jueves, 25 de julio de 2019

¡Váyanse ustedes a la mierda!💩💩💩

Ayer u hoy (no lo tengo muy claro) me han expulsado de un grupo de Facebook. No tiene nada que ver con libros ni con literatura. Y como no tengo ningún problema con ello y considero que no he hecho nada tan grave como para merecer este mérito, voy a decir cual es. Su nombre es Realfooding, el que administra (o lo hace alguien en su nombre que no lo tengo muy claro) el famoso nutricionista Carlos del Río. Seguro que muchos lo conoceís porque ha sacado libro y todo.

Es un grupo basante "especialito" porque tiene una forma de pensar muy rígida y cerrada que no comparto en absoluto pero me gustaban muchos de los consejos sobre comida que ofrecían (muchos pero otros muchos, muchos, muchisímos me han parecido de lo mas absurdo). Es la razón por la que seguía allí.


El caso es que alguién colgó la foto de su meriend,a que eran dos plátanos congelados y otra persona comentó que no le resultaban apetecibles. Me asombró como a está última le recriminaban que diera su opinión, que para criticar que se fuera a otro lado. En mi opinión fue respetuosa y lo dije en un comentario añadiendo que debemos dejar de ofendernos por todo. Resultado: Estoy fuera del grupo. Sin más.

Y os preguntaréis a qué viene todo esto. Y es  que hoy mismo me he econtrado un debate bastante absurdo que me ha recordado a lo que me ha pasado en el grupo. Y es que parece que opinar se ha vuelto un deporte peligroso. Estoy harta de ver como todo el mundo se ofende por todo en las redes sociales, que no entiendan que cada uno tenemos el derecho y la libertad (así lo dice la constitución) de expresión.

Os pongo en antecendetes. Una compañera bloguera (de cuyo nombre no quiero acordarme... bueno sí, pero no sabe que estoy escribiendo esto) publica una reseña de un libro en el que hay ciertas cosas que no le han gustado. Reacción inmediata en Twitter: "Es que no tiene suficiente bagaje lector", "No entiende que esto es característico del género" "Que es puritana" y otra serie de opioniones que como si son favorables al escritor si que son válidas. Me gustaría haber entrado al trapo, decirles cuatro cosas e irme tan a gusto. Pero no lo hago y es porque cada uno tiene derecho a opinar como quiera, como le guste, o como le salga del cipote (perdonen si me pongo vulgar, no acostumbro pero lo estoy viendo tanto que se me ha pegado y considero también que es necesario). No saben encajar una crítica y esa es la verdad.

Un linchamiento que veo retorcido, innecesario y cobarde porque no han sido capaces de nombrarla. Han ido sibilinamente a machachar (muchos ni sabían el origen del tuit) y a incluso burlarse de una de las personas más honestas que conozco en la blogosfera. Pero que a la vez sabe dar su opinión sin menospreciar el trabajo de nadie, sin insultar y sin ridiculizar. Ella es mucho más respetuosa que todos esos talibanes de la moral literaria.

Porque a las alturas que estamos son más intransigentes que la Santa Inquisición. Todo lo crítican, todo les parece mal.

Si recibes libros "gratis", uy es que tu estás vendida a la editorial. A pesar de que nadie regala su esfuerzo, tiempo ni trabajo que es justo lo que hacemos muchos blogueros. Sabéis las cantidades que se cobran en otro tipo de blogs por hacer publicidad a sus productos. Y os guste o no los blogs hacemos publicidad a un precio regalado. Y eso interesa tanto a autores como a editoriales si no nadie enviaba nada a nadie.

Si criticas un libro es que no tienes bagaje lector o eres corta de miras. Si te equivocas en un dato es que no lo has leído.


Pero ¿Esta gente no tiene vida propia?


Y ahora viene lo que cada vez que os leo me gustaría decirles: