lunes, 20 de octubre de 2014

Primera clase - Miguel Ángel Furones



Título: Primera clase
Autor: Miguel Ángel Furones
Publicación: Suma de letras, septiembre de 2014
Páginas: 140

Aunque la música todavía suene, la última nota ya está escrita

Alberto, el director de la Sinfónica de Chicago, decide abandonarlo todo y regresar a España. En el avión conoce a David, hijo de una alta ejecutiva de IBM que en esos momentos está volando de Londres a Bangkok para reunirse con su amante.
Belén y Alicia pasan la tarde juntas. Por los altavoces del salón de su casa se escucha la voz de Marco, aferrado a un re menor furioso, sin concesiones.

Es El Mesías de Haendel.

Hilary, la soprano, Janet, la mezzo. Todos los personajes se irán sumando de forma inexorable, aprisionados por esa grabación del Oratorio que Alberto dirigiera algunos años atrás.

Primera Clase es una novela narrada sobre una partitura. Las notas no pueden cambiarse. Alguien toma una decisión: volar a Madrid. Pero una vez que despega el avión, una vez que te ofrecen la primera copa de champán, ya todo está escrito. Solo puedes aceptarlo.

Mis impresiones

No tenía ninguna referencia de Miguel Ángel Furones el autor de la novela que hoy os traigo hasta que esta, su segunda novela después de publicar El escritor de anuncios, llegó a mis manos. La verdad es que no sabía muy bien que esperar de ella pero la música en la literatura siempre me resulta muy sugerente y su argumento me llamó la atención.

Primera clase se desarrolla a través de tres líneas argumentales que discurren de forma alternativa y que se encuentran interrelacionadas entre sí.  Aunque al principio no lo veamos muy claro pronto comenzaremos a percibir como sus personajes están conectados en una historia común formada por otras mcuhas pequeñas historias en su interior.  

Una primera trama nos sitúa en el compartimento de primera clase del vuelo IB 725 en donde Alberto Satrustegui, un reconocidísimo director de orquesta, viaja desde Chicago a España, su país natal, para comenzar una nueva vida. Tras catorce años dirigiendo la Sinfónica de Chicago ha decidido dejar atrás a dos personas muy importantes en su vida. Aunque no hay otra cosa que desee más que realizar el viaje completamente solo a su lado viaja David, un joven estudiante de arte de veinte años que regresa durante unos días a casa.

Por otro lado conocemos a Norah, una alta ejecutiva de IBM, que por primera vez y a sus cuarenta y cinco años le encuentra sentido a su vida. Una de las principales razones para ello es que ha encontrado el amor. Por ello se encuentra viajando en el vuelo BA 009 que le llevará a Bangkok, la ciudad donde le espera su futuro marido con quien próximamente emprenderá una vida en común. A Eduardo lo conoció en Tailandia el lugar donde se había retirado tras abandonar una imparable carrera laboral.

En Madrid están Alicia y Belén, madre e hija, que como hacen habitualmente desde que el marido de una y padre de la otra las abandonara pasan todas las tardes de sábado juntas en casa. De fondo suena El Mesías de Haendel y como lectura una de ellas ha elegido a Henning Mankell.

Primera clase se me ha antojado una novela muy emocional. Más allá de su argumento, de lo que el autor nos cuenta, Miguel Ángel Furones nos propone un juego cuyo objetivo en invitarnos a la reflexión. Y los temas son cuestiones tan reales y trascendentales como la vida misma. El paso del tiempo, la elección de nuestros caminos, el amor, las personas que vamos dejando atrás y aquellas que de repente aparecen así como los miedos, los errores o la culpa son parte de nuestro día a día.  

Nos encontramos ante de una novela de personajes porque ellos son el hilo conductor de la historia y los que a través de sus recuerdos y sus pensamientos la van modelando. En esta novela coral, tal y como sucede en la vida real nadie cuenta con un universo propio y exclusivo sino que  hay parcelas que nos pertenecen a nosotros mismos y otras que no tenemos más remedio que compartir con las demás. Son seis los protagonistas de esta historia, seis vidas que se cruzan, se unen o separan en diversos momentos y ámbitos de la vida. Ya sea por relaciones amorosas o familiares, por situaciones laborales o simplemente casualidades del destino. Y es el propio destino el que en ciertos momentos va a decidir por ellos.

Después de catorce años afincado en Chicago, Alberto decide romper completamente con su vida abandonando una excelente carrera en la música y huyendo de una complicada situación amorosa a tres bandas. Mientras viaja en el avión escucha su propia versión de El Mesías, una melodía que irremediablemente le trae recuerdos de un pasado más luminoso. A la vez Norah viaja en otro avión mientras evalúa como ha sido su vida. Volcada en un trabajo que le siempre le ha requerido demasiado tiempo y una gran responsabilidad nunca ha tenido tiempo para compartir su vida con una pareja estable incluso ni siquiera le ha dedicado a su hijo el tiempo necesario. De forma contraria Alicia ha conocido el amor de su vida pero lo perdió hace años y todo por un error. Eduardo quiere ocultar sus sentimientos a toda costa y que mejor lugar que aquel que le permita alejarse de su hogar y todo lo que le ha hecho daño. Belén, la hija de Alicia, es joven e independiente y con un humor un tanto extraño. A su lado siempre ha estado su madre pero en la relación hay ciertos temas que no se atreven a tocar. David es un joven responsable y culto que siente cierto vacío en su vida.

Son solo tres los escenarios en los que transcurre la historia. Tres lugares estáticos (dos aviones y el salón de una casa) que contrastan con las bulliciosas mentes de sus protagonistas que no descansan un solo segundo. Eliminando cualquier elemento que distraiga al lector nos hace sentir muy a fondo la banda sonora que rodea a la historia y que impregna muchos de sus momentos. Cuatro de sus personajes escuchan la melodía de El Mesías de Haendel pero no llega a ser una versión cualquiera. Se trata de la versión que el mismo Alberto Satrustegui dirigió tres años atrás y que interpretó la Orquesta Sinfónica de Chicago para despedir del milenio. La historia se desarrolla en el año 2003 y aunque el autor no lo indica expresamente podemos deducir que cada una de las escenas que en ella se representan suceden de forma casi simultánea, en un pequeño intervalo de tiempo de unos dos o tres días. Otro elemento común a las diferentes tramas es a través de Henning Mankel, autor que varios personajes han elegido también para pasar el momento en que se encuentran.

Primera clase está narrada en tercera persona por una voz omnisciente que salta de un personaje a otro para contar su historia. La extensión de la novela (que nos supera las ciento cuarenta páginas), su estructura desarrollada a través de muchos capítulos cortos (no más de dos páginas) alternando las diferentes escenarios y el estilo narrativo del autor hacen de esta una lectura que bien se puede hacer del tirón y sin esfuerzo. La narrativa del autor es sólida, con una prosa depurada marcadamente emotiva y evocadora que recorre estados de ánimo, percepciones, sentimientos profundos o simplemente pensamientos. Su final puede reservarnos alguna pequeña sorpresa.

Conclusión

Primea clase me ha resultado una novela que he leído con interés, que me ha gustado y a la vez me ha hecho reflexionar sobre algunos de los temas que su interior se representan tales como la forma en que el destino interviene en nuestra vida y como nosotros mismos y hasta qué punto podemos modificarlo. Una buena lectura muy profunda a pesar de su brevedad.