miércoles, 16 de diciembre de 2015

Donde las calles no tienen nombre - Mónica Rouanet



Título: Donde las calles no tienen nombre
Autora: Mónica Rouanet
Publicación: Roca Editorial, noviembre de 2015
Páginas: 320

María del Pilar González de Ayala tiene 35 años cuando huye de la casa materna en el barrio de Salamanca, harta de una madre amargada, castradora y machista que la ha convertido en una "inválida social".

El accidente sufrido por su padre junto a su nueva pareja y el asesinato de Gonzalo, el pretendiente que la abandonó en vísperas  su boda, son otra motivación para iniciar una vida propia bajo un nuevo nombre: María González. María sospecha que su madre tuvo relación con esas muertes y, por ello, como detective improvisada, irá descubriendo toda una red de mentiras que implican a su familia, prototipo de aquella burguesía madrileña que enterró y nunca reconoció su apoyo al franquismo con la llegada de la Transición. 

Mis impresiones

Cuando esta novela llegó a mis manos no la conocía y quizás me hubiese pasado desapercibida si no se me hubiese puesto delante. A Mónica Rouanet, que anteriormente ha publicado El camino de las luciérnagas, tampoco la conocía. Pero os adelanto que la novela me ha ido dejando muy buenas sensaciones y me ha tenido completamente enganchada a su lectura.

La historia comienza cuando María del Pilar González de Ayala a sus treinta y cinco años decide escapar del hogar familiar donde ha vivido hasta entonces y emprender una nueva vida. Sus razones son de peso. Perteneciente a una familia adinerada, su madre, una mujer dominante y tirana, ha ido eligiendo cada uno de los pasos que María, como ahora prefiere que la llamen, debía tomar sin darle opción a tomar sus propias decisiones.

El lugar elegido para ser libre no está muy lejos de su antiguo hogar pero sabe que a su madre y hermanos, Fernando y Javier, nunca se les ocurrirá buscarla ahí. Sin embargo la aparición de un hombre en su vida la hace sospechar de que la muerte de su padre, que fue atropellado dos años atrás en la calle junto a su amante, y Gonzalo, el hombre que la dejó abandonada poco antes de casarse, no fueron simples accidentes. Fueron los dos únicos hombre es su vida que intentaron darle alas. De este modo María se ve atrapada en una oscura red de mentiras y  manipulaciones hasta llegar a conocer un oscuro y vergonzoso secreto familiar del pasado guardado celosamente desde muchas décadas atrás que sigue causando estragos en la familia.

Donde las calles no tienen nombre es una novela muy entretenida que atrapa desde la primera página por todos los misterios que se van presentando desde el propio comienzo. Podríamos calificarla dentro del género de suspense ya que está formada por varias subtramas que nos conducen a muertes misteriosas, delitos, una red de manipulación y mentira en donde las ansias de poder mueven a sus personajes.  Además tiene también un componente que ya sabéis que a mí me gusta mucho en literatura y es la narración de los entresijos de una familia.

Los González de Ayala siempre han sido una familia donde las apariencias nunca han tenido demasiada relación con la realidad. Pablo, el padre de María, perdió la vida dos años atrás en un accidente de tráfico y hasta el momento fue un reconocido médico con una exitosa clínica que consiguió prosperar pero cuyos origines eran humildes. El matrimonio con Doña Pilar fue un fracaso desde el precio. Ella es una mujer anticuada, manipuladora e hipócrita a quien lo único que le importa es lo que la familia representa de cara a la sociedad. Su obsesión es ocultar cualquier acontecimiento que pueda ser motivo de escándalo incluso es capaz de aceptar que su marido mantenga una relación con otra mujer a la que ama mientras que sea discreto y nadie se entere.

En este ambiente y bajo el pesado yugo materno ha vivido siempre María. Protegida por el dinero de la familia pero sin capacidad para elegir porque para esto ya estaba su madre. Incluso dirigía la única relación amorosa que María llegó a tener con Gonzalo, un hombre que la engañaba y que la abandonó poco antes de casarse. Agotada decide cambiar su vida, huir y ser la dueña de sus decisiones pero será el momento que se encuentre con una realidad más dura de la que esperaba. María es un personaje que me ha resultado muy real y con quien no me ha costado conectar ni comprender. Sus sentimientos son los más razonables del  mundo. También la autora ha trabajado bien el resto de los personajes marcando mucho sus caracteres y sobre todo consiguiendo que estos hablen por si mismos a través de sus acciones y evitando que ella como narradora nos lo tenga que indicar. Y además consigue posicionarnos con respecto a ellos pero alguno nos ofrecerá alguna sorpresa inesperada.

La historia está conducida por dos narradores. Uno de ellos es en primera persona de manos de su protagonista lo que nos permite por un lado acercarnos al personaje y comprender como piensa y siente y por otro lado darnos su visión de los acontecimientos. A través de las palabras de este personaje percibimos que su vida ha sido realmente asfixiante. El otro narrador es una voz en tercera persona omnisciente, en este caso necesaria para completar la visión del lector de la historia y descubrir ciertos acontecimientos que de otra manera sería difícil de desvelar. Además estos dos narradores le permiten a la autora jugar con los diferentes escenarios y personajes para ofrecernos la historia desde varios planos.

La historia tiene su complejidad porque son muchas subtramas, que luego convergen en un mismo punto, las que se van desarrollando a la vez  aunque el estilo de Mónica Rouanet es fluido y sencillo con un buen ritmo que no decae en ningún momento. Y junto a la intriga que propone y el gran equilibro entre narración y dialogo hacen que la novela sea prácticamente para devorar. De hecho fueron dos sentadas lo que me duró la novela. Además la autora sabe dosificar perfectamente la información. Nos presenta al principio muchos interrogantes que irá desvelando poco a poco a lo largo de la novela, midiendo los tiempos, nos sorprenderá en diversas ocasiones con sus giros para reservarnos a un final increíblemente absorbente en el que es imposible abandonarla.

Conclusión

Donde las calles no tienen nombre es una novela absorbente e increíblemente entretenida que con intriga y suspense nos da a conocer los oscuros entresijos de una familia en donde las mentiras, las apariencias, los deseos reprimidos y la manipulación juegan un papel esencial. Mi recomendación hoy no puede ser más clara: leedla.