martes, 2 de septiembre de 2014

La lluvia en dos patios - Judith Mendoza-White



Título: La lluvia en dos patios
Autor: Judith Mendoza-White
Publicación: Áltera, abril de 2014
Páginas: 305

En el Buenos Aires colonial de 1820, la joven aristócrata porteña Mercedes Saavedra se  enamora del prometido de su hermana, desencadenando un escándalo familiar y social que debe ocultarse a cualquier precio. De forma paralela, en el Buenos Aires contemporáneo, Cecilia lucha contra un trastorno alimentario mientras su vida se entrelaza con la de un hombre casado en medio de una tormenta familiar que no cesa. Ambas historias se unen a través de los siglos, reflejando la lucha de las protagonistas para sobrevivir a sus propios errores, desandar caminos y descubrir sus verdaderas identidades, ocultas bajo rigurosos mandatos familiares y sociales.

Mucho más que un análisis profundo de las relaciones humanas que atrapa al lector por la calidez de los sentimientos, expresados en una prosa innovadora y rica. Una novela para los que aman a pesar de todo y de todos. Una obra para quienes aman la literatura de verdad.

Mis impresiones

Dos argumentos paralelos en dos épocas distintas; dos mujeres; una historia sobre familias y las relaciones humanas. Son tres incentivos que llamaron mi atención de forma inmediata y me atrajeron hasta La lluvia en dos patios, novela que resultó finalista del I Premio Hispania de Novela Histórica de Madrid en 2013.

No os voy a engañar y decir que la novela me ha fascinado ni que será de las mejores lecturas del año sino que ha sido una lectura con la que he tenido ciertos altibajos. En ella he encontrado tanto algunos aspectos muy positivos como otros que lo son en menor medida (y que más adelante os iré detallando) pero también pienso que he encontrado una autora con muchísimo potencial y que con el tiempo y puliendo ciertas aristas escribirá grandes novelas.

La lluvia en dos patios está construida a través de dos líneas argumentales que se van alternando durante toda la novela.  La primera de ella nos traslada a Buenos Aires en el año 1828 cuando  Mercedes Saavedra Thompsom, una joven de alta cuna con un carácter un tanto especial, se enamora perdidamente del joven Mariano con quien su hermana Sofía está prometida y cuya boda se celebrada en los próximos días. Mercedes intentará por todos los medios escapar a los efectos de este amor pero ¿Serán estos sentimientos más fuertes que los lazos fraternales? ¿Conseguirá renunciar a este amor o será capaz de traicionar a su hermana y provocar un auténtico escándalo?

La otra trama se desarrolla también en la ciudad de Buenos Aires pero muchos años después. Esta nos sitúa en 2007, momento en el que conoceremos a Cecilia, una eficiente secretaria ejecutiva que lleva una vida un tanto insatisfactoria. Mientras recibe ayuda psicológica para superar un trastorno alimenticio que lleva años haciendo peligrar su vida también se comienza a cuestionarse si desea seguir manteniendo una relación amorosa con un hombre casado que dura ya diez años y de la que comienza a sospechar que nunca obtendrá algo más de lo que tiene ahora que se limita a algunos encuentros muy limitados.

De esta manera comenzamos a sumergirnos en la vida de sus dos protagonistas. Dos mujeres que viven en dos siglos muy diferentes, con estilos de vida completamente distintos pero que se enfrentan a ciertos problemas en común. Entre ellos la imposibilidad de estar con el hombre a quien aman pero sobre todo se encuentran con la necesidad de encontrarse a sí mismas y romper las barreras que les impiden ser felices. En esta historia además encontraremos amor, desamor, deseos de venganzas, celos, hipocresía, matrimonios por conveniencia e incluso secretos que no deben ver nunca la luz. Todos estos elementos constituyen dos tramas que no llegan a sorprender puesto que no resultan excesivamente originales pero entretienen y mantienen al lector pendiente de su evolución.

Los dos hilos argumentales de La lluvia en dos patios se desarrollan de forma independiente y su nexo de unión se sustenta en que los cuadernos de Mercedes llegarán muchos años después, gracias a un librero de viejo y sus gustos por las antigüedades, a Cecilia que a través de ellos conocerá su historia. Existe un claro desequilibrio entre la parte desarrollada en el presente y la del pasado, siendo esta última la que predomina en la novela en cuanto a extensión y la que más me ha gustado.  

Curiosamente con los personajes sucede lo contrario. A pesar de que la historia de Mercedes tiene un mayor desarrollo me ha dado la sensación de que Cecilia es un personaje más profundo y construido con mayor detalle. Aunque no me he sentido reflejada de algún modo en Cecilia sí que he comprendido bien sus motivaciones y su forma de actuar. En cambio Mercedes se me ha quedado un poco desdibujada y en el fondo ensombrecida por los acontecimientos que van surgiendo a su alrededor. Lo que no se puede negar es que ambas van evolucionando gracias a las vivencias que van experimentado.

Una parte de la novela se desarrolla entre los años 1822 y 1853 en Buenos Aires reflejando la autora con gran profusión de detalles la vida cotidiana y las costumbres de la época dentro de una familia adinerada. La importancia de las apariencias, las convenciones sociales y las normas no escritas condicionan la vida de Mercedes, una joven de ideas extrañas, alocada, que no es capaz de adaptarse al mundo que la rodea y cuyo comportamiento supone un lastre para sus padres. Pero ella tiene un carácter fuerte gracias al cual va tomando sus propias decisiones. En cambio la vida de Cecilia sucede entre 2007 y 2012. Es una mujer que en teoría podría ser independiente pero vive a expensas de un hombre anclado a otra mujer gracias a la que tiene trabajo y que le ha dado a sus hijos. Los miedos y las inseguridades le impiden vivir su propia vida y realizarse como persona.

Judith Mendoza-White cuenta con un estilo pausado y envolvente en el que cobran mucha importancia las descripciones tanto sobre el mundo exterior y escenarios en los que se desarrolla la historia como por mostrarnos las emociones de sus personajes. Su prosa es muy expresiva y delicada lo que ayuda a ensalzar los sentimientos. En ella se combinan distintas voces narrativas así como cambios hacia el género epistolar o la inclusión de fragmentos del diario de una de sus protagonista. Al comienzo de la novela me costó un poco hacerme a los cambios de narrador y uso de los tiempos verbales que la autora utiliza supongo que para enfatizar algunas partes y fragmentos pero que a mí en ciertos momentos me hizo perder el punto de vista de la historia.

Conclusión

Aunque La lluvia en dos patios no es la novela perfecta he podido disfrutar de algunos de sus aspectos más positivos como una trama que seduce, una prosa envolvente y una ambientación muy rica en detalles. Una opción a considerar por los amantes de la novela familiar.


Calificación: