jueves, 28 de noviembre de 2013

La niña de nieve - Eowyn Ivey


Título: La niña de nieve
Autora: Eowyn Ivey
Publicación: Grijalbo, noviembre de 2011
Páginas: 398

En Alaska, 1920, la sorprendente aparición de una niña convierte el sueño de un matrimonio maduro de tener una hija en realidad, pero: ¿habrá realmente surgido la niña de la nieve?

En los silenciosos bosques nevados de Alaska, la aparición de una niña misteriosa y salvaje cambiará la vida de una pareja que se había refugiado en ese paraje blanco huyendo de la tristeza y la monotonía de la ciudad. Una historia conmovedora sobre el amor, la ilusión, las segundas oportunidades y la capacidad de creer, ambientada en las hermosas y agrestes montañas de un país tan bello como duro, tan desafiante como inspirador.

Mi experiencia con la novela

Nunca se es demasiado mayor para dejarse llevar por la magia de los cuentos y esto es algo que he comprobado cuando La niña de nieve ha caído en mis manos. Una lectura que me ha emocionado, que he disfrutado de principio a fin y que estoy segura que tardaré en desprenderme de ella.

Cuesta creer que sea el primer libro de su autora, Eowyn Ivey, porque ha conseguido como resultado una obra muy interesante basada en una antigua leyenda rusa llamada Snegurochka (La doncella de nieve) en la que una pareja de ancianos que no pueden tener hijos crea una niña de nieve que cobra vida. Y a esto yo le llamo talento.

“Mabel ya sabía que habría silencio. Al fin y al cabo se trataba de eso. De un silencio libre de arrullos y de llantos de bebés. Sin gritos de niños que juegan en las casas vecinas. Sin el rumor de pasitos sobre unos escalones de madera gastados por los años y las generaciones, sin el traqueteo de juguetes arrastrados por el suelo de la cocina. Desaparecerían todos esos ruidos que clamaban su fracaso y su pena, y en su lugar solo habría silencio.”

Así comienza esta historia que nos sitúa en Alaska en el año 1920. Jack y Mabel son una pareja de mediana edad que en un último intento de encontrar la felicidad se han trasladado a un paraje alejado del mundo para vivir los dos solos en paz y tranquilidad. Desde que una decena de años atrás perdieran un hijo al nacer se sienten profundamente tristes.

Una noche, durante un gran nevada, algo les ronda el corazón y crean cuidadosamente una niña de nieve a la que visten con algunas de sus ropas. A la mañana siguiente tanto la ropa como la muñeca han desparecido y justo comienzan a ver en los alrededores de la casa una pequeña niña de dorados cabellos, ojos azules y una piel tan blanca como la nieve acompañada de un zorro salvaje. Esta aparición cambiará sus vidas.

Indudablemente su historia resulta llamativa y sugerente a priori pero una vez te sumerges en ella resulta tremendamente adictiva. La niña de nieve es una novela que destila emociones muy distintas. La ilusión, desilusión, el amor, la amistad, la solidaridad, la tristeza, la lealtad son sentimientos presentes en sus páginas.

Las dos figuras protagonistas me han resultado tremendamente entrañables. Mabel y Jack son capaces de generar una inmensa ternura en el lector. El silencio, la tristeza y la desesperanza se ha instalado de forma permanente en sus vidas. Se trata de una pareja que aprovechando que el gobierno federal de Alaska buscaba granjeros que se instalaran a lo largo de la ruta de ferrocarril abandona la comodidad de su hogar, su entorno reconocible para mudarse a uno de los lugares más inhóspitos de la tierra con tal de obtener paz y tranquilidad huyendo de los recuerdos y el dolor. Después de perder a su hijo recién nacido, de quien ni siquiera había podido despedirse, Mabel se había ido marchitando y encerrando en sí misma. De repente las reuniones familiares se convirtiendo en un suplicio, niños y embarazadas en un tortura, en un recuerdo constante de lo que había perdido y nunca podría recuperar. Jack en cambio, lo vive a su manera, en el silencio, cansado de trabajar una tierra árida y yerma de la cual apenas es capaz de obtener alimentos.

Pero cuando esta preciosa niña aparece de repente la ilusión y una pizca de toda la felicidad que habían perdido vuelve a sus vidas. La pequeña se llama Faina y deambula sola por el bosque, aparece y desaparece con su pequeño abrigo azul envuelta en un halo de misterio. Mabel está convencida de que es una niña mágica, el muñeco de nieve que ellos mismos crearon ha cobrado y vida se ha convertido en persona. Esta idea surge de una leyenda narrada en un libro que su padre le leía en la infancia. Pero la leyenda siempre acaba mal y el miedo termina por aparecer.

Poco a poco y gracias a la niña la pareja va sintiéndose capaz de relacionarse con otros granjeros que viven cerca y su sensación de desamparo y aislamiento va desapareciendo. Encuentran dos amigos en la pareja de granjeros Esther y George, personas desinteresadas a las que convertir en su familia, con las que trabajar codo con codo y con las que recuperar las risas.

Uno de los grandes aciertos de su autora es narrarnos la novela como si se tratase de un cuento en el que la magia es un aspecto fundamental. No es magia en el sentido fantástico sino más cerca del realismo mágico. Eowyn Ivey juega constantemente con diversos elementos que crean ambigüedad y de forma que causan distintas percepciones en el lector. ¿Realidad o ficción? ¿La niña es de nieve o carne y hueso? Una cuestión que deja, de forma muy adecuada, en el aire durante la novela y a la que cada cual podrá ir interpretando según su punto de vista porque ella no revelará fácilmente sus bazas.

La ambientación en la novela es excelente. Gracias a las preciosas descripciones de su autora sentimos el frío en nuestra piel, el paisaje inmaculadamente blanco, los silenciosos bosques, el agua congelada, los animales salvajes. Este entorno juega un papel fundamental en la novela. No sólo intensifica la sensación de soledad en que viven sus protagonistas en una granja alejada del mundo en pleno bosque sino que les hace enfrentarse a unas condiciones de vida muy duras autoimpuestas por ellos mismos. La dificultad para trabajar la tierra, la escasez de dinero y alimentos les hace superarse, ir más allá y encontrar sus caminos. 

La novela se estructura en tres partes, dividas a su vez en capítulos de corta extensión, más un epílogo. Para narrarla Eowyn Ivey utiliza una prosa sencilla y natural pero muy cuidada y tremendamente sugerente. Con frases muy acertadas y de gran belleza. El ritmo en la novela es pausado aunque su lectura resulta muy ágil y es capaz de mantener el suspense intacto durante la misma pero no sin pasar por un pequeño escollo en el que durante algunos capítulos y de forma momentánea parte del hechizo se pierde y la trama da un giro inesperado pero que la autora es capaz de recuperar y alzar de nuevo el vuelo.

Conclusión

La niña de nieve es un cuento plagado de magia, una historia emocionante y bella. Una lectura deliciosa para disfrutar de principio a fin, para enternecerse con sus personajes y disfrutar de la magia de los cuentos.