lunes, 8 de noviembre de 2021

Los vencejos - Fernando Aramburu

 


No puedo negar que soy otra de las lectoras que descubrió a este autor con Patria, un novelón con letras mayúsculas por la calidad de la obra en sí (su arquitectura es impecable) pero también creo que es una novela cuyo tema era fácil que nos tocara el corazón a todos. Es un tema que ciertas generaciones lo hemos vivido muy de cerca y aún lo recordamos como un periodo terrible en la historia de nuestro país. Con una historia así no era difícil calar corazones. Pero más allá de todo eso yo me quedé con la sensación de que era un escritor de los grandes y así me lo ha confirmado su última novela: Los vencejos.

La terminé hace varios días y he querido digerirla bien antes de escribir esta reseña. No suelo hacerlo pero en esta ocasión he caído en la tentación de ver que pensaban otros lectores -algunos críticos profesionales- de ella y me he sorprendido y mucho. De hecho me pregunto si habremos leído la misma novela porque que la hemos interpretado de forma distinta es algo que tengo muy claro.

La novela está narrada por Toni que ya en las primeras líneas nos hace una confesión bastante delicada y es que ha decidido poner fin a su vida. Por diversas circunstancias que entenderemos a lo largo de la novela Toni ha elegido un día dentro del plazo de un año para suicidarse. 

Y aunque de primeras eso del suicido puede resultar algo espinoso o escabroso en realidad la novela no gira entorno a ese tema -no quiero que os llevéis esa idea en la cabeza- sino que lo utiliza como punto de partida para hablarnos de la vida. Es la vida de Toni pero podría ser la de cualquier con sus alegrías y pesares, con su particular forma de desbaratar nuestros planes y sorprendernos en cada momento. 

Hace poco que leí la última novela de Palomas (Un país con tu nombre) y al principio decía algo así (perdón por que no voy a ser muy exacta en la frase) como que hay días en los que sucede todo y otros en los que no pasa nada. Y algo que más o menos le ocurre a Toni. 

Al final tiene que tragar y ha tenido que tragar con muchas cosas con las que no había contado. Es un profesor de instituto, divorciado, con un hijo un tanto especial que vive con su perra Pepa y tiene un amigo a quien ve con frecuencia a quien ha apodado Patachula (hay que leer la novela para saber el motivo). 

Como he adelantado, el mismo nos irá contando su vida: la relación entre sus padres, con un hermano que le odia y con él mismo, su infancia y adolescencia, el modo en que se convirtió en un adulto con matrimonio e hijo incluido y como esté se desmoronó. Y todo ello lo cuenta con una sordidez apabullante, que en mi opinión hace que sea una novela espectacular. Toni a solas en su cuarto irá desgranando  con una serenidad pasmosa y desde la distancia como ha sido su vida con lo cual ofrece dos enfoques al lector. El del pasado y el del presente. No es lo mismo contar las cosas recién vividas que cuando han pasado meses o años y puedes realizar un ejercicio de reflexión más profundo o por lo menos diferente. A veces tendemos a distorsionar los recuerdos, exaltarlos o prescindir de la importancia que tuvieron en su momento.

La forma de narrar de Aramburu es calidad como va desvelando los entresijos de una vida con sus momentos gloriosos y aquellos de vergüenza. La novela avanza con saltos en el tiempo del presente al pasado según le vienen a la mente al protagonista ciertas escenas o temas lo cual creo que hace que la novela no caiga en el tema de la monotonía y la linealidad. Es decir va tocando todos los aspectos de su vida a lo largo de la novela y de forma cíclica que al final es como es la vida. Nuestra familia se intercala con el trabajo con los amigos y con otras muchas cosas. Da una visión de conjunto muy real y humana. 

Cada personaje logra transmitirse sensaciones muy diferentes y Aramburu se aleja del personaje héroe que es un tipo estupendo, que siempre lucha contra las injusticia, cuyos valores son impecables. Toni, Nikita, Patachula, Águeda  o Amelia te provocan sinsabores. Pero hay que recordar que es Toni quien los perfila desde un punto de vista personal y subjetivo. 

Creo que es difícil narrar esa cantidad de páginas y no aburrir al lector teniendo en cuenta que es una novela que habla de la vida en si misma. De muchísimos temas que nos afectan a cada uno de nosotros en cualquier etapa de la vida. 

Concluyo diciendo que es una gran novela que no hay que perderse a pesar de que en algunos momentos puede ser una novela dura. Y me gustaría lanzar un mensaje a algunos lectores. El hecho de que un escritor cree escenarios o toque temas desagradables no quiere decir que los "normalice"(odio la palabra) o apoye. Hay que ir más allá y darse cuenta de la crítica que esconde la forma de narrar. En ciertas novelas uno puede relajarse y leer con literalidad pero otras hay que saber interpretarlas y eso mismo ocurre en Los vencejos. Relájense por favor los ofendiditos.