lunes, 6 de octubre de 2014

Una casa en Thornwood - Anna Romer



Título: Una casa en Thornwood
Autora: Anna Romer
Publicación: Suma de letras, septiembre de 2014
Páginas: 561

Cuando tú eres lo único que separa un pasado violento del destino de aquellos a quienes amas, ¿hasta dónde estás dispuesto a llegar para salvarlos?

Una misteriosa herencia: Audrey hereda de su exmarido, que ha muerto de forma súbita e inesperada, una finca abandonada en Queensland. Decide no venderla y aprovechar la oportunidad para escapar de la ciudad y de una vida sin mucho aliciente.

Un terrible secreto: En una habitación descubre la fotografía de un guapo médico de la Segunda Guerra Mundial, Samuel Riordan, el antiguo dueño de la casa. Pronto se obsesiona con él y empieza a indagar sobre su vida hasta descubrir que fue acusado de asesinar a su esposa a la vuelta de la guerra en 1946. Cuando le cuentan sobre otras muertes inexplicables en época reciente, una de ellas la de una adolescente cuyas heridas recordaban a la primera víctima, empieza a sospechar que el asesino sigue vivo.

Un nuevo amor: La investigación de Audrey provocará en el asesino la necesidad de matar de nuevo. Justo cuando ella estaba empezando a encajar en la comunidad. Justo cuando su hija y su suegra estaban entablando una bonita relación. Justo cuando ella había encontrado un hombre que le hace pensar que es el momento de amar de nuevo.

Mis impresiones

Con Una casa en Thornwood la autora australiana Anna Romer se estrena, en mi opinión, por todo lo alto en el mundo literario. Nos encontramos ante una atrayente saga familiar con unos ingredientes que hacen de ella una lectura completamente adictiva. Y es que no solo nos vamos a encontrar en su interior secretos familiares sino que además la historia está salpicada de sospechosas muertes en extrañas circunstancias que aportan una intriga adicional y que le dan un toque de novela policial que evocan al género de forma clásica.

Tanto por su estilo, como la estructura y el fondo de la historia inevitablemente me ha recordado a la también australiana Kate Morton, una autora que cada vez se encuentra más afianzada en el género. Y digo nos recuerda porque hay algunas similitudes pero nos  encontraremos con una novela distinta y muchos elementos nuevos.

Todo comienza en el año 2006 cuando Audrey, la protagonista de esta historia, hereda una valiosa finca en Queensland (Australia) tras la dramática e inesperada muerte de Tony, el padre de su hija y el hombre con quien un día conoció el amor y a quien nunca llegó a olvidar. Su expareja era un hombre reservado que nunca le habló de su infancia en el pequeño pueblo de Magpie Creek (Brisbane), el mismo lugar en que se encontraba cuando decidió acabar con su vida.

Tras la sorpresa inicial, su primera intención es vender la finca y, con el dinero, conseguir una nueva casa por lo que prepara un viaje con su hija Bronwyn para ponerlo todo a punto. Una vez allí madre e hija sienten la necesidad de permanecer en la casa de Thornwood y deciden abandonar Melbourne, mudarse y emprender una nueva vida que rompa con el dolor del pasado.

Una vez instaladas Audrey comienza a sentir una extraña obsesión por Samuel Riordan, el antiguo dueño de la casa y el abuelo de Tony, sobre el que se cuentan oscuras historias del pasado. De alguna forma la protagonista le siente muy cercano y no duda en comenzar a investigar sobre su vida intentando esclarecer que paso en 1946 cuando Samuel fue acusado de asesinato.  Pero hay secretos que es mejor que no vean la luz y fantasmas que es mejor nos despertar….

Secretos familiares, la infancia de un hombre al que apenas llegó a conocer, demasiadas muertes en extrañas circunstancias, una gran historia de amor… todo esto es lo que se irá encontrando Audrey, que deberá hilar el presente y el pasado hasta desvelar una enmarañada trama que captará pronto la atención e interés del lector manteniéndola hasta el final de la misma. Y es que Una casa en Thornwood es una novela totalmente adictiva en la que su autora va dosificando de forma perfecta la información.

Con respecto a sus personajes existe un amplio abanico de tipos y personalidades, tanto en el presente como en el pasado, muy bien conformados en la novela y  a los que iremos conociendo poco a poco y a medida que avanzamos en la historia. Es evidente que hay un eje central que tiene mayor relevancia y otros personajes que trabajan como perfectos secundarios. Audrey es el personaje de referencia en todo el transcurso de la misma. Una fotógrafa que ronda los treinta años marcada por una infancia atípica con su tía Morag. Muy joven conoció a Tony y con apenas diecisiete años se quedó embarazada pero en esta ocasión tampoco logró formar un hogar cuando este la abandonó por otra mujer. 

Un aspecto que hay que destacar en la novela es su excelente ambientación. Anna Romer cuida cada detalle y nos hace situarnos mentalmente en cada escenario. La casa familiar, las llanuras y paisajes australianos, las granjas antiguas, la ciudad son algunos de los lugares que transitan sus personajes y que en esta historia no dejan de ser importantes.

Este efecto lo consigue gracias a una prosa detallista que se sirve de descripciones muy concretas para ilustrar todo lo que va contando. Se podría pensar que este aspecto contribuye a ralentizar la historia, algo que no ocurre en ningún momento porque su autora combina a la perfección acción, descripción, narración en forma de misiva o un diario y diálogo de forma que dota a la historia de cierto dinamismo sin perder el ritmo en ningún momento.

Con respecto a su estilo encontramos una prosa muy pulida, expresiva y evocadora. Un punto que me ha gustado es que la historia se desarrolla prácticamente a través de una línea argumental y no sucede como en otras ocasiones que se despliega en dos y una de ellas solo sirve de hilo conductor de la segunda sin apenas tener contenido. El grueso de la historia sucede en el presente de forma lineal narrado la protagonista en primera persona, combinando la trama del presente con la del pasado aunque existen algunos capítulos que se remontan cincuenta años en el tiempo, hasta mediados del siglo XIX, para situarnos y narrarnos algunos aspectos del pasado. El resto de la trama se va desarrollando conforme Audrey va indagando a través de cartas u otros objetos, recopilando información o realizando ciertos descubrimientos. 

En mi opinión, en este tipo de historias tiene una importancia fundamental su resolución ya que es el momento que el lector espera con ansia y el que el autor se lo juega todo. En este caso nos encontramos con un final que a la vez que sorprende  y nos deja pegados a sus páginas en el último tramo resulta coherente y fácilmente encajable por el lector de forma que concluye de forma bastante acertada.

Conclusión

Una casa en Thornwood cuenta con un planteamiento atractivo, un desarrollo sólido y una intriga que enganchará al lector desde sus primeras páginas.  Una novela para que los amantes de curiosear y asomarnos al interior de vidas ajenas disfrutemos.