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jueves, 10 de septiembre de 2015

Agua cerrada - Alejandro Palomas



Título: Agua cerrada
Autor: Alejandro Palomas
Publicación: Siruela, 2012
Páginas: 170

Tras décadas de silencio, Elsa invita a su hijo Isaac a un fin de semana en Venecia para confesarle una terrible verdad que lleva años callando. Pero un trágico suceso  lo cambiará todo y Serena, la mujer de Isaac, tendrá que volar de improviso desde Barcelona al rescate de madre e hijo. Las dos mujeres se enfrentan entonces a un torbellino de confesiones que cambiarán para siempre la vida de los tres.

Agua cerrada no es sólo la historia de un presente que circula entre Barcelona, Venecia, Serena, Isaac y Elsa. Es también el retrato de un amor tranquilo en el que la vida irrumpe por sorpresa, desencallando a su paso secretos, mentiras, temores, perdones y anhelos, y dando forma a un nuevo escenario en el que sus protagonistas deberán aprender a caminar de nuevo más libres, más ligeros, más maduros.

Mis impresiones

Si alguno de vosotros conoce ya a Alejandro Palomas sabrá que antes de abrir cualquiera de sus libros hay que prepararse para experimentar todo un mundo de sentimientos y emociones. Son pocos los escritores que mediante la palabra consiguen llegar a remover al lector por dentro de tal manera y con tal intensidad. Cuando os hablé de Una madre os dije que fue una novela que me desarmó por completo, me sacudió y me provocó un torrente de sentimientos. No fue una lectura fácil por la que pasé a la ligera porque aún hoy sigo con Amalia, uno de sus personajes, muy presente ocupando su hueco en mi corazón.

“Hay en Venecia muchas leyendas, algunas tan hermosas que parecen verdad. Muchas tienen que ver con el agua, con los puentes y con la pérdida. Los venecianos son maestros en inventar historias para no dormir porque sobre el agua es difícil conciliar el sueño y el insomnio despierta la imaginación. Venecia no dúreme, navega alrededor de la laguna al caer la noche, buscando  agua nueva, removiendo el fondo de barro y tesoros para no hundirse, para aguantar a flote. Para contar.” (Página 159)

Agua cerrada comienza con una preciosa y mística leyenda sobre una muchacha que toca el violín y se comunica través de las melodías que crea y las oscuras aguas que corren por los canales de Venecia en donde la joven ha intentado acabar con su vida. El lugar donde más tarde no tendrán más remedio, y debido a una situación de fuerza mayor, que reencontrarse sus tres personajes. Pero antes de esto tendremos que conocerlos. A ellos y a sus circunstancias.

Cada uno de los tres, Isaac, Serena y Elsa, llevan trabadas en el alma las consecuencias de un pasado doloroso del que ninguno puede desprenderse. Juntos han emprendido un nuevo camino en el que se necesitan los unos a los otros para aliviar la presión. Cuando Elsa después de mucho tiempo de silencio se decide por fin a confesar a su hijo Isaac un acontecimiento que le lleva atormentando desde hace treinta años organiza un fin de semana en Venecia donde encontrar el momento idóneo para contarlo todo. Sin embargo, algo ocurre allí que obliga a Serena, la pareja de Isaac, a viajar urgentemente a la ciudad del agua para reunirse con madre en hijo.

Alejandro Palomas ha creado una novela en que la trama o hilo argumental en sí no tiene demasiada importancia. Si en principio uno de los principales incentivos que me atrajeron hacia la historia fue encontrar secretos familiares que desvelar a las pocas páginas tras comenzar la novela me olvidé totalmente de ello y simplemente me dediqué a disfrutar el mundo sensorial que el autor ha creado. A veces nos deja con la respiración contenida, que otras veces nos la acelera pero siempre nos causa algún efecto.

Agua cerrada nos habla del amor en sus diversas facetas y ramificaciones. Un amor de madre o hacia la pareja que no siempre encuentra el camino correcto, que es imperfecto, que tiene aristas y que puede llegar a doler. También es una novela de segundas oportunidades y nuevos comienzos en la vida. Muchas veces no se puede rehacer lo ya hecho, ni se puede poner el parche a una herida pero sí  se puede intentar deshacer lo andado, regresar al punto de partida y elegir otro camino.

Los personajes que habitualmente crea Alejandro Palomas son tan humanos, tan vivos y profundos que al terminar la novela una piensa que viven alrededor y que tal vez a la vuelta de la esquina se los vaya a encontrar. Suelen ser escasos en número pero llenan cada página, cada rincón de la novela de forma inmensa y configuran realmente el alma de la misma ya que sin ellos no habría historia que contar. Angustiados, doloridos y abrumados por su pasado intentan vivir el presente y amarrar sus sueños para que no se pierdan.

“«Las cosas que nos decimos son tan peligrosas como las que no callamos.» Eso me dijo Isaac una vez. Yo estaba enfadada, mucho. He vivido tantos años enfadada en mi pecera, sola, alimentada cada ciertas horas por el oxígeno de mi padre y la comida deshidratada de mi madre, que, todavía ahora, un pequeño golpe den el cristal me desbarata la vida.
La vida en la pecera. Papá y mamá fuera. Serena dentro, con su violín y su silencio” (Página 42)

Serena está marcada por la ausencia de cariño con la que sus padres le obligaron a crecer, un ambiente familiar que le hizo una persona reservada e incapaz de sacar sus sentimientos al exterior. Es por ello que se refugia en la música, en el violín que aprendió a tocar a los cinco años y nunca más pudo a abandonar. Cuando sus padres murieron buscó refugió en un matrimonio sin amor donde solo existía el aburrimiento. Isaac, un fotógrafo de treinta y ocho años, perdió a su padre con tan solo nueve años dejando un mar de dudas sobre su figura. Elsa es la madre de Isaac, una mujer que al perder a un marido que sospechaba que no la quería se refugió durante treinta años en el alcohol.

La novela se estructura en cinco partes distintas, cada una dividida a su vez en capítulos en los que se alternan las voces de alguno de sus tres personajes. Uno de los grandes retos que se le presenta a un escritor  cuando utiliza en un mismo libro varias voces narrativas distintas es otorgarles a cada uno de ellos una identidad propia y que el lector sea capaz de diferenciarlas. Alejandro Palomas lo ha superado de manera excepcional construyendo cada personaje con tanta nitidez con tanta claridad que cada uno de sus relatos presenta matices diferentes y una vivencia independiente.

Agua cerrada es una novela para leer con tranquilidad y sin prisas, dejándose envolver por las emociones y sentimientos que impregnan cada una de sus páginas. Fiel a su estilo, Alejandro Palomas implica emocionalmente al lector, conjugando sus toques de irónica, el humor escondido, sus expresivos diálogos con sus delicadas y complejas situaciones

Conclusión

Agua cerrada es una novela intensa, profunda que nos habla de amor, del dolor, de secretos y mentiras, de sentimientos que se desbordan y otros que no pueden salir de donde se hallan escondidos. Una novela para leer con el corazón. No hay otra manera de hacerlo.