la necesidad de dinero le hace aceptar el caso y pronto
se implicará demasiado en el mismo hasta el punto en que su vida puede correr
peligro. Tratará de sacar información a las últimas personas que trataron con Daniel
intentando averiguar la verdad. Sus profesores, amigos, incluso a su padre con
quien últimamente no tenía mucha relación y a quien parece no importarle los
motivos por los que se ha suicidado su hijo.
Otro aspecto que me gustaría destacar de
la novela es la forma en que Empar Fernández aborda la narración. Con
sencillez, de forma directa, sin necesidad de exageraciones ni fuegos
artificiales pero con mucho ritmo y manteniendo en todo momento el control de
la historia. Como lectora he comprendido perfectamente a los personajes y sus
motivaciones y les otorga a todos un punto de actualidad. Con problemas extraordinarios
y otros muy normales en los tiempos que corren como la dificultad para encontrar
pareja, trabajos de jornadas maratonianas casi incompatibles con la familia o
el problema económico para emprender una carrera o negocio. Además del suspense
que flota en el aire, de la intriga que nos crea lo que vamos descubrimiento la
obra nos deja una sensación agridulce porque Empar no se olvida de las
emociones.
Conclusión
He quedado muy satisfecha con este
primer acercamiento a la autora y seguiré leyendo sus novelas. Maldita verdad me ha resultado una lectura
intensa, interesante que aparte de tenernos pendientes de su trama por la
intriga y desarrollo nos plantea un tema que te hace reflexionar.