miércoles, 8 de enero de 2020

La alegría de la vida - Raymond Queneau


He de reconocer que antes de que el sello editorial Hermida reeditara esta obra no había escuchado nada sobre ella y tampoco conocía a su autor, que parece ser uno de los escritores franceses más originales y prolíficos del siglo XX. No sé exactamente qué fue lo que me atrajo de La alegría de la vida, pero sí que me apetecía un cambio de aires en cuestiones literarias.

La historia es la de un soldado francés llamado Valentín Brû que tras cinco años en el ejército decide salir de allí. El joven, de veinticinco años, no tiene muchas ambiciones en la vida ni grandes ideas que proyectar en su futuro así que cuando le brindan la ocasión de casarse no duda un segundo. Es la solución que necesita en su vida. Su futura esposa será una solterona dueña de una mercería que hace tiempo anda enamorada de él a pesar de la gran diferencia de edad. Julia casi le dobla la edad.

Entre Chantal, la hermana de Julia quien está casada con Paul, y el sargento Bourrelier lo arreglaran todo. Y a partir de aquí comienza la aventura vital de Valentín. Sé que en la sinopsis oficial se desvelan más datos pero yo creo que no debéis saber mucho más de lo que aquí os cuento.

Os decía antes que mi premisa a la hora de elegir esta lectura fue un cambio de aires y así ha sido. Sabéis que no soy una lectora que se acerque mucho al género humorístico, pero he disfrutado mucho con esta novela. No soy de aquellas personas que ríen por fuera a carcajadas, pero si me regocijo y sonrío por dentro.

Y esta es una novela que hace gala de un sentido del humor fino, ácido e irónica. Una novela que resulta muy divertida por las situaciones y vivencias de su protagonista además narrada con cierto histrionismo. Valentín Brû se convierte en un personaje muy peculiar y su futuro es esperpéntico. Es lo mínimo que se puede decir de todo lo que va ocurriendo.

Sin embargo y es algo que también tengo que destacar es que la novela fue publicada en 1952 (aunque no llegó a nuestro país hasta 1984) y está ambientada en Francia en el periodo de entreguerras. Aunque la ambientación está muy lograda y fijada en esa época se percibe que Raymond Queneau tenía una mente moderna y de pensamiento crítico. Supo encontrar ese positivismo y esas ganas de vivir de la época a pesar de todo, que quedarse con la parte buena de lo que la vida ofrece. No en vano medio mundo se recuperaba de una guerra y lo principal era vivir el momento.

Los personajes están hechos para disfrutar de su simplicidad. Tenemos a Julia, picarona y con ganas de disfrutar, su hermana Chantal, “el pibón”, Paul, el cuñado funcionario, serio y en contra del matrimonio, y por supuesto Brû, hombre sin aspiraciones pero también sin vicios.

La narración se sucede de forma ágil y dinámica por el ritmo al que transcurre la historia y por los frecuentes e hilarantes diálogos que la salpican, muy coloquiales y con alguna que otra palabra malsonante. Su estilo es sencillo y muy directo. Dicen que es la obra más accesible del autor para la generalidad de los lectores.

Por cierto, también hay una adaptación al cine de 1967.