miércoles, 5 de septiembre de 2012

Significado cero - Irene Rodríguez Aseijas


Paula, Sara, Vicky y María son tres amigas de clase acomodada que rozan la veintena. En el verano de 1999 como cada año se disponen a pasar sus vacaciones en la urbanización de un pueblo.

Por delante tienen varias semanas para desentenderse de problemas y agobios, de sus estudios y obligaciones y podrán emplear todo su tiempo en divertirse, enamorarse, relajarse en la piscina, tomar el sol e incluso consumir drogas y alcohol.

Pero algo va a suceder en ese tiempo que hará que las amigas pierdan definitivamente su inocencia y se planteen que sus actos conllevan unas consecuencias. Justo en el momento en que dejarán de ser para siempre unas niñas y se darán un duro golpe contra la realidad.

Mi experiencia con la novela

Conocí esta novela cuando la autora, Irene Rodríguez Aseijas se puso en contacto conmigo para ofrecerme un ejemplar de la misma. Se trata de su primera publicación. Una novela que vio la luz en 2006 cuando fue editada por primera vez en formato papel. Más tarde fue descatalogada.

Ahora, la editorial Literaturas Com Libros, una nueva marca que publica en formato eBook  intentando adaptarse a las nuevas tecnologías, ha apostado de nuevo por ella y la ha vuelto a lanzar en formato digital.

La historia se centra en cuatro amigas de clase acomodada que pasan sus vacaciones veraniegas en una urbanización. Como cada verano intentarán disfrutar este periodo al máximo. Por delante tienen varias semanas para gozar de libertad y tiempo de ocio.

Paula, Sara, Vicky y María tienen las mismas preocupaciones e intereses que cualquier persona de su edad, estudios, chicos, amigas pero lo que tienen claro es que quieren aprovechar el día a día lo máximo posible. Se encuentran en esa edad en la que creen que son capaces de coger las riendas de sus vidas y a la vez tomar sus propias decisiones, las cuales van marcando su futuro. Aunque a la vez no son muy conscientes de las repercusiones que pueden traer sus actos y conservan cierta ingenuidad.

Después de varios meses sin verse, las amigas se reencuentran como cada año con ilusión y ganas de pasárselo bien por lo que enseguida comienzan a hacer planes. Durante el día las actividades son diversas aunque no están exentas de cierto toque de aburrimiento y hastío pero por la noche su mejor plan es acudir a fiestas.

En ellas, las cuatro amigas se involucran en un mundo donde se consumen excesivas cantidades de alcohol y  en ocasiones coquetean con las drogas. Conocen chicos y tienen sus escarceos amorosos. Esto son cosas habituales en todos los adolescentes pero en esta novela se lleva hasta el extremo. No todos los adolescentes viven igual ni se divierten igual.

La autora nos narra como una realidad que da miedo sus fiestas locas, donde se consumen tantas sustancias nocivas para la salud que se pierde la consciencia del lugar, el tiempo y los actos. Donde ni siquiera se acuerdan de que se han acostado con alguien y se despiertan totalmente desorientadas. Situaciones que desgraciadamente son reales y se repiten noche tras noche entre algunos jóvenes.

Cuando comencé a leer la novela en cierto modo recordé los veranos que viví hace años. Esos que esperabas con impaciencia, la sensación de tener todo el tiempo del mundo por delante y muy poco que hacer pero que con los días terminas aburrida y cansada. El levantarse tarde, ir a la piscina, quedar para tomar algo pero a medida que iba avanzando en la novela esta sensación de diluía ya que esos veranos propios distan mucho del ambiente tan viciado y oscuro que se nos presenta en la novela. Mi forma de divertirme era mucho más “light” y aunque tomaba alguna copilla nunca llegué a ciertos extremos.

Para mí el principal aliciente de esta novela es que en ella se perciben los sentimientos y preocupaciones de estas chicas que podrían ser personas de carne y hueso. Aunque todo narrado de forma muy sútil. Sus desengaños amorosos, los problemas con sus padres, la falta de comunicación y  el valor y concepto tan importante que tienen de la amistad y lo imprescindible que resulta a esa edad.  Pero también el sentimiento de soledad, la eterna cuestión del encontrarse a una mismo, el buscar el propio camino.

A través de una de las amigas conocemos la inseguridad y el miedo al rechazo. Una persona excepcionalmente sensible tocada por la desgracia del amor no correspondido y que se siente incapaz de enfrentarse a ello. Mientras sus amigas tienen mayor capacidad de superar los problemas que se le presentan ella no es capaz de superar ciertas cuestiones y la sumen en un profundo abismo. Un agujero negro en el que se encuentra encerrada y que no da a conocer a nadie.

La historia la conocemos desde dos puntos de vista. Una parte está narrada en primera persona por Paula, una de las cuatro amigas y la otra la conocemos a través de los apuntes del diario de Sara, otra de las amigas.  Al ser estas dos protagonistas las que hablan en primera persona, nos sentimos más cercanas a ellas que a las otras dos amigas. Aunque como he dicho no me identifico completamente con ninguna. Paula es mas despreocupada, mas desenfadada y tiene mayor capacidad de asumir lo que se viene encima. En cambio Sara, es mucho más emotiva y frágil.

Me parece una buena novela para leer en verano. Resulta muy fresca y actual. Está narrada de forma muy directa y muy sencilla y con un vocabulario que se adapta perfectamente al que existe en la calle y adaptado a la edad de los personajes que la protagonizan.

La autora se centra sobre todo en el día a día de las amigas y lo que sí que he echado de menos es alguna que otra descripción sobre los personajes o sobre sus vidas que podrían hacer más completa la novela. La ambientación es buena y se percibe claramente tanto escenarios como decorados. Lo que mas me ha gustado son las magníficas descripciones que se realizan de las fiestas nocturnas que incluso pueden llegar a agobiar al lector por su intensidad.

 Es fácil imaginarse el sitio donde las amigas van a pasar el verano, la urbanización, las casas pero a la hora de matizar los personajes se me han quedado un poco pobres. Me hubiese gustado conocer más profundamente por lo menos a las dos protagonistas.

También he echado de menos que la autora lanzara el gancho mucho antes, porque mientras avanzaba en la lectura de la novela me faltaba algún elemento que me intrigara o que me generara esa curiosidad que te hace pegarte a un libro y no dejarlo hasta acabar. No es hasta bien avanzada la novela que uno comienza a presagiar o intuir por dónde van los tiros (aunque es difícil predecir el final) y ver que realmente ocurren cosas en la novela.

Conclusión

“Significado cero” es una novela que podemos tomar como un claro testimonio del paso que supone abandonar definitivamente la inocencia para enfrentarse al mundo adulto. Es una novela sencilla, ágil de leer y muy apropiada para el verano por el efecto evocador que puede provocar en el lector haciéndole viajar hacia el pasado