lunes, 13 de enero de 2020

Tres pisos - Eshkol Nevo


Hace tres años que leí Los amores solitarios de Eshkol Nevo, una novela diferente y original que debido a su enjundia no pasó con ligereza por mí. Disfruté de ella y me propuse leer algo más del autor pero el tiempo ha ido pasando y al final me he encontrado con Tres pisos, la última obra que Duomo ha publicado del autor.

Tres pisos no es una novela al uso sino que es un conjunto de tres historias independientes en argumento pero lo que tienen en común es que las tres son intensas, atrevidas y muy directas. Cada una de ellas protagonizada por unos personajes que inmersos en sus propias desgracias viven ajenos al sufrimiento de los demás. Porque esta es una historia que nos habla de obsesiones, de soledad e incomprensión. Sus personajes se confesarán con quien pueden. Y es algo que ocurre en la vida real, cada uno vamos lidiando con nuestras vidas, contrarrestando los avatares como podemos y a menudo, creyendo que somos únicos en sufrir. Y sin embargo ¿Quién sabe que hay en la puerta de al lado?

En el primer piso vive una pareja, Arnon y Ayelet, con sus dos hijas pequeñas, Ofri y Yaeli. Son un matrimonio como otro cualquiera que vive en Israel. Con la llegada de sus hijas necesitan una canguro que les de un poco de alivio en sus vidas. Sin embargo terminan acordando con los vecinos de enfrente Herman y Ruth, una pareja anciana, que ellos se ocupan de cuidar a la niña a cambio de una suma irrisoria. El tiempo va sucediendo y todo transcurre con normalidad hasta que Arnon comienza a ver en Hermann un comportamiento extraño con su pequeña Ofri. Comienza a sospechar de él hasta que un día todo se precipita cuando el anciano y la pequeña desaparecen durante unas horas.

Esta es una historia dura que me ha causado sentimientos encontrados. La narración es en primera persona y lo que sabemos es porque su protagonista se lo va contando a un confidente. No sabemos qué parte hay de verdad y cual de mentira ni que creer. Es quizás el relato que más me ha gustado porque me he sentido en la piel del personaje sintiendo su impotencia al no poder averiguar la verdad, su inquietud como padre a la hora de intentar proteger a su hija… Pero este personaje también ha sembrado la duda en mí. No sabía si estaba cuerdo, loco, o que había de verdad en sus palabras. La verdad objetiva, no la suya. Un relato desconcertante.

En el segundo piso vive otro matrimonio joven. Hani y Asaf tienen dos hijos y es Hani quien se ocupa prácticamente de ellos sola. Asaf viaja mucho por cuestiones laborales dejando a su esposa la sensación de estar eternamente sola. Una soledad que confiesa por carta a una amiga, Neta. En su relato, también en primera persona, muestra de nuevo sentimientos como la frustración, la impotencia y la rabia de no poder controlar su vida. Una historia que nos habla del cansancio de la rutina, de la sensación de asfixia que le produce su vida y los celos que le generan ver a otras parejas que conviven cerca que comparten responsabilidades, tarea y la educación de los niños. Creo que mucha gente se puede ver identidad aunque sus circunstancias no sean exactamente las mismas. Sin embargo un día recibe la visita del tío Eviatar y su situación un poco especial...

En el tercer y último piso (y el que conecta un poco todas las historias) vive un jueza jubilada llamada Débora. Mijael, su esposo, ha fallecido hace un año. Recogiendo las cosas del estudio de su esposo para la mudanza descubre un viejo contestador en el que duerme su voz. Tras tanto tiempo sin escucharle ella comienza a contarle sus preocupaciones actuales. A relatarle cómo se siente ante la lejanía de su único hijo con quien perdieron el contacto hace muchos años, su compromiso con ciertas causas sociales así como algunos de los sentimientos que tuvo o tiene hace él. Así como la llegada de un desconocido a su vida.

Quizás ha sido el relato con el que menos he conectado. Me ha parecido más lejano y más distante por parte de su protagonista a la par que la historia me ha enganchado menos.

Tres pisos es una novela que se construye a través de las voces de personajes muy humanos, con problemas muy reales y que pueden representar las vidas de muchos de los lectores. Una novela para leer con tranquilidad (su lectura puede resultar densa y algo lenta en algunos momentos), para apreciar la riqueza narrativa del autor, para leer entre líneas y averiguar lo que, tras las palabras, callan sus personajes.