miércoles, 6 de abril de 2016

Tres abuelas y un cocinero muerto - Minna Lindgren



Título: Tres abuelas y un cocinero muerto (Trilogía de Helsinki 1)
Autora: Minna Lindgren
Publicación: Suma de letras, mayo de 2015
Páginas: 368

Tienen noventa años. Pero no piensan morirse hasta descubrir al asesino.

Siiri, Irma y Anna-Liisa son tres viudas de noventa años residentes en El Bosque del Crepúsculo, un centro privado de apartamentos para la tercera edad de Helsinki. Más que un nidito acogedor para las personas mayores, la residencia resulta un lugar siniestro en el que los ancianos se ven privados de su identidad, rodeados todos los días por enfermeros vagos e inexpertos, y obligados a hacer gimnasia, a asistir a conferencias y a tomar un gran cantidad de medicamentos prescritos por médicos a los que apenas han visto.

Parece que para las tres amigas los días ya solo traerán partidas de cartas, viajes en tranvía y asistencia a funerales. Pero en la residencia se empiezan a producir unos misteriosos asesinatos... y quizá nadie había contado con la curiosidad y el tiempo libre de unas inocentes ancianitas.

Mis impresiones

Tres abuelas y un cocinero muerto es el título que da comienzo a la Trilogía de Helsinki, la cual se completa con Tres abuelas y un joyero de ida y vuelta y Tres abuelas y un plan de sabotaje. Son tres títulos que se nos presentan con simpáticas portadas y una mezcla entre comedia y thriller. En el primer calificativo estoy completamente de acuerdo aunque el segundo no me parece tan acertado. De esta novela había leído diferentes opiniones, algunas más positivas que otras, y no sabía muy bien que esperar de ella. Y aunque no puedo encuadrarla entre mis mejores lecturas me ha resultado una novela entretenida. 

"Cada mañana al despertarse Siiri Kettunen descubría que aún no había muerto. Entonces se levantaba, se lavaba, se vestía y tomaba algo para desayunar. Iba despacio, pues lo que es tiempo tenía de sobra."

Siiri, Irma y Ann-Liisa son tres ancianas nonagenarias que viven en un centro privado de apartamentos para la tercera edad en Helsinki llamado El Bosque del Crepúsculo. Pero lejos de la idea que podría venirnos a la cabeza como un lugar tranquilo y apacible donde pasar la última etapa de la vida es un sitio en el que ocurren cosas muy extrañas. Expediente médicos desaparecidos, un extraño paquete sin el nombre del destinatario, la vigilancia continuada, ancianos a los que se les suministra un exceso de medicación se suman a la misteriosa muerte de un cocinero joven de la que nadie quiere hablar.

Sin embargo, las tres protagonistas de esta historia están dispuestas a llegar al fondo del asunto y averiguar qué está ocurriendo realmente en El Bosque del Crespúsculo.

Tres abuelas y un cocinero muerto es una novela simpática y de fácil lectura que hace del sentido del humor y del sarcasmo su principal característica. No puedo considerarla como una novela negra ni un thriller porque no hay una investigación en sentido riguroso de la palabra a pesar de que nos encontraremos algunos misterios por resolver. Si en principio pudiéramos pensar que las tres ancianas se dedicarán al indagar sobre la muerte del cocinero, que da título a la novela, este tema queda muy de fondo dejando otros asuntos más patentes en su historia.

Uno de los principales es la crítica que la autora realiza al trato que se ofrece a la tercera edad en los geriátricos. Cuando las familias están muy ocupadas para atenderlos debidamente lo más fácil es buscarles un sitio en donde estén tutelados y vigilados sintiendo que su intimidad se anula por completo. A menudo en estos centros se les atiende de forma fría y aséptica incluso por gente poco cualificada para ello que les cobra tarifas exageradas por servicios básicos. Otra cuestión es la sobre medicación que se les sumista por médicos que nunca han llegado a verlas cuando se convierten en un problema para que hagan el menor ruido posible. Incluso en la novela hay un pabellón al que llaman Casa Hogar cuyas puertas permanecen cerradas y donde se destina a los dementes. Pero en el que acaban muchos ancianos que no deberían estar allí.

Las tres protagonistas de la novela me han parecido personajes originales que se han ganado mi simpatía con sus achaques, sus despistes, sus rutinas y alguna que otra excentricidad. MInna Lindgren nos introduce de lleno en cómo es su vida en el centro residencial. La comida insulsa, las partidas de cartas para matar el tiempo, los viajes en tranvía que tanto gustan a las amigas o la asistencia a los funerales, una manera más de matar el tiempo, pues sin nada qu hacer este les sobra. También nos da una visión de cómo se enfrentan a la muerte cuando se convierte en algo que les rodea de forma constante, que ven en personas cercanas y que sienten como algo casi tangible.

Siiri, Irma y Anna-Liisa a sus más de noventa años prácticamente han perdido las identidades con las que se han definido gran parte de su vida. Siiri fue mecanógrafa durante muchos años. Ahora su única hija se ha metido a monja en la otra punta del mundo y apenas recibe visitas. Irma estudió enfermería pero después de tener seis hijos decidió quedarse en casa y cuidar de ellos. Más tarde sus “amorcitos”, como ella los llama, decidieron vender su piso e ingresarla en el centro. Y Anna-Liisa fue profesora de lengua y literatura. Poco queda de quienes fueron pero a esta edad todavía existen emociones y sentimientos como la amistad, el amor, la lealtad o el compañerismo.

La novela está narrada con mucha fluidez y agilidad con un lenguaje sencillo y cercano al lector. Destacar sus diálogos muy vivos en los que se hace más patente el sentido del humor y la ironía de la que hace gala la novela. Está narrada a través de una voz en tercera persona tiene un ritmo no muy acusado y nos iremos encontrando algunos misterios que se van desvelando a su debido tiempo. Aunque la mayoría de cuestiones quedan resueltas a mí me ha dado la sensación de que al final le falta contundencia.

Conclusión

Tres abuelas y un cocinero muerto es una novela entretenida sin mayores consideraciones que se lee con facilidad, tiene momentos divertidos que se mezclan con otros más emotivos y cuyas protagonistas me han gustado. Eso sí, como novela negra o de suspense puede decepcionar al lector.