Título: El
constructor de árboles
Autor: Chris Howard
Publicación:
Minotauro, 2013
Páginas: 333
En un mundo donde la vegetación ha dejado de crecer y ya
sólo se recuerda como un mito, donde la población se alimenta exclusivamente de
maíz transgénico, en donde las langostas suponen peligrosos depredadores para
cualquier especie viva y donde hay gente que desaparece a diario, Banyan es un
constructor de árboles que trabaja para personas adineradas que necesitan un
alivio en el paisaje desolador.
Para ello utiliza chatarra, utensilios inservibles y
cualquier producto de desecho. Nunca ha visto un árbol real pues hace más de
cien años que desaparecieron de la superficie de la tierra pero su padre le
enseñó el oficio antes de desaparecer.
Cuando recibe un encargo especial le proporcionan una
pista que le llevará a pensar que quizás en algún lugar del mundo aún existan
los árboles de verdad. Con la imagen de uno de ellos tatuado sobre la piel de
una misteriosa mujer comienza una búsqueda que le llevará a verse envuelto en
diversas situaciones comprometidas y no exentas de peligro.
Mi experiencia con
la novela
Con El constructor
de árboles, opera prima de Chris Howard, me he llevado una muy grata
sorpresa. No soy muy adepta al género pero este libro me llamó la atención
inmediatamente por su inquietante sinopsis.
Con un planteamiento totalmente novedoso y original, la novela resulta algo más que entretenida. Los elementos que hacen de ella una buena lectura son la dosis de intriga, un ápice de romanticismo y la gran acción que contiene.
Se trata de una de esas novelas que enganchan desde los primeros capítulos y que pasamos páginas impulsados por el interés de conocer que es lo que pasará a continuación. Además los frecuentes giros en el argumento no nos darán ninguna opción a sentir aburrimiento.
Banyan es un joven de 17 años que se dedica a construir
árboles. Utiliza chatarra y trastos viejos para confeccionarlos. Nunca ha visto
ninguno pero su padre, que fue el mejor constructor en las llamadas “ciudades
del acero”, le enseño el oficio. Un capricho de los ricos para deshacerse de la
tristeza y adornar la vista que les rodea.
Se supone que situado en un futuro la tierra ha sido
presa de una voraz plaga de langostas que han agotado todas las fuentes de
alimento posible. La vegetación ha sido devorada y la humanidad tan sólo han
logrado mutar genéticamente el maíz para que soporte estos ataques. Incluso el
ser humano corre peligro expuesto a las langostas.
La empresa multinacional GenTech se ha hecho con el monopolio de la venta de maíz, el único alimento capaz de crecer sobre la superficie de la tierra. Además han conseguido crear una comida capaz de cubrir todas las necesidades del organismo.
En cuanto a los personajes todos están marcados por
cierta oscuridad y presentan diferentes caras según las circunstancias que los
rodean. Luchadores, violentos, o ambiciosos todos se enmarcan dentro de unas
circunstancias que son capaces de sacar los peor de ellos mismos. Banyan, el
personaje principal es un joven que desde que su padre desapareció de forma
inesperada ha tenido que buscarse la vida para sobrevivir en el complicado
mundo que le rodea.
Otros personajes de cierto peso son las enigmáticas Hina
y Zee, con un árbol tatuado en sus cuerpos, el violento Cuervo, el valioso Sal
que guarda una información privilegiada o Alfa, una mujer fuerte de la que
Banyan se enamora. Entre ellos se construye una bonita historia de amor que sabe
destacar a pesar de que el autor mantiene en un discreto segundo plano y que
resulta tan realista y natural como la vida misma.
La historia nos es narrada con una prosa
escueta, sencilla y directa. Prácticamente desnuda en artificios, descripciones
y con cierta sensación de urgencia. Todo se resume en frases muy breves aunque
efectivas, precisando la acción pero narrando muy bien. Junto al hecho de la
amplia presencia de diálogos esta característica infunde muchísimo dinamismo en
la lectura. Se trata de una novela que prácticamente se lee sola. Se estructura
en tres partes diferenciadas por el argumento divididas cada una de ellas en
capítulos muy cortos. El narrador es el propio protagonista que en primera
persona nos da a conocer todo lo que sucede a su alrededor y que siempre se
limita a su propio punto de vista.
A pesar de esta concisión el autor consigue que
imaginemos perfectamente el contexto en el que transcurre la historia. No
resulta difícil elaborar el mundo que nos presenta a través de la información que
nos ofrece. Hace cien años se produjo en la tierra un periodo conocido como
Oscuridad, que ocultó durante veinte años el sol, y después el mundo cambió de
forma definitiva. Ha sido asolado por una plaga, convertido en un paisaje desértico
y yermo, donde las fuertes vientos y las nubes de polvo le han convertido en un
lugar inhóspito y oscuro. La inestabilidad se cierne sobre sus habitantes. No
hay nada sobre la faz de la tierra, tan solo crece el maíz mutado genéticamente.
Los árboles y con ello los libros son mito. La luna se ha acercado al planeta y
el mar ya no presenta la calma de antaño de forma que es impensable navegar por
él. Se trata de un mundo cargado de peligros, de furtivos que se buscan la
vida, de piratas al acecho de las carreteras, empresas que monopolizan y habitantes
asustados.
La única pega que podría sacarle a la historia es que el
autor no se prodiga demasiado en explicar al lector la causa de que el mundo
haya llegado a ese extremo. Quizás debido al punto de vista del narrador no encontraremos respuestas sobre como dio lugar la Oscuridad,
la mutación de langostas o como las multinacionales controlan el suministro de
comida entre otras cuestiones. No es que entorpezcan de algún modo la lectura
pero sí que nos dejan con cierta sensación de escasez. Introduce muchos
conceptos fruto de imaginación que recrean las condiciones de vida de esos
habitantes y que el lector debe preocuparse por ir anclando hasta asentar las
bases en su cabeza. Creo que podría haberle sacado muchísimo más partido a la
historia.
Como trasfondo el relato contiene un claro mensaje
ecológico. Las consecuencias que podría traer en un futuro el desgaste
medioambiental a través de una desgracia acuciada por la mano del hombre. Claro
que llevado a un extremo. También aparecen otros temas de naturaleza social (El
mercado de las multinacionales, la manipulación genética, etc)
Conclusión
El constructor de árboles
es una novela muy entretenida de lectura fácil, rápida y amena. Presenta gran
dosis de acción, algo de romance y unos giros inesperados y muy interesantes
que hace que la historia no decaiga en ningún momento. Un atractivo thriller con
visión futurista de la ecología.