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lunes, 8 de junio de 2015

El amante japonés - Isabel Allende



Título: El amante japonés
Autora: Isabel Allende
Publicación: Plaza & Janés, mayo de 2015
Páginas 352

La historia de amor entre la joven Alma Velasco y el jardinero japonés Ichimei conduce al lector por un recorrido a través de diversos escenarios que van desde la Polonia de la Segunda Guerra Mundial hasta el San Francisco de nuestros días

«A los veintidós años, sospechando que tenían el tiempo contado, Ichimei y Alma se atragantaron de amor para consumirlo entero, pero mientras más intentaban agotarlo, más imprudente era el deseo, y quien diga que todo fuego se apaga solo tarde o temprano, se equivoca: hay pasiones que son incendios hasta que las ahoga el destino de un zarpazo y aun así quedan brasas calientes listas para arder apenas se les da oxígeno.

Mis impresiones

Qué reconfortante resulta el encuentro con uno de tus autores de cabecera. De esos con quien llevas media vida compartiendo historias y que tantas y tantas horas de entretenimiento te han ofrecido. En mi caso  fue La casa de los espíritus la primera novela que leí de esta escritora y la que me arrastró a todas las demás. Isabel Allende es una autora tremendamente versátil que ha escrito libros muy diferentes tocando diversos géneros que van desde la saga familiar, la novela autobiográfica, la  histórica o el género negro.  A este último pertenecía El juego de Ripper, su novela anterior. Ahora vuelve a cambiar de registro y ha publicado hace tan solo unos días El amante japonés.

En 2010 Irina Bazili, una joven de veintitrés años, consigue un trabajo en Lark House, una residencia de la tercera edad situada en Berkeley (San Francisco). Después de peregrinar en diferentes empleos y distintas ciudades desde los quince años allí ha encontrado por fin un lugar donde se siente a gusto. También es el lugar es donde tras protagonizar un episodio que deja clara su honestidad llama la atención de Alma Belasco, una anciana adinerada que se ha trasladado allí por voluntad propia y para conseguir un poco de independencia. Alma le ofrece un trabajo a Irina como asistente para que esta le  ayude a revisar y organizar sus documentos personales con el fin de ayudar a su nieto Seth, que está escribiendo un libro basado en la historia de su familia.

Pronto la existencia de unos misteriosos sobre amarillos revelan a Irina que Alma guarda un secreto y la sospecha de que tiene un amante se materializa en la figura de un hombre japonés llamado Ichemei Fukuda.

En El amante japonés Isabel Allende abandona casi por completo el realismo mágico al que nos tiene acostumbrados y que suele caracterizar sus obras para narrarnos una gran historia de amor que perdura a través de los años y sobrevive a muchas dificultades. Os confieso que me llamó mucho la atención encontrarme con una historia donde no hubiese elementos mágicos aunque ha resultado que apenas lo he echado de menos a lo largo de sus páginas. Tampoco quiere decir que no exista otro tipo de magia en la novela porque la historia en sí es maravillosa. Se trata de un recorrido de más cincuenta años en los que dos amantes se encuentran y separan intentando acomodarse a los giros que toman sus vidas.

Muy lejos de armar una trama romántica de esas de película, difícilmente creíble, Isabel ha optado por contarnos una historia muy viva cargada de realidad. Una historia donde vemos muy nítidos los sentimientos de sus personajes sin grandes aspavientos, sin proezas ni escenas cargadas de almíbar. Pero además del amor pasional también encuentran su lugar en la historia la familia, la amistad, el amor fraternal, la lealtad y el cariño como pilares fundamentales. Y no solo es lo que nos vamos a encontrar en la novela porque esta es también la historia de Alma, que abandonó su Polonia natal cuando sus padres la embarcaron hacia América apartándola del peligro que suponía el nazismo contra los judíos. En casa de  sus tíos, donde el cariño y el bienestar estaban asegurados, conoce al hijo del jardinero, un joven de origen japonés llamado Ichimei Fukuda con quien establece un fuerte vinculo de forma inmediata.

Habitualmente los personajes que esta autora construye están perfectamente definidos, son muy humanos y conllevan un gran carga emocional, lo mismo que ocurre en El amante japonés. Se trata de una novela prácticamente coral en la que cada uno de ellos tiene un sentido claro y una razón de ser en la historia. Tenemos por un lado a Irina, un joven moldava de escasos recursos que comienza a trabajar en la residencia de ancianos y que aún no he encontrado un camino en la vida. Y como personaje completamente opuesto está Alma Belasco, que se encuentra en la última etapa de su vida y que nunca ha pasado por necesidades económicas. A Alma la conocemos en el ocaso de su vida como una mujer creativa, independiente y algo solitaria y viajaremos atrás en el pasado para comprender su trayectoria desde la niñez.  

La novela pasa por diferentes escenarios como Polonia o una aldea en Moldavia pero principalmente se desarrolla en San Francisco desde aproximadamente los años cuarenta hasta nuestros días. En esta época no elude pasar por la  II Guerra Mundial que tiene su participación en la historia. El tema del Holocausto se toca de forma tangencial pero si nos acerca a otro episodio del que se habla menos. Tras el ataque nipón a Pearl Harbor comenzó a desarrollarse un odio masivo a los inmigrantes japoneses en Estados Unidos que terminaron recluidos en campos de concentración y despojados de todas sus vidas y sus pertenencias. Un episodio del que la comunidad japonesa apenas habla para evitarse la humillación que sienten ante lo que allí se vivió.

Son muchos temas los que confluyen en esta novela a lo largo de su recorrido a parte de la historia de amor. Isabel Allende nos habla de la vejez como una etapa en la que con todo lo vivido a cuestas, uno se vuelve más frágil, el cuerpo y la mente comienzan a no responder pero aún hay cosas que hacer y ganas de vivir. Es el momento idóneo para romper con todas las ideas, las convenciones sociales o las exigencias de los demás y vivir tal y como uno quiere. También se hace eco de los abismos que suponen las diferencias entre razas, creencias o incluso posición social.

La novela tiene un narrador en tercera persona omnisciente que nos conduce a través de la historia mediante constantes saltos temporales de tiempo que podríamos simplificar en dos tramas que se desarrollan de forma paralela, la del presente y la del pasado. Siempre me he sentido muy a gusto con el estilo de esta autora. Es cercana, sencilla, sugerente, envolvente y en definitiva deliciosa. A las muchas historias que se esconden dentro de esta historia se suman algunas reflexiones de su propia cosecha que te enganchan a la historia. Y todo ello nos lleva a un final en el que la magia aparece al más puro estilo de la autora y que nos deja con un excelente sabor de boca.

Conclusión

El amante japonés me ha resultado una lectura sobresaliente. Ha sido un inmenso placer sumergirme en sus páginas y encontrarme de nuevo con una de las autoras más importantes en el panorama literario actual a través de una intensa historia de amor narrada con mucho mimo y sensibilidad.