Maya Vidal tiene tan solo diecinueve años y a pesar de su corta edad tiene un pasado del que huir y del que esconderse. Para volverse invisible se traslada desde Berkeley, la ciudad en donde se ha criado con sus abuelos, a una isla chilena casi perdida llamada Chiloé.
En ese lugar alejado del mundo, Maya intentará poner tierra de por medio y escapar de todas aquellas torpezas que cometió en su vida pasada. Alejada del mundo, sin distracciones, sin poder comunicarse con el exterior y sin tener acceso a ninguna sustancia que pueda intoxicarle el organismo intentará curar todas sus heridas y proporcionarle un descaso a su alma.
Para tener muy presente sus fallos y no olvidarse nunca de ellos comienza a escribir un cuaderno en que relata no solo su pasado sino como se desarrolla su vida en aquella isla junto a Manuel Aries, un amigo de la familia, que a modo de favor la ha acogido en su casa.
Mi experiencia con la novela
Si hay algo de lo que puede presumir Isabel Allende es de tener la gran capacidad de llegar al lector y arrastrarle hacia sus historias. He leído bastantes novelas de la autora y aunque esta conserva su estilo narrativo de forma intacta sí que he percibido un cambio de registro en la temática.
“El cuaderno de Maya” me parece una de las obras más duras y realistas que he leído de la autora. Aunque conserva ese trasfondo espiritual y de “realismo mágico” tan frecuente en sus novelas, inclusive en las que tienen contenido autobiográfico, se acerca a temas mucho más actuales, comprometidos y que marcan a personajes más jóvenes. Un acercamiento a un mundo que Isabel Allende hasta ahora no había explorado.
Maya es la protagonista de la novela y a su corta edad ha vivido muy deprisa. Se crió con sus abuelos en una ciudad Californiana después de que sus padres se desentendieran de ella. Su infancia no fue difícil aunque tampoco la ideal. Arropada y demasiado mimada por unos abuelos que lo dieron todo por ella y que se hicieron imprescindibles.
Aunque fue feliz todo terminó por derrumbarse cuando se produjo la muerte de su abuelo. Una muerte que Maya no fue capaz de asimilar ni superar. El vacío que dejó esa persona que funcionaba como el pilar fundamental de su vida coincidió con su adolescencia. Ese periodo en que todos estamos perdidos y desorientados, que nos va cambiando y es cuando buscamos nuestro lugar en el mundo. Pero Maya se vio arrastrada por un mundo complicado, donde las drogas, la delincuencia y la prostitución le llevarían a vivir momentos excepcionalmente crueles, duros y penosos. un mundo que la maltrata y que acaba con su personalidad.
Pero del que, y ya lo sabemos desde el principio, ha logrado salir porque afortunadamente se encuentra sana y salva en la Chiloé.
Desde la isla en que se ha recluido e intentar huir de las consecuencias que esa vida le ha deparado a la vez que intenta sanar su cuerpo de las adicciones y su alma de todo el daño sufrido.
En Chiloé, un pueblecito pequeño donde hay pocos habitantes y donde todo el mundo sabe de la vida de los demás, se alojará con Manuel Arias un hombre que ha sufrido en sus propias carnes la represión de la dictadura y que aunque en principio se muestra distante terminará por establecer una relación de mutuo afecto con Maya. Descubriremos con el paso del tiempo que también él tiene una parte imprescindible en la vida familiar de Maya.
En esta novela los personajes son inolvidables, no solo la protagonista. Es imposible no sentir un especial cariño hacia Manuel, Popo, el abuelo de Maya, que la colmaba de amor y cariño o Nini, la abuela, un personaje con mucha fuerza y mucho atractivo que en más de una ocasión ha logrado arrancarme una sonrisa en medio de todo es infierno que sufre la protagonista. Otros personajes que completan la historia son Blanca, una vecina de Chiloé, Mike O’Kelly, un compañero de fatigas de Nini o Daniel a quien Maya conoce en la isla y se convierte en alguien muy importante para ella.
A veces me ha resultado complicado entender a Maya, por su excesiva pasividad y su nula capacidad de reacción que hace que sus problemas cada vez sean mayores. Ella misma y su ingenuidad es la que la llevan a verse en las situaciones por las que pasa. Parece como si no valorase su vida.
Maya nos va contando su presente y pasado a través de las páginas del cuaderno que su abuela le entregó para que tuviera muy presente los errores que cometió en su vida. Y así, en primera persona conocemos como fue su infancia y como llegó a meterse en ese mundo.
El estilo de Isabel Allende es inconfundible. Decía al principio que es capaz de envolverte con su prosa y atraparte en la historia. y aunque en esta novela la trama tarda en coger cuerpo es inevitable engancharse a las pocas páginas. El ritmo es muy irregular a lo largo de la historia. Hay capítulos en que esta narrando el pasado y el ritmo es muy intenso pero de repente cambia el hilo narrativo para volver a Chiloé y la acción desciende en picado. Me ha dado la sensación de que mientras cuenta cómo llegó a sus circunstancias actuales hay demasiados sucesos negativos y en cambio en Chiloé todo sucede con mucha tranquilidad.
Me ha gustado mucho el ambiente de la isla con sus entrometidos y abiertos habitantes. Y con sus historias, leyendas, supersticiones y costumbres. Allende nos recrea perfectamente la isla acompañando las descripciones con muchas de las expresiones que los habitantes usan. También llegaremos a conocer algunos detalles de la dictadura de Pinochet y como acabo el gobierno de Salvador Allende.
Como conclusión solo me queda decir que “El cuaderno de Maya” es una novela muy recomendable para los seguidores de Isabel Allende pero también para aquellos que quieran acercarse por primera vez a su obra. Una historia muy dura que aunque tarda en alzar el vuelo termina enganchando de forma irremediable.