Título: Yo también fui Jack el Destripador
Autor: Fernando García Calderón
Publicación: Ediciones del viento,
Páginas: 384
John Riordan,
octogenario forense de Scotland Yard, se enfrenta a un sujeto que posee, así lo
asegura, delicados secretos del club al que perteneció en 1888. Por él pasaron
desde Bram Stoker o H.G. Wells hasta Bernard Shaw. Desde Alfred Waterhouse
hasta John Goodall, máximo goleador de la estrenada liga de fútbol. Aquella
elite de la confidencialidad viviría, con interés inusitado, las andanzas del
asesino más arrogante que se recuerda.
John Riordan, en su
condición de ayudante del inspector Abberline, se ve obligado a perseguir
sombras que escapan de una época victoriana en decadencia, cuando llega a
Londres como un prometedor discípulo del deductivo Joseph Bell y se enfrenta a
una investigación de altos vuelos. Habrá de esperar a la finalización de la II
Guerra Mundial para descubrir el mayor enigma de la historia del crimen.
Yo también fui Jack el
Destripador es la viva
expresión de un tiempo fronterizo entre los estertores de un siglo xix velado
por la hipocresía moral y la eclosión de un mil novecientos que pondrá a prueba
la capacidad de regeneración del hombre y su instinto de supervivencia.
Mis impresiones
Una de las figuras más misteriosas de la historia es Jack
el Destripador, el autor de varios crímenes cometidos a finales del siglo XIX mediante
los cuales acabó con la vida de varias prostitutas. Metódico, preciso, teatral
en la época tuvo una gran repercusión en la sociedad. A pesar de los esfuerzos que realizó Scotland
Yard, movilizando a todos sus agentes, no lograron identificar al autor y aún a
día de hoy no se puede establecer su identidad. Existen numerosas posibilidades,
leyendas y rumores acerca de este personaje que sigue generando interés a día
de hoy.
El escritor sevillano Fernando García Calderón ha
utilizado una de estas hipótesis para construir la historia en la que se basa su
ultima publicación titulada Yo también
fui Jack el Destripador. Se trata de una teoría que surgió en 1996 cuando
alguien llamado Richard Wallace había indagado en la obra de Lewis Carroll, cuya
vida y obra también ha dado lugar también a diversas conjeturas y
elucubraciones, y según sus averiguaciones en Alicia en el país de las maravillas se escondían las claves que
podían determinar que era el responsable de los asesinatos de Whitechapel. A
priori puede resultar una idea completamente descabellada y que muy pocos
podríamos haber imaginado de antemano.
La historia comienza a mediados de los años cuarenta
cuando John Riordan, un octogenario forense ya jubilado de Scotland Yard,
recibe una vistita en la que le entregan un curioso documento firmado por Lewis
Carroll en el año 1888 en el que afirmaba ser Jack el Destripador. Así Riordan
se reencuentra con un caso en el que trabajó muchos años atrás cuando recién
llegado a Londres y a las órdenes del inspector Abberline en Scotland Yard se
encontró cara a cara con una complicada investigación policial y un escurridizo
asesino que sembró el pánico en las calles de la ciudad.
Este es el punto de partida que da comienzo a una
historia que se desdobla en dos líneas argumentales separadas por más de
cincuenta años en el tiempo pero muy relacionadas entre sí de forma que una nos
lleva a la otra. En la parte más actual de la novela seguiremos a su
protagonista indagando y recibiendo una información que le lleva a hablar con
diferentes personas y a distintos lugares intentando siempre resolver que hay
de verdad en la confesión de Carroll. Intercalando con estos movimientos vuelve
atrás en el tiempo para contarnos su propio pasado y recrear los pormenores del
caso. De esta forma nos irá contando como conoció y fue discípulo de Lewis
Carroll, quien era profesor de matemáticas en la universidad de Oxford. También
nos hablará del misterioso y extravagante Club Diógenes, una corporación
secreta que pretendía cambiar la sociedad y a la que pertenecían figuras tan célebres
como Bram Stoker, H.G. Wells o Thomas Parker.
Y este es otro aspecto que me ha llamado mucho la
atención. Hay una excelente galería de personajes históricos que se
entremezclan con los que su autor ha creado. De la talla de Arthur Conan Doyle,
Joseph Bell, Oscar Wilde o Bernand Shaw entre muchos otros que dan la
oportunidad al autor de hacer constantes referencias al mundo de la literatura
y que resulta muy atractivo. Por supuesto Lewis Carroll, cuyo nombre verdadero
era Charles Lutwidge Dogson, tiene un papel destacado en la historia. Pero
¿será posible que el autor de Alicia en
el país de las maravillas sea el carnicero al que se ha buscado durante
años?
Yo también fui Jack
el Destripador es una acertada y muy trabaja mezcla de realidad y ficción
que por un lado entretiene y por otra nos lleva a conocer más datos sobre la
legendaria figura también llamada como “El asesino de Whitechapel” o “Delantal
de cuero”. Fernando Calderón nos lleva a conocer los pormenores de los
asesinatos de Mary Anne Nichols, Annie Chapman, Elizabeh Stride, Catherine
Eddowes y Mary Jane Kelly, las cinco prostitutas que son las victimas
canónicas. La metodología, sus motivaciones, la posibilidad de que existieran
otras personas implicadas, las cartas que envió están cuidadosamente
detalladas.
Un aspecto conseguido de forma excelente es su
ambientación. La novela transcurre entre finales del siglo XIX y mitad del XX.
Me ha resultado interesantísimo el retrato que el autor realiza sobre el Londres
victoriano decadente y en crisis. La pobreza que elevó la criminalidad, el
mesmerismo, el uso del opio y el láudano, los barrios marginales, los usos y
costumbres de la época, la doble moralidad, la precariedad de los trabajadores,
las injusticias e incluso ofreciéndonos datos muy concretos sobre la cultura o
el pensamiento de aquella época sin olvidar el mundo de la prostitución, la gran
lacra de la sociedad. Y todo perfectamente integrado en la trama. Gracias a
este retrato del autor no es difícil sentirse como una camina por sus oscuras, húmedas
y frías calles pensando si acechará en cualquier esquina el asesino.
El estilo narrativo del autor es impecable. Muy cuidado,
pulcro y elegante. Yo también fui Jack el
Destripador se desarrolla a un ritmo medio y uniforme e invita a una lectura
pausada para saborear cada página. La trama está perfectamente armada, plagada
de intrigas y misterios y resulta muy coherente por lo que el lector termina
por creer plausible está teoría que al principio nos parecía tan descabellada. Se
nota que ha sido una novela muy pensada y trabajada. El narrador es el propio
John Riordan quien en primera persona nos va desvelando todo lo ocurrido por lo
que cobra cierto carácter introspectivo. El personaje ya ha cumplido los
ochenta años y eso le otorga ciertas características que le
hacen simpático a ojos del lector.
Conclusión
Yo también fui Jack
el Destripador me ha parecido una interesante novela. Con un excelente
planteamiento, muy trabajada y conseguida y desarrollada con mucha inteligencia
a pesar de la dificultad que debe haber supuesto unir tantos elementos,
historias y personajes diferentes que se mueven entre la realidad y la ficción.