Título: El expreso de Tokio
Autor: Seicho Matsumoto
Publicación: Libros del Asteroide, septiembre de 2014
Páginas: 216
Los cadáveres de un oscuro funcionario y una
camarera aparecen una mañana en una playa de la isla de Kyushu. Todo parece
indicar que se trata de un caso claro: dos amantes que se han suicidado juntos
tomando cianuro.
Pero hay ciertos detalles que llaman la
atención del viejo policía local Jutaro Torigai: el difunto se había pasado
seis días solo en su hotel y en su bolsillo encontraron un único billete de
tren; así que, seguramente, los amantes no habían viajado juntos. Enseguida se
descubre también que el funcionario trabajaba en un ministerio en el que se
acaba de destapar una importante trama de corrupción; el subinspector Mihara de
la Policía Metropolitana de Tokio se hará cargo de la investigación en la que
contará con la inestimable ayuda de Torigai.
Mis impresiones
El expreso de Tokio fue publicado por primera vez en Japón en el
año 1957 y hoy en día es considerada una de las novelas mejores y más
representativas de su autor, Seicho Matsumoto, un escritor muy prolífico
considerado el precursor de la novela negra japonesa. Quizás sea por los años
que ha cumplido, por el estilo de su autor o el enfrentamiento de la cultura
oriental y occidental pero lo cierto es que no vamos a encontrar en ella apenas
nada de la típica novela policial que actualmente se está publicando.
No sabría decirnos
muy bien qué es lo que me llamó la atención de la misma pero no solo me ha
gustado leerla sino que ha puesto mi cabeza a trabajar. En ella no vamos a
encontrar sangre, vísceras, crímenes truculentos, policías traumatizados ni
siquiera psicópatas que asesinan sádicamente siguiendo un patrón o ritual. La
trama de El expreso de Tokio en este
sentido me ha resultado muy limpia y además su fuerza radica por completo en la
lógica y la intriga con que se desarrolla la investigación para lograr
esclarecer los hechos.
Al amanecer de un
veintiuno de enero un obrero que se dirige hacia su lugar de trabajo encuentra
dos cadáveres en la orilla de la playa de Shika en la isla de Kyushu. La
disposición de los cuerpos, la aparente ausencia de violencia y el escenario
hacen pensar a la policía, como causa evidente, en el suicidio de dos amantes
que tomaron libremente la decisión de acabar con su vida mediante la ingesta de
cianuro potásico. Pronto los testigos corroboran que la pareja, formada por un
alto funcionario del gobierno llamado y la camarera de un restaurante, Kenichi
Sayama y la joven Toki, fue vista pocos días antes cuando emprendió un último y
extraño viaje.
Pero al
investigador de la policía Jurato Torigai hay algo que no le cuadra. Pronto
encuentra una pista sobre la que apoyar sus sospechas y comienza una compleja investigación….
El expreso de Tokio se desarrolla en base a una trama como ya he
dicho que sustenta por completo en la lógica más absoluta y siguiendo una línea
bastante clásica. Tenemos la aparición de un crimen que en principio se
descarta como tal pero el inicio de una investigación pone esta teoría en tela
de juicio. La comprobación de coartadas, el interrogatorio de testigos, la
recogida de pruebas (en este caso parcas), el análisis de los últimos
escenarios que transitaron las victimas así como las últimas personas con las
que se relacionaron son los pasos que sus investigadores tendrán que seguir
hasta dar con el culpable.
Tras la
investigación se revelará una oscura trama relacionada con un declarado caso de
corrupción ministerial donde algunos funcionarios han sacado una buena tajada. En
algunas webs he podido leer que con al incluir la temática el autor pretendía
realizar una crítica social contra el sistema japonés.
Me ha llamado la
atención que casi en mitad de la novela Seicho
Matsumoto realice un cambio del personaje que conduce la historia. Si al
principio será un policía veterano y cincuentón con bastante experiencia llamado
Jurato Torigai, agente de la comisaria de Fukuoka, el que investiga y elabora
las distintas hipótesis plausibles en la historia entorno al ecuador de la
novela este personaje prácticamente desaparece (no sin antes adelantar sus
teorías bien expuestas) y deja el protagonismo absoluto a Kiichi Mihara,
subinspector de la policía metropolitana de Tokio que conducirá a partir de ese
momento la historia.
Quizás este cambio en otro tipo de novela me hubiese
resultado molesto pero en esta ocasión no me ha parecido que desentone. Si
ninguno de los dos destaca por ser la figura tipo en el género sí que lo hacen
por su capacidad de análisis y su ingenio a la hora de discurrir hipótesis. El
resto del elenco de personajes lo completan los testigos que pueden aportar algo
como Tatsuo Yasuda, un empresario, y las jóvenes Tomiko y Yaeko que están
ligeramente esbozadas.
Os decía antes que durante la novela no he podido evitar
elaborar mis propias conjeturas acompañando a los propios personajes. Y es que
la trama de esta novela si en principio parece muy sencilla, por decirlo de
alguna manera, la línea que se desarrolla se van complicando por momentos
cuando los dos policías van encontrando un montón de pequeñas piezas que hay
que encajar en su lugar correcto para que tenga sentido. En más de una ocasión
he tenido que releer varias veces una párrafo para seguir las explicaciones
pero al final funciona cada una de estas pequeñas piezas a la perfección.
El expreso de Tokio está narrado de una forma muy directa y
sencilla lo cual se agradece ya que, según mi opinión, el que se desarrolle en
lugares muy concretos de Japón (que conviene memorizar para no perder el hilo)
con los que no estamos familiarizados o que son, a mi modo de ver, más difícil
de retener en la memoria por su sonoridad conlleva cierta dificultad. Con
respecto al ritmo va creciendo a medida que avanzamos en ella, aumentando la
intriga y el suspense a medida que avanza la investigación.
La novela se
estructura a través de trece capítulos de extensión media que ordenan de forma
muy metódica (y no sin cierta originalidad en su disposición) el desarrollo de
la información. Como la novela reviste cierta complejidad en la exposición de
sus teorías (muchas de ellas basadas en viajes y horarios de ciertos trenes) en
la novela se incluyen algunos gráficos muy necesarios para aclarar ciertos
puntos al lector. Como curiosidad comentar que la novela originalmente se
tituló Ten to sen (Puntos y líneas)
que después de leerla uno no puede evitar pensar en que le va como anillo al
dedo aunque sea algo menos atractivo que el actual.
Conclusión
De El expreso de Tokio no os puedo decir
otra cosa que no sea que me ha gustado esta leerla. Me ha resultado una lectura
original y distinta que te hace poner la mente a trabajar e involucrarte en la
resolución del caso.