miércoles, 3 de septiembre de 2014

El edificio de las mujeres que renunciaron a los hombres - Karine Lambert



Título: El edificio de las mujeres que renunciaron a los hombres
Autora: Karine Lambert
Publicación: Reservoir Books, septiembre de 2014
Páginas: 204

Que cuatro mujeres vivan juntas no tiene nada de especial, pero que hayan renunciado al amor si lo tiene. En un bonito edificio de París viven Simone, Rosalie y Giuseppina. La propietaria, conocida como La Reina, bailarina retirada, es amable y considerada con sus huéspedes, pero ha impuesto una norma estricta: en el edificio no se admiten hombres; ni maridos, ni amantes, ni amigos.

El único que tiene permitido entrar es Jean-Pierre, el gato de Simone. Lo cierto es que cada una tiene una razón de peso para haber renunciado a los hombres. En sus nuevas vidas no tienen que preocuparse de sufrir por amor; pasan el tiempo charlando y divirtiéndose juntas. Sin embargo, un día llega la joven Juliette para ocupar un apartamento vacío. Juliette disfruta mucho de la compañía de sus nuevas amigas, pero guarda un secreto… ella no ha renunciado al amor. ¿Logrará su vitalidad cambiar el curso de la vida de sus amigas?

Mis impresiones

Aunque será mañana cuando El edificio de las mujeres que renunciaron a los hombres salga a la venta de forma oficial he tenido, en esta ocasión, la oportunidad de leerla unas semanas antes. La contraportada nos la vende con la frase: “París. Cinco mujeres. Un bello edificio. Un gato. Y ningún hombre”. Una frase sugerente que más o menos ya nos ofrece una idea bastante concreta de lo que vamos a encontrar en su interior. De primeras me pareció una idea atractiva pero el libro no ha resultado ser lo que yo esperaba.

El edificio de las mujeres que renunciaron a los hombres se desarrolla en el número quince de un edificio situado en un callejón sin salida en el distrito veinte de París. Un lugar muy peculiar donde solo viven y se admiten mujeres, salvo un gato llamado Jean-Pierre tolerado por todas ellas. Su propietaria, a quien todas las inquilinas conocen como La Reina, decidió hace mucho tiempo que en su vida no había ningún lugar para los hombres por lo que tomó la decisión de que en su propio edificio nunca más entraría uno de ellos.

Así Simone, Rosalie y Giuseppina viven en tranquilidad y armonía. Todas han renunciado al amor por distintos motivos y a menudo comparten momentos de diversión, buena compañía y una charla agradable. Sin embargo cuando uno de los apartamentos se queda vacío será Juliette quien lo ocupe. Una joven muy vital y alegre a la que no le cuesta adaptarse a la sencilla vida en el edificio. Lo que las demás no saben es que guarda un secreto…..

Como os he dicho antes el punto de partida de la novela me pareció atractivo pero también tenía mis reservas ya que por lo general si atendemos a la temática de la novela (mujeres, hombres y las desazones que suceden entre ellos) encontramos que se ha tocado ampliamente ya tanto en literatura como en otros géneros quedando poco que decir al respecto. Si bien muchas de estas novelas siguen unos patrones parecidos El edificio de las mujeres que renunciaron a los hombres me ha sorprendido para bien porque no se enfunda en ninguno de ellos. Karine Lambert no ha recurrido a los tópicos de siempre ni para desarrollar su historia ni para construir sus personajes. Por fin alguien se ha decidido a mostrarnos que una mujer no necesariamente necesita un hombre para ser feliz ni para llevar una vida plena.

El problema que me he encontrado en ella es que practicmente no hay historia. Se nos van narrando algunas escenas que protagonizan sus personajes de forma intercalada con sus historias personales y enfocadas a explicar el porqué han decido renunciar a la idea de enamorarse sin llegar a armar una verdadera trama al uso. Es por ello que en ciertos momentos he echado en falta un elemento que cohesionara e hilvanara toda la historia e incluso que actuara como gancho de cara al lector invitándole a seguir leyendo.

El edificio de las mujeres que renunciaron a los hombres es una novela coral en la que conoceremos más o menos a todas sus protagonistas por igual. Dada su extensión (unas doscientas páginas) y su estructura no llegaremos a conocerlas a fondo ni encontraremos los personajes muy desarrollados pero el motivo y la manera por la que cada una ha llegado al edificio son su principal punto de interés. Quizás el que no alcancen demasiada profundidad sea esta la razón por la que no he conseguido hacerme del todo con los personajes de forma que ninguna de ellas ha conseguido despertarme una simpatía especial.

 En el fondo a estas mujeres no es que les haya dejado de parecer atractiva la idea de vivir con un hombre y dejarse llevar por sus sentimientos sino que la esperanza de encontrar uno adecuado para ellas se ha disipado por completo. Cada una tiene una historia diferente que contar. Como os he dicho antes me ha sorprendido de forma muy positiva que todas ellas se alejarán de los típicos personajes clichés que nos cuentan una y otra vez las mismas historias. No representan prototipos de féminas resentidas, neuróticas y amargadas sino que simplemente han decidido vivir de forma independiente y son capaces de pasar buenos momentos en compañía de otras en los que hay risas y diversión.

En el primer piso del citado edificio vive Giuseppina Volpino que nació en una colina a cien kilómetros de Catania (en Siracusa). Abandonó su familia asediada por un mundo de hombres sicilianos que dirigían su vida. Ahora vive de un puesto en el Mercado de las Pulgas. Simone Bazín (que tiene sesenta años y vive en el tercer piso) tiene sesenta años y llegó una década atrás al edificio. Aún recuerdo una infancia feliz en una pequeña granja de los Vosgos. Rosalie Labonté es profesora de yoga y una vez estuvo casada. Llegó al edificio hace cinco años cuando apenas acababa de cumplir la treintena.  La más joven de las inquilinas es Juliette que a sus treinta años es la recién llegada al edificio. De padres judíos tuvo una infancia en que no le demostraron mucho afecto. A la dueña del edificio todo el mundo le llama La Reina. Se trata de una bailarina retirada que tiene sesenta y cincos año y que vive recluida sin salir de su apartamento.

El edificio de las mujeres que renunciaron a los hombres se estructura en treinta y dos brevísimos capítulos (algunos solo tienen un par de páginas) narrados en tercera persona, de forma directa, ágil  y cargada de diálogos. Hay algunos momentos simpáticos, algunas frases llenas de intenciones y de alguna forma consigue crear cierto ambiente en el edificio pero he echado de menos una trama más elaborada que mantuviera el ritmo de la novela.

Conclusión

El edificio de las mujeres que renunciaron a los hombres es una obra ligera y de fácil lectura que aunque a mí no me ha terminado de convencer puede que a vosotros os guste. Tiene algunos aspectos positivos como la originalidad y la ausencia de clichés pero en mi opinión a la historia le falta mayor desarrollo y profundidad de forma que no llega a trascender al terminarla.


Calificación: