Hay libros que tras su lectura
te dejan unas sensaciones determinadas y conforme va pasando el tiempo cambia
de alguna manera la perspectiva que tienes sobre ellos. A veces el entusiasmo
se va diluyendo y lo que en ese momento fue una lectura estupenda se convierte
en una novela más que no ha resistido el paso de las semanas o los meses. Por
eso me gusta hacer este balance anual en que destacaré las lecturas que desde
el mes de enero y con fecha de diciembre se han quedado dentro de mí por
distintos motivos, que al final yo creo que es lo que importa. No tienen por
qué ser novelas redondas o simplemente excepcionales sino aquellas que a día de
hoy persisten dentro de mí.
Ha habido muy buenas lecturas
pero quizás también ha sido el año que más libros he abandonado siendo al final
al menos diez títulos los que no he conseguido ni terminar. No voy a hacerme
eco de ellos porque creo que no merece la pena dedicarles más tiempo. Pero
algunos echáis en falta algunas veces reseñas de libros que no nos han gustado
y yo personalmente si no soy capaz de terminar un libro me parece injusto
hablar de él.
Dos
novelas que me han conquistado son Tierra de brumas de
Cristina López Barrio y El murmullo de las abejas
de Sofía Segovia que tienen ese realismo mágico que tanto me gusta desde que
conocí al genial Gabriel García Márquez.
También lo ha hecho El amante japonés,
la última novela de Isabel Allende aunque en este caso ha dejado atrás los espíritus
para presentar una historia de amor donde hay mucho realismo pero no del
mágico. Es un autora en la que vemos como se reinventa en sus últimas
publicaciones a pesar de que esto no convenza a muchos de sus seguidores.
De historias familiares me que quedo con Cuando
estabamos vivos de Mercedes de Vega, una novela impresionante que además
tiene un contexto histórico muy cuidado. También El latido del tiempo
de Cari Ariño que a principios de año me gustó mucho. Destacar también El
hilo azul , una historia sencilla y muy emotiva, Diamante
azul de Care Santos que me gustó mucho. No puedo dejar atrás El
último adiós de Kate Morton, una de las novedades que esperaba con más
ganas y que me entusiasmó.
Dentro de la ficción histórica destaco La ley de los justos.
Siempre he tenido mis reticencias con este autor y me embarque con Chufo
Llorens en una historia que a pesar de sus más de mil páginas se me hizo corta.
De este género también descubrí La luz que no puedes ver
de Anthony Doerr que fue toda una sorpresa narrada con mucha sensibilidad y
originalidad. Y muy distinta a ellos es Las puertas del paraíso
de Nerea Riesco, novela que hizo que me quedara prendada de sus personajes,
sobre todo de Boabdil, un personaje que nunca me había llamado la atención de
forma especial.
Los clásicos nunca faltan entre mis lecturas y Matar a un ruiseñor,
Valancy Stirling o El castillo
azul o Reencuentro
entre muchas otras han supuesto lecturas absolutamente deliciosas. Aunquepodría señalar otras muchas.
También ha habido novela de suspense psicológico entre las
que os recomiendo El bueno de Oliver, Los
perros siempre ladran al anochecer o Perdida de Gillian
Flynn. Una extraña en la playa
fue una lectura algo extraña pero que disfruté mucho.
La joven que no podía leer
de John Harding no sabría del todo colocarla dentro de una categoría. Lo que si
se es que me encantó. Una novela con tintes góticos y una historia con mucho
suspense.
Hay otra serie de novelas que a mí me han causado muchas
emociones y no me gustaría dejar atrás como El patio inglés, El nadador en el mar secreto
o Y
tú no regresaste . Sin olvidarme de Un hijo de Alejandro Palomas.
Novelas muy emocionales que no te dejan indiferente.