Páginas

martes, 12 de marzo de 2013

Búscame donde nacen los dragos - Emma Lira


Marina es una periodista madrileña que tras una ruptura sentimental decide tomarse un año sabático. Para huir del dolor, de las situaciones comprometidas e intentar encontrarse a sí misma se traslada a la finca de Tamadaya situada en un idílico paisaje en la isla de Tenerife.

Cuando los dueños del complejo rural le muestran una calavera aparecida junto a otros restos óseos en un movimiento de tierra realizado hace más de cuarenta años en la finca su interés en la historia surge inmediatamente. Se trata del cadáver de una mujer y dos niños que parecen pertenecer a los guanches, la comunidad aborigen que habitaba la isla antes de que produjera la conquista castellana.

Con la ayuda de varias personas que conoce en la isla, Marina comienza una investigación que tiene como objetivo desenmascarar la identidad de los cadáveres encontrados así como desentrañar los secretos que esconden. Mientras, espera encontrarse a sí misma y definir el rumbo que ha de tomar su vida.

Mi experiencia con la novela

Hace unas cuantas semanas un mensajero llamó a mi puerta y me dejó está novela. No recuerdo que me la hubieran ofrecido previamente así que fue una sorpresa muy agradable. Hasta el mismo momento en que la tuve en mis manos no había escuchado hablar de ella ni conocía a su autora pero lo cierto es que despertaba mi curiosidad. La sinopsis me parecía atractiva y su portada, idílica y sugerente, me invitó a su lectura.

Tal vez porque he leído muy pocas historias que estén ambientadas en la isla tinerfeña y que nos hablen de su historia me apetecía mucho descubrir que me iba a encontrar en sus páginas. Quizás a Marina, la protagonista de esta historia, le pasó como a mí, se vio seducida por una historia que parecía contener muchos secretos guardados
 

El comienzo de la historia no es original ni novedoso aunque en su desarrollo la novela va ganando cuerpo y aumentando el interés de la historia. La trama personal es un tanto previsible aunque la parte histórica, la que se refiere a los descubrimientos, me ha gustado mucho tanto por la forma de exponerla como la manera en que se van desarrollando los acontecimientos.

Tras romper con su pareja Marina decide alejarse de todo durante un tiempo para pensar, aclararse y darse un respiro. No puede elegir un emplazamiento mejor que la finca rural de Tamadaya situada en Tenerife, un lugar ya conocido por la protagonista y donde se encuentra muy a gusto. Allí tendrá conocimiento de un fantástico descubrimiento arqueológico sacado a la luz hace más de cuarenta años en la finca. Se trata de los cadáveres de una mujer y dos niños pequeños que al final han quedado olvidados en cualquier cajón de un laboratorio y nadie ha parecido darle otorgarle relevancia.

Inmediatamente saltan sus alarmas y decide emprender una investigación que desvele el origen así como la identidad de los cuerpos. En su aventura no estará sola sino que contará con el apoyo  de Ángel y Kristin, los dueños de la finca con los que tiene una maravillosa relación además de disfrutar de la compañía inmejorable de dos hombres muy especiales. Nacho es un ingeniero madrileño que trabaja en la finca y Fernando un antropólogo que le proporcionará una gran ayuda en sus pesquisas.

En la novela se hace una excelente presentación de cada personaje por pequeña que sea su aparición en la misma de forma que cada uno de ellos los podemos imaginar a la perfección. Además el conjunto de personajes es muy variado y con distintas personalidades. Muchos de ellos se mueven por interés, por dinero o por emociones tal y como sucede en la vida real.

Marina es una mujer en la que otras muchas otras podrían identificarse. Muchos hemos sentido la necesidad de huir de nuestra realidad en momentos complicados. La ruptura con su pareja, que se ha realizado sin dramas ni  grandes escenas, supone para ella un desconcierto y una situación dolorosa pero también la excusa perfecta para evaluar si estaba satisfecha con su vida. No es de extrañar que ante esta situación, Marina busque refugio en una historia que no tiene nada que ver con ella.

La novela quizás cuenta con un desarrollo algo lento pero tiene una prosa agradable y cercana. Su estilo es correcto y accesible al lector sin detenerse en florituras ni excederse en la descripción de espacios. Existe un buen equilibrio entre narración y dialogo aunque ya os digo que su ritmo no es trepidante. Hay que tener un poco de paciencia para que la historia tome consistencia y comiencen a ocurrir cosas. La narración, en tercera persona, es lineal y para hablarnos del pasado utiliza relatos de algunos personajes que aparecen en ella.

La historia se desarrolla en la actualidad en la comarca tinerfeña de Abona. La finca Tamadaya, en donde se localiza la acción aunque es imaginaria tiene una base real. A través de las descripciones de la autora es muy fácil sentir el ambiente que se respira en la novela. La temperatura veraniega, el sol radiante, el paisaje volcánico de la isla con sus barrancos y desniveles y el intenso azul del mar. Un lugar donde se respira tranquilidad y armonía y donde uno puede dar rienda suelta a su imaginación.

Sin duda lo que más interesante me ha parecido en la novela ha sido conocer los antepasados que vivieron en las islas canarias. Tenía una muy vaga referencia de los guanches y me ha resultado muy agradable acercarme a su cultura y sus leyendas. Aún a día de hoy se tienen muchas lagunas sobre esta etnia y muchos datos acerca de ella son supuestos.  Aunque no se sabe con certeza parecen ser de origen bereber (norte de África) y ya se dedicaban a la agricultura y la ganadería. Vivían en cuevas, adoraban al dios Achamán, representado por el sol y momificaban a los muertos. He disfrutado mucho con las leyendas sobre este pueblo, conociendo algunas de sus costumbres y su forma de vida mientras los personajes especulan sobre sus hipótesis.

A medida que el final de la novela se acerca la autora irá resolviendo tanto la trama personal de Marina, que creo que no sorprenderá a ningún lector, como la referente a los cadáveres aparecidos. Sin duda, esta es la mejor parte en la novela y en la cual se torna mucho más interesante de forma que es difícil abandonar su lectura hasta haberla finalizado.

Conclusión

Búscame donde nacen los dragos es una novela agradable de leer, algo lenta en ocasiones pero entretenida e instructiva. Nos habla de una reina pero también de una mujer que se necesita encontrarse a sí misma.

Una historia que nos permite acercarnos a una cultura de la que muy poco se sabe y seguro que interesara a cualquier lector que inicie su lectura. Como telón de fondo en la trama conoceremos que se esconde tras el comercio ilegal de antigüedades y el coleccionismo de piezas antiguas.

** Gracias por el ejemplar a Plaza y Janés