Título: Los muertos no aceptan preguntas
Autora: Antonia Romero
Publicación: Amazon Kindle, junio de 2014
Páginas: 197 (aproximación según lector)
Nela trabaja como traductora y vive en una pequeña casa en Castelldefels, un pueblo de la costa de Barcelona. Su mirada tiene la niebla de quien ha debido cerrar los ojos para avanzar sin despeñarse por el borde del precipicio. En la buhardilla de su casa esconde un secreto, algo que nadie ha de ver porque allí conjura a sus demonios. De su madre heredó una fotografía arrugada, y de su abuela, Mamanela, el don de hablar con los muertos.
Mis impresiones
Antonia Romero es una escritora muy cercana a sus lectores a la que podemos encontrar con mucha frecuencia en las redes sociales por lo que es difícil no conocerla. Por mi parte, he ido leyendo algunas reseñas de sus novelas pero hasta ahora no me había decidido a acercarme a ella, el momento en que su última novela, Los muertos no aceptan preguntas, me ha llamado poderosamente la atención entre sus publicaciones. Si bien es cierto que la portada no me atrae de forma especial tanto su atractiva sinopsis como las excelentes opiniones reflejadas en Amazon o las expresadas por algunos compañeros en la red me llevaron directamente a su lectura.
Tras ello, he de decir que considero esta una buena novela que me ha gustado y mucho pero quizás no me ha producido el mismo entusiasmo desmesurado que a la otros de sus lectores. Es el peligro que conlleva establecer altas expectativas sobre una obra.
“Está tumbada mirando al techo de madera. El aroma de lilas que Remedios añade al agua de fregar lo invade todo. Tiene las manos sobre el regazo y piensa que con aquel vestido blanco podrían enterrarla. Le gustaría que aquella fuese su tumba, aquel desván silencioso y lleno de recuerdos. Se traga su amargura y su tristeza mezclada con el sabor salado de las lágrimas. Es la primera vez que llora desde entonces.”
Nela es una joven luchadora que se ha visto obligada por las circunstancias a independizarse demasiado pronto. Por fortuna ha conseguido organizar su vida de forma más o menos satisfactoria. Su trabajo como traductora le ha permitido comprarse una pequeña casa en un pueblo de la costa catalana la cual ha decorado a su gusto y le hace sentirse bien. En su tiempo libre y la intimidad de la buhardilla, Nela pinta. Son muy pocas personas las que conocen esta afición ya que ella vigila celosamente que nadie vea esos cuadros porque ellos representan una infancia aterradora que aún protagoniza sus pesadillas.
Sin embargo, mientras Nela no espera nada la vida parece ofrecerle algo más cuando en un corto periodo de tiempo conoce a un joven y guapo pintor con quien parece conectar y aparece en su vida un familiar del que Nela no conocía su existencia….
Aunque al principio me costó algo hacerme con la historia lo cierto es que una vez que logré introducirme en ella comencé a disfrutarla mucho. Los muertos no aceptan preguntas nos presenta una trama de intrigas familiares, secretos por descubrir con algo de romanticismo, un toque místico y un trasfondo que toca temas muy serios.
Respecto a estos temas tan delicados (no quiero desvelar nada) hay alguna escena estremecedora que llegar a impactar por su crudeza. Aún así creo que Antonia Romero ha sabido infundirle el tono adecuado sin caer en el dramatismo excesivo pero mostrando sin adornos algo que puede llegar a ser verdad y que por desgracia muchas personas padecen. Quizás me hubiese gustado que ese toque místico o sobrenatural hubiese estado algo más desarrollado pues al final queda como un elemento más anecdótico que otra cosa. Para mí este fue uno de los principales reclamos que me invitaron a leer la novela y creo que podría haberse aprovechado algo más. En ella también hay algunas historias de amor que se desarrollan en mi opinión de forma bastante natural y creíble sin representar un amor quimérico e imposible que nos deja empalagados y con el azúcar por las nubes.
Respecto a su protagonista principal, Nela es un personaje al que el lector llega a querer. Y no solo por la infancia tan dura que le ha tocado vivir con una madre que nunca llegó a mostrarle cariño y que terminó suicidándose sino que este demoledor acontecimiento no supuso más que el momento en el que el verdadero drama empezó en su vida. Me gustan cuando, como en esta historia, los personajes se van construyendo poco a poco, definiéndose a través de sus actos y palabras y a medida que avanzamos en su trama. No hace falta que el autor nos suelte del tirón una gran parrafada de adjetivos para que los lectores lleguemos a conocer sus personajes. Nela es tímida, desconfiada y algo solitaria debido a todos sus traumas. Un personaje desarrollado a la perfección pero del que he echado de menos conocer su don con mayor profundidad.
Alrededor de ella iremos conociendo a los secundarios que tendrán un peso definitivo en la historia como Rodrigo, su padre, su gran amigo Jaime o su desaparecida abuela Mamanela, a quien sigue viendo, entre otros. Si todos ellos son personajes que destacan por su realismo y la naturalidad con que están construidos algunos de ellos nos llegarán a sorprender y no siempre para bien.
El estilo narrativo de Antonia Romero me ha resultado muy cuidado y sensitivo en el que a pesar de que narrar con sencillez, tranquilidad y un ritmo pausado no se pierde ni una pizca de fluidez en su desarrollo. A ello contribuye la alta presencia de unos diálogos que resultan naturales y muy significativos. De la parte narrativa se ocupa una voz en tercera persona que focaliza casi todo el tiempo la acción en Nela, la protagonista de la historia y que aunque narra el presente de forma lineal permite al lector conocer algunos momentos claves en la vida de este personaje mediante la introducción de recuerdos o flashbacks.
La historia tiene una estructura en veintidós capítulos de extensión media. Algo que me ha llamado la atención es que cada uno de estos capítulos lleva por título el nombre de una película clásica y un pequeño dialogo introductorio de la misma. Son tales como Orgullo y prejuicio, Luz de gas, Laura o Encadenados entre muchas otras. Todas ellas grandes títulos a mi juicio y que representan un detalle que se agradece.
Conclusión
No os voy a decir que ha sido mi mejor lectura del año pero Los muertos no aceptan preguntas me ha parecido una novela entretenida, bien construida, con personajes sólidos, un trasfondo duro y que va de menos a más para terminar dejándole al lector un buenísimo sabor de boca.