lunes, 23 de mayo de 2016

La habitación de los niños - Valentine Goby



Título: La habitación de los niños
Autora: Valentine Goby
Publicación: Siruela, 2016
Páginas: 200

1944, campo de concentración de Ravensbrück. Cuarenta mil mujeres libran una batalla diaria por la supervivencia en un universo en el que la vida no tiene cabida. Pero siempre hay un espacio para la esperanza: la habitación de los niños.

Mila, una jovencísima militante de la Resistencia francesa, es deportada a Ravensbrück tras ser detenida en una acción clandestina. Al igual que las demás prisioneras políticas, se siente aliviada al saber que no será condenada a muerte, pero lo ignora todo sobre el viaje que le aguarda y las normas necesarias para sobrevivir en su futuro lugar de confinamiento. Gracias a la solidaridad de las compañeras y a una tenacidad inquebrantable, Mila conseguirá vislumbrar un rayo de luz en mitad de las tinieblas al descubrir el Kinderzimmer, un barracón destinado a los recién nacidos; un lugar lleno de vida en mitad de un paisaje de desesperación al que la protagonista se aferrará con todas sus fuerzas, por ella y por el niño que lleva en su seno. 

En esta intensa y conmovedora novela, convincente recreación de uno de los más dramáticos episodios de la historia del siglo XX, Valentine Goby consigue articular lo indecible, transmitiéndonos todo el coraje y la esperanza de un grupo de mujeres anhelantes de libertad.

Mis impresiones

La habitación de los niños resultó ganadora en 2014 del Premio de los Libreros en Francia. Su sinopsis me llamó muchísimo la atención por un motivo. Sabemos y hemos leído mucho de la II Guerra Mundial, de lo que vivieron aquellas personas condenadas al horror, pero muy poco del destino de los bebés que nacieron en los campos nazis. Muchas mujeres llegaron embarazas y otras fueron juguetes sexuales de los militares alemanes y ¿Qué pasaba cuando daban a luz?

“El agotamiento de Mila ante la entrada al campo. Lo que ella cree ser la entrada al campo, altos muros esbozados en la noche más allá de los haces de luz que apuntan al azar, sus párpados cerrados de golpe y la agujas que, después, perforan la vista.”

Así comienza esta historia, con la llegada de Mila al campo de concentración de Ravensbrück en el año 1944. Ha sido detenida por colaborar con la Resistencia francesa enviando mensajes cifrados escondidos en partituras de música. Allí llega embarazada de unas seis semanas  y sin tener ninguna noción de cómo es el lugar al que ha llegado. Por instinto oculta su embarazo y mientras este avanza comienza a conocer cómo será su vida allí y a muchas otras mujeres que intentan sobrevivir como ella. En esas condiciones Mila se va dando cuenta de que cada día que pasa parece más difícil que algún día pueda sostener a su hijo entre sus brazos y que este puede llegar a tener algún futuro.

La habitación de los niños es una novela descorazonadora, conmovedora y cruda que es difícil olvidar. Y no solo porque toque el tema de los recién nacidos, que ya en sí lleva una carga emotiva bastante grande, sino también porque aunque esté llena de momentos muy duros también tiene otros en los que la amistad, el compañerismo y la humanidad ilumina el relato.

Todo ello hace que sea una novela necesaria porque además se inspira en hechos reales. Por mucho que leamos del horror nazi siempre hay una parcela que nos puede sorprender y superar todo lo anterior. En ella se nos narra el día a día de las muchísimas mujeres que fueron encerradas en el campo de concentración de Ravensbrück que no se construyó para el exterminio (aunque a diario murieran cientos de personas) sino que fue un campo de trabajo. Las condiciones ya las podemos imaginar, el hacimiento, el hambre, las enfermedades, los piojos, el frío, el trato inhumano, las humillaciones…. Eso ya lo conocemos. En Ravensbrück no se veían niños ni bebés pero la protagonista, que siempre los busca con la mirada, descubre que hay una habitación para los niños recién nacidos, lugar al que se aferra física y emocionalmente.

Sobre los personajes poco o nada importante es quienes fueron o que hicieron en su vida antes de llegar allí. Lo que importa es el momento en que viven y cómo se comportan. Llama la atención su gran instinto de supervivencia que tienen, la capacidad para soportar todo aquello que están viviendo. A pesar de todo, de vivir con la muerte al lado, de la lucha por un trozo de alimento, de los trueques para conseguir un producto básico, de los hurtos entre ellas y la desconfianza también dejan un lugar para el compañerismo, el apoyo y la generosidad con las demás. De esta forma es inevitable que se queden en tu corazón como Mila, una joven que trabajaba en una tienda de música y al ser descubierta llega al campo sin saber nada. Por un lado irá averiguando y adaptándose a las normas no escritas del campo por otro lado están las dudas sobre su propio cuerpo. ¿Sigue vivo el feto? ¿De qué va a alimentarse si ella misma no come? ¿Nacerá siendo normal? Porque Mila no conoce el cuerpo humano, no sabe que ocurre cuando una mujer está embarazada ni lo que sucede después.

La habitación de los niños está narrada en tercera persona y aun así Valentine Goby consigue de una manera casi mágica que nos pongamos en la piel de sus personajes, viendo lo que sus ojos miran, escuchando los mismos sonidos y e incluso sintiendo ese miedo y esa tensión que en el relato llega a asfixiar en ciertos momentos. La autora no intenta suavizar las situaciones, es muy clara y contundente en la elección de frases y palabras. Una forma de narrar escueta, directa y algo brusca pero que aun así consigue llegar al lector y que le introduce directamente en el relato.

Pero a pesar de esa narración tan diferente, o a la que yo no estoy acostumbrada, que te obliga a una lectura pausada, de los horrores que narra, de los momentos que te ponen el vello de punta también hay momentos luminosos que te devuelven la fe en la humanidad. Entre todo ello un nacimiento, una sala llena de vida con un futuro muy pobre y unas mujeres luchando por sacarlos adelante.

Conclusión

La habitación de los niños es una novela por la que no he pasado en balde. Una novela descorazonadora que te hace sufrir pero que te enseña a la el mejor y el peor lado del ser humano. La recomiendo sin reservas.

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