Título: Ewald Tragy
Autor: Rainer Maria
Rilke
Publicación: Navona,
2015
Páginas: 96
Este fascinante
relato de juventud nos permite introducirnos en ese proceso de
búsqueda, cuya sorprendente carga autobiográfica describe esas facetas de la vida de
Rilke tan recónditas como desconocidas, tan apasionantes como turbadoras, y que
abarcan desde el desasosiego del joven poeta Ewald en busca de su propio destino
vital y literario, la adoración sin reservas por su padre, la aguda ironía con la que
describe el grotesco y decadente entorno burgués en Praga, la extrema soledad de su
nueva vida en Múnich, o el desafecto de una madre que le llevará a una nostalgia y
desesperanza incurables.
búsqueda, cuya sorprendente carga autobiográfica describe esas facetas de la vida de
Rilke tan recónditas como desconocidas, tan apasionantes como turbadoras, y que
abarcan desde el desasosiego del joven poeta Ewald en busca de su propio destino
vital y literario, la adoración sin reservas por su padre, la aguda ironía con la que
describe el grotesco y decadente entorno burgués en Praga, la extrema soledad de su
nueva vida en Múnich, o el desafecto de una madre que le llevará a una nostalgia y
desesperanza incurables.
Mis impresiones
Hay obras que para comprenderlas plenamente
requieren que el lector conozca algunos apuntes de la vida de su autor porque
así nos revelan aspectos muy interesantes tanto de la obra como de su biografía
y nos ofrece una perspectiva que interpretar de forma distinta. Es el caso de Ewald Tragy de Rainer Maria Rilke,
considerado actualmente como uno de los poetas más ilustres de las letras
universales. Esta obra fue publicada originalmente en 1927 en una edición
limitada, el año posterior al que se produjo la muerte de su autor. No se sabe
muy bien en qué fecha fue escrita por aunque se calcula en torno a 1898 y se
cree que aún estaba sin terminar. De hecho fue encontrada sin título ni fecha.
En ella Rike reflejaba un momento concreto de su vida por lo que la obra tiene
un marcado carácter semibiográfico.
La historia comienza con el joven Ewald Tragy
paseando con su padre por el Graben, el centro histórica de Praga, el lugar que
los domingos a mediodía frecuenta la alta burguesía. El inspector es un hombre
respetado y admirado, de porte aristocrático, que saluda a la gente con
deferencia y él es correspondido gustosamente. Este gesto tan liviano que no
parece entrañar importancia para el joven Ewald supone una inconveniente
molestia. Ewald actúa conforme a las reglas establecidas pero en el fondo de su
corazón detesta a esa gente, la engañosa cortesía, la hipocresía, las modas y
las apariencias. Después tendrá que soportar una soporífera comida familiar. Afortunadamente
es el último domingo en que tendrá que someterse a esas circunstancias porque
en pocos días emprenderá un viaje hacia Munich en el que espera encontrarse a
sí mismo, como hombre y como poeta.
Es esta una novela corta (que no llega a las cien
páginas) en las que Rilke parece hablar de sí mismo a través del personaje de
Ewald Tragy. La novela se divide en dos capítulos o dos partes que nos muestran
un antes y un después en la vida de su protagonista que no marcan tanta
diferencia como cabría esperar. En la primera vemos a Ewald infundido en una
vida que desprecia y que frena sus aspiraciones como creador. Las costumbres y
las convenciones sociales siembran una constante apatía en su vida contra la
que se rebela. Desprecia el dinero, lo material y todo lo que ello conlleva. A
sus dieciocho años está dispuesto a abandonar esta vida y buscar su propio
camino.
En la segunda parte Ewald se ha traslado a Munich.
Busca la inspiración. Cree que libre de su antigua vida será más fácil
conseguir su objetivo. Pero la inspiración no llega y la pasividad sigue
dominando su vida. Y eso es lo que es esta novela. El testimonio de una
búsqueda personal y una entidad literaria. Pero en Munich el joven sigue
buscando. No encuentra un rumbo ni un lugar definido para acomodarse. Se ha rebelado
y enfrentado a su entorno con su progenitor en contra. Ha dejado de lado la
acomodada vida junto a su padre y alquilado una habitación cochambrosa para
descubrir que allí tampoco encuentra la magia que buscaba. Y al final descubre
que lo económico que antes despreciaba es una parte fundamental de su propia
vida. El apego a lo material se convierte en algo importante. Y el hecho de
disponer de un escritorio se convierte en una razón suficiente para decidir.
Ewald Tragy inicia el camino hacia la madurez
marcado por unas circunstancias familiares que acentúan la melancolía y la
soledad del personaje. Con una figura paterna a la que admira profundamente a
pesar de que entre ellos hay una distancia insalvable y una madre con la que
apenas tiene contacto y en la que siente el desapego amoroso su vida se centra
en la literatura. Y esta relación con la madre es sumamente interesante si nos
fijamos en la que en realidad vivió Rilke con su madre a la que detestaba ya
que tras la muerte de su hermana y hasta que cumplió los seis años le vistió
como una niña, circunstancias que determinaron el carácter del poeta.
Pero el proceso de creación no siempre es fácil. Y
conocerá a dos escritores muy diferentes que le iniciaran en el proceso de la producción
literaria. Uno de ellos es Von Kranz (que representa a Wilhem von Scholz) y a
Thalmann (inspirado en la figura de su amigo Jakob Wasserman), un escritor que
escribe casi de forma compulsiva.
Pudiera parecer que es una novela para devorar en
un rato pero lo cierto es que su lectura invita a la tranquilidad para
disfrutar de la prosa de Rilke. La narración es en tercera persona, suculenta, marcada
por la sutilidad en las ideas, con una ironía destacada y mucho cuidado a la
hora de transmitir la esencia del personaje. Quizás porque no estaba terminada
no llegamos a un final muy definido.
Conclusión
Ewald Tragy es una
interesante propuesta que nos abre una ventana en la vida de Rilke para
enseñarnos las dudas de un escritor y la búsqueda de su propio camino.