lunes, 4 de noviembre de 2019

La cara norte del corazón - Dolores Redondo


A Dolores Redondo la conocí con El guardián invisible, la primera novela que forma parte de la Trilogía del Batzán. Solo puede decir que la disfruté muchísimo por las muchas características atractivas e interesantes con las que se había construido. No solo logró embelesarme a mí sino a muchísimos lectores que al ver que La cara norte del corazón salía a la venta, le pusimos ojitos.

Y la razón es que la protagonista de esta novela vuelve a ser Amaia Salazar (que me conquistó plenamente en la Trilogía del Baztán y que es un personaje que me encanta). Pero en esta ocasión vamos a retroceder en el tiempo (se trata de una precuela aunque rigurosamente no es necesario leerlas todas) y la conoceremos en dos periodos muy importantes de su vida, que la marcaron como persona y como la inspectora en la que se convertiría en el futuro.

Nos situamos en 2005, Amaia es una joven de veinticinco años y es subinspectora de la Policía Foral de Navarra. Pero no es ahí el lugar donde estamos porque la protagonista participa en un curso para policías de la Europol en la Academia del FBI en Estados Unidos, por lo que, es allí, en Quántico, donde se va a desarrollar la historia. Y en donde además van a estudiar un caso real cometido por un asesino en serie cuya actuación es tan peculiar como difícil de identificar. Amaia formará parte de esa investigación.

Os podría contar más cosas del argumento (otros ya lo han hecho) pero yo me voy a plantar aquí y os voy a dejar con la miel en los labios. Solo os diré que el caso criminal que investigan en el FBI y en el que participa Amaia me ha gustado muchísimo. Y ya sabéis que en este género son pocos autores los que consiguen convencerme pero este me ha parecido muy original y con mucha miga. Pero aun así creo que la autora ha sabido desarrollarlo muy bien en la novela construyendo una trama atractiva e interesante a la vez que compleja porque hay que darle muchas vueltas para imaginarlo y poder hacerlo coherente y creíble para el lector.

Si hay algo que me gusta de Dolores Redondo es que sus novelas tienen corazón, negro, pero corazón. Una de las cosas que más aprecié de las anteriores es conocer a fondo el turbulento pasado de la protagonista. La historia íntima y personal de Amaia es traumática, conmovedora y perturbadora al mismo tiempo. Parte de ella la conocimos en la trilogía y en esta vivimos de una forma más cercana otra parte pero que hace que comprendamos muchas cosas. A pesar de que ocupa menos espacio en la novela me ha gustado muchísimo y se ha hecho demasiado breve. En ella conocemos un suceso ocurrido a la Amaia de doce años, cuando estuvo durante unos días perdida en el bosque. Conoceremos y se nos explicarán mucho, en este caso, sobre la relación que tiene con su padre. Y por supuesto de algunas vivencias con la entrañable tía Engrasi con quien vivía (las razones se explican en la trilogía). Me siento muy cercana a este personaje.

Y si había un personaje de verdad intrigante en la trilogía era Dupree. Esa persona a quien Amaia recurría con frecuencia telefónicamente, pero de quien poco a nada sabíamos hasta ahora… Y aquí callo porque no quiero decir nada más.

Otra de las características que hace diferente a esta autora y sus novelas negras es que la ubicación y el folclore de la zona tiene mucha importante. En La cara norte del corazón dejamos atrás la mitología navarra sustituyéndola por la de Nueva Orleans (un lugar plagado de supresiones, donde se practica mucho la santería y la magia negra y se cree diversos seres sobrenaturales) en el momento en que el huracán Katrina asoló la ciudad.

Me da la sensación de que he nombrado constantemente la trilogía durante esta reseña, pero creo que se entienden muchas cosas cuando has leído los libros anteriores. La única pega que podría poderle es que en algunos momentos el ritmo se ha hecho algo lento y descompensado.

En definitiva, creo que La cara norte del corazón es un libro imprescindible si te gustaron los anteriores. He disfrutado muchísimo de su lectura, me ha cautivado y no puedo hacer otra cosa que recomendarla.