Novela conmovedora y coral, he aquí la historia de cuatro generaciones de
mujeres que ríen y lloran, que viven y sufren, pero que sobre todo se necesitan
por encima de todas las cosas. Con mil matices y registros, Alejandro Palomas
nos ofrece con El tiempo que nos une una historia que entrelaza el amor de
madres a hijas, dea vuelas a nietas y entre hermanas: una novela de emociones
sobre unas mujeres únicas que desborda humor, cariño, sabiduría y valor.
Mi experiencia con la novela
Esta lectura llegó a mis manos a través de un sorteo publicado en el blog
Libros que voy leyendo, del cual afortunadamente fui ganadora de un ejemplar. Y
hoy vengo con la lectura conjunta que se ha organizado desde el mismo blog. Así
que si mi punto de vista no resulta determinante sobre la lectura o no de esta
novela siempre podréis recurrir a otras reseñas.
Después de leer la novela puedo decir que me he quedado con dos sensaciones
distintas. Una me acompañó durante gran parte de la misma y la otra es la que
me dejó el final de la historia. Me parece que la novela tiene un buen
comienzo, muy emotivo y muy profundo, incapaz de dejar indiferente a nadie.
Incluso ha llegado a conmoverme y emocionarme en varias ocasiones (y esto es
muy difícil que me ocurra) pero en el último tercio la novela se me hizo un
poco cuesta arriba. Quizás la falta de movimiento que tiene llegó a cansarme.
Es cierto que es una novela dominada por los sentimientos, que explora los
corazones de cinco mujeres y se podría llegar a pensar incluso que la acción no
tiene cabida pero, en mi opinión, de las casi seiscientas páginas que tiene
algunas están de más. En la novela ocurren muy pocas cosas en sí y llega un
momento en que la historia no avanza, los personajes evolucionan mínimamente y
se vuelve un poco repetitiva. Eso sí, a pesar de ello, la historia cuenta con
suficientes alicientes para acercarse a ella.
Se trata de una novela coral que narra la historia de cinco mujeres muy
especiales. Cinco mujeres de la misma familia que viven atormentadas por la pérdida
de dos seres queridos. Estas personas desaparecidas son hijos, nietos, sobrinos
y hermanos de las protagonistas. ¿Cómo se puede superar la pérdida de un hijo?
No, sencillamente no se puede y estas cinco mujeres lo tienen muy claro.
Mencía, Flavia, Lía, Inés y Bea. Cinco nombres, cinco mujeres. Cada una de
ellas tiene una manera distinta de enfrentarse al dolor. Unas lo hacen huyendo
en el más absoluto silencio, alejándose de todo aquello que les hace sentir mal
y que les trae recuerdos que dañan el corazón, otras deciden encerrarse en sí mismas
y otras deciden sacar toda su fuerza y su temperamento hacía el exterior.
Las relaciones entre ellas son muy complicadas. Los silencios, los secretos,
lo no dicho en muchas ocasiones termina por levantar una barrera entre las protagonistas
pero al final son conscientes de que se necesitan las unas a las otras porque
ninguna cuenta con otro apoyo posible. El principal problema que tienen es su
falta de comunicación, la incapacidad de expresarse y sacar sus problemas a
flote. Esas cuestiones y sentimientos imposibles de describir, esas palabras
que cuesta tanto pronunciar en voz alta y que hacen que algo de repente se
vuelva realidad. En ocasiones parece que si nos callamos un secreto no existe.
Si nadie conoce su existencia pierde importancia. Pero, si en cambio, lo
pregonamos al viento se vuelve más tangible, más complicado de superar.
“Me
pregunto quién coño les habrá dicho a estas mujeres que sufrir en silencio te
hace mejor. Cómo meterles en la cabeza que el silencio no engrandece que eso es
mitología griega. El silencio coarta, desquicia, enmudece, enferma. Eso lo
sabemos bien las viejas. Y, bien pensado, y después de todo lo vivido, qué
paradoja tener que llegar a mi edad para entender tantas cosas. Qué paradoja
tanta lucidez rodeada de tanto callar” (Página 97)
Quizás la que mayor peso o protagonismo tenga en la historia sea Mencía,
una anciana de noventa años a quien el paso del tiempo y las vivencias sufridas
han forjado un carácter muy fuerte. Su principal preocupación es ayudar a los
suyos en el tiempo que le queda, desplegar un manto protector en su último
aliento. Ha sufrido con la perdida de una nieta y ha visto como su propia hija,
Lía se hundía con ello. Su otra hija, Flavia, mantiene una extraña relación de
amor-odio hacia ella que le hace alejarse y volver a su lado continuamente.
La historia se repite cuando Inés, hija de Lía y nieta de Mencía, pierde a
su hijo de ocho años. Toda la familia intenta arroparla pero su primer impulso
es huir de todo lo que cause daño, de los recuerdos. Esta dispuesta a
abandonarse y permitir que el dolor la coma e impida seguir con su vida. ¿Qué
se puede decir a alguien que ha sufrido semejante desgracia? ¿Qué palabras de
consuelo existen para estos casos?
Es imposible quedarse indiferente ante esta novela, porque rebosa
sensibilidad y emociones. Es un relato duro, como lo es la propia vida. Es muy
complicado ponerle palabras a los sentimientos, analizar el interior con
exactitud.
Alejandro palomas es capaz de recrear un universo femenino con mucha maestría.
A la vez que avanza el relato iremos conociendo a estas cinco mujeres. Todas
ellas muy diferentes entre sí. Para sobrevivir tienen que librar algunas
batallas, en ocasiones en solitario y en ocasiones podrán unir sus fuerzas.
Destaca la capacidad del autor para definir estos cinco personajes de forma
asombrosamente clara. Sus miedos principales, su forma de actuar, sus metas (si
es que ya les queda alguna) son los puntos clave que nos ayudaran a hilvanar
toda la historia.
No he sido capaz de conectar con Mencía incluso me ha resultado bastante
desagradable en algunas escenas en concreto. Es una anciana con una inusual
vitalidad a su edad capaz de luchar para defender a los suyos. Pero lo cierto
es que es un personaje hiriente y en ocasiones maleducado capaz de arrojar sin
pudor una verdad desnuda a cualquiera que ella considere necesario. Haciendo
daño a los demás de forma gratuita uno no gana nada, ni siquiera me parece que
es la forma de defenderse.
La historia está contada en primera persona con capítulos que otorgan la
voz a sus distintas protagonistas. Como conocemos todo lo que ocurre desde
distintos ángulos accedemos a una información a varios niveles y nos ayuda a
darnos cuenta de que un mismo gesto o una simple palabra puede interpretarse de
distintas formas según se mire.
Me ha dado un poco de pena que la novela se alargara tanto. Como os he
dicho, lo que comienza como una historia capaz de encogerte el corazón termina
siendo una novela que se alarga demasiado en su extensión.
Conclusión
A pesar de mi sensación final es una novela que recomiendo y que creo que
merece la pena leer. Es un relato cargado de sentimientos, de emociones que analiza
con bastante crudeza las relaciones familiares entre cinco mujeres tocadas por
la desgracia y el dolor.
Aunque a esta novela no podría darle la máxima nota, me apetece mucho
seguir descubriendo a este autor y seguro que en un futuro me aproximaré a
otras de sus novelas.