Título: El amante
japonés
Autora: Isabel
Allende
Publicación: Plaza
& Janés, mayo de 2015
Páginas 352
La historia de amor
entre la joven Alma Velasco y el jardinero japonés Ichimei conduce al lector
por un recorrido a través de diversos escenarios que van desde la Polonia de la
Segunda Guerra Mundial hasta el San Francisco de nuestros días
«A los veintidós
años, sospechando que tenían el tiempo contado, Ichimei y Alma se atragantaron
de amor para consumirlo entero, pero mientras más intentaban agotarlo, más
imprudente era el deseo, y quien diga que todo fuego se apaga solo tarde o
temprano, se equivoca: hay pasiones que son incendios hasta que las ahoga el
destino de un zarpazo y aun así quedan brasas calientes listas para arder
apenas se les da oxígeno.
Mis impresiones
Qué reconfortante resulta el encuentro con uno de tus
autores de cabecera. De esos con quien llevas media vida compartiendo historias
y que tantas y tantas horas de entretenimiento te han ofrecido. En mi caso fue La
casa de los espíritus la primera novela que leí de esta escritora y la que
me arrastró a todas las demás. Isabel Allende es una autora tremendamente
versátil que ha escrito libros muy diferentes tocando diversos géneros que van
desde la saga familiar, la novela autobiográfica, la histórica o el género negro. A este último pertenecía El juego de Ripper, su novela
anterior. Ahora vuelve a cambiar de registro y ha publicado hace tan solo unos
días El amante japonés.
En 2010 Irina Bazili, una joven de veintitrés años,
consigue un trabajo en Lark House, una residencia de la tercera edad situada en
Berkeley (San Francisco). Después de peregrinar en diferentes empleos y
distintas ciudades desde los quince años allí ha encontrado por fin un lugar
donde se siente a gusto. También es el lugar es donde tras protagonizar un
episodio que deja clara su honestidad llama la atención de Alma Belasco, una
anciana adinerada que se ha trasladado allí por voluntad propia y para
conseguir un poco de independencia. Alma le ofrece un trabajo a Irina como
asistente para que esta le ayude a
revisar y organizar sus documentos personales con el fin de ayudar a su nieto
Seth, que está escribiendo un libro basado en la historia de su familia.
Pronto la existencia de unos misteriosos sobre amarillos
revelan a Irina que Alma guarda un secreto y la sospecha de que tiene un amante
se materializa en la figura de un hombre japonés llamado Ichemei Fukuda.
En El amante japonés
Isabel Allende abandona casi por completo el realismo mágico al que nos tiene
acostumbrados y que suele caracterizar sus obras para narrarnos una gran historia
de amor que perdura a través de los años y sobrevive a muchas dificultades. Os
confieso que me llamó mucho la atención encontrarme con una historia donde no
hubiese elementos mágicos aunque ha resultado que apenas lo he echado de menos
a lo largo de sus páginas. Tampoco quiere decir que no exista otro tipo de magia
en la novela porque la historia en sí es maravillosa. Se trata de un recorrido de
más cincuenta años en los que dos amantes se encuentran y separan intentando acomodarse
a los giros que toman sus vidas.
Muy lejos de armar una trama romántica de esas de
película, difícilmente creíble, Isabel ha optado por contarnos una historia muy
viva cargada de realidad. Una historia donde vemos muy nítidos los sentimientos
de sus personajes sin grandes aspavientos, sin proezas ni escenas cargadas de
almíbar. Pero además del amor pasional también encuentran su lugar en la
historia la familia, la amistad, el amor fraternal, la lealtad y el cariño como
pilares fundamentales. Y no solo es lo que nos vamos a encontrar en la novela
porque esta es también la historia de Alma, que abandonó su Polonia natal
cuando sus padres la embarcaron hacia América apartándola del peligro que
suponía el nazismo contra los judíos. En casa de sus tíos, donde el cariño y el bienestar
estaban asegurados, conoce al hijo del jardinero, un joven de origen japonés
llamado Ichimei Fukuda con quien establece un fuerte vinculo de forma
inmediata.
Habitualmente los personajes que esta autora construye
están perfectamente definidos, son muy humanos y conllevan un gran carga
emocional, lo mismo que ocurre en El
amante japonés. Se trata de una novela prácticamente coral en la que cada
uno de ellos tiene un sentido claro y una razón de ser en la historia. Tenemos
por un lado a Irina, un joven moldava de escasos recursos que comienza a
trabajar en la residencia de ancianos y que aún no he encontrado un camino en
la vida. Y como personaje completamente opuesto está Alma Belasco, que se
encuentra en la última etapa de su vida y que nunca ha pasado por necesidades
económicas. A Alma la conocemos en el ocaso de su vida como una mujer creativa,
independiente y algo solitaria y viajaremos atrás en el pasado para comprender
su trayectoria desde la niñez.
La novela pasa por diferentes escenarios como Polonia o
una aldea en Moldavia pero principalmente se desarrolla en San Francisco desde
aproximadamente los años cuarenta hasta nuestros días. En esta época no elude
pasar por la II Guerra Mundial que tiene
su participación en la historia. El tema del Holocausto se toca de forma
tangencial pero si nos acerca a otro episodio del que se habla menos. Tras el
ataque nipón a Pearl Harbor comenzó a desarrollarse un odio masivo a los
inmigrantes japoneses en Estados Unidos que terminaron recluidos en campos de
concentración y despojados de todas sus vidas y sus pertenencias. Un episodio del
que la comunidad japonesa apenas habla para evitarse la humillación que sienten
ante lo que allí se vivió.
Son muchos temas los que confluyen en esta novela a lo
largo de su recorrido a parte de la historia de amor. Isabel Allende nos habla
de la vejez como una etapa en la que con todo lo vivido a cuestas, uno se
vuelve más frágil, el cuerpo y la mente comienzan a no responder pero aún hay
cosas que hacer y ganas de vivir. Es el momento idóneo para romper con todas
las ideas, las convenciones sociales o las exigencias de los demás y vivir tal
y como uno quiere. También se hace eco de los abismos que suponen las
diferencias entre razas, creencias o incluso posición social.
La novela tiene un narrador en tercera persona
omnisciente que nos conduce a través de la historia mediante constantes saltos
temporales de tiempo que podríamos simplificar en dos tramas que se desarrollan
de forma paralela, la del presente y la del pasado. Siempre me he sentido muy a
gusto con el estilo de esta autora. Es cercana, sencilla, sugerente, envolvente
y en definitiva deliciosa. A las muchas historias que se esconden dentro de
esta historia se suman algunas reflexiones de su propia cosecha que te
enganchan a la historia. Y todo ello nos lleva a un final en el que la magia
aparece al más puro estilo de la autora y que nos deja con un excelente sabor
de boca.
Conclusión
El amante japonés
me ha resultado una lectura sobresaliente. Ha sido un inmenso placer sumergirme
en sus páginas y encontrarme de nuevo con una de las autoras más importantes en
el panorama literario actual a través de una intensa historia de amor narrada
con mucho mimo y sensibilidad.