martes, 17 de febrero de 2015

La señorita Mackenzie - Anthony Trollope




Título: La señorita MacKenzie
Autor: Anthony Trollope
Publicación: dÉpoca, noviembre de 2014
Páginas: 480

Encontramos a nuestra heroína en plena Inglaterra victoriana. Margaret Mackenzie, una «solterona» de mediana edad que ha dedicado toda su vida al cuidado de los demás, recibe una inesperada y considerable herencia tras la muerte de su hermano y, por primera vez en su monótona existencia, se siente libre para buscar cierto grado de felicidad. Margaret decide mudarse entonces de su sombría casa de Londres a un alegre apartamento en la próspera y refinada comunidad de Littlebath donde, tal vez con un ojo puesto en su fortuna, los pretendientes se le van presentando uno tras otro...

Mis impresiones

La portada de este libro se ilustra con el Retrato de una dama joven del pintor finlandés Albert Edelfelt. Me encanta este óleo porque existe tal expresividad en la mirada de la joven que me transmite muchísimas cosas. La editorial dÉpoca ya nos tiene acostumbrados a maravillosas portadas que nos llaman la atención pero en este caso particular, yo me he quedado prendada de ella.

De Anthony Trollope, uno de los autores más representativos de la época victoriana junto a otros de la talla de Charles Dickens o Wilkie Collins, el  año pasado tuve la suerte de leer Ojo por ojo, una novela que destacaba por la creación de sus personajes y su aspecto costumbrista. Las mismas características que podemos encontrar en La señorita Mackenzie, la novela de la que hoy os voy a hablar.

A sus treinta y cinco años Margaret Mackenzie es una mujer que dedicada en cuerpo y alma a los demás no ha conseguido encarrillar su propia vida. Primero brindó sus cuidados a su padre enfermo y luego, la mala suerte, le llevó hasta la de su propio hermano soltero. Por ello nadie se había preocupado de que estableciera ningún tipo de relación social y los últimos años de su vida habían transcurrido en la más absoluta monotonía y soledad.

Sin embargo tras la muerte de su hermano la vida de Margaret da un giro sorprendente. Libre de cargas y con una cuantiosa herencia que le ha legado este antes de morir, la protagonista se siente por fin en disposición de dirigir su propia vida y, por qué no, buscar su propia felicidad. Su primera decisión será abandonar la triste y oscura casa de Londres en la que había vivido hasta entonces y trasladarse a Littlebath, una pequeña comunidad donde la elegancia y la tranquilidad están aseguradas.

Allí Margaret se encontrará con una sociedad dividida en dos estilos de vida muy diferentes. Un grupo de gente de moral relajada que se divierte entre juegos y bailes y otro grupo que sigue las directrices del reverendo Stumfold y su esposa, quienes vigilan, aconsejan y procuran que nadie salga del camino de la rectitud moral que ellos mismos han creado.

A la vez nuestra protagonista se encontrará con varios pretendientes que están dispuestos a quitarle la etiqueta de “solterona”. Aunque quizás sea su fortuna lo que más les interese….

Como personaje, Margaret Mackenzie está maravillosamente detallado, sobre todo en el plano emocional, por lo que al lector que se adentre entre las páginas del libro no le costará en absoluto hacerse con el personaje, comprenderla e incluso cogerle cariño. Son muchas las situaciones, a veces injustas, a las que tiene que enfrentarse en algunos momentos y a pesar de ello nunca llega a perder las formas manteniéndose siempre en una actitud correcta. Ella representa perfectamente lo que en aquella época se conocía como una solterona. Es una mujer que en su juventud no fue hermosa, ni inteligente, ni dulce, ni con gracia pero generosa, discreta y comprensiva que se ha dedicado al cuidado de los demás dejando su vida de un lado y ahora con cierta madurez, una apariencia que ha mejorado con los años y un estatus social elevado se convierte en un buen partido, deseable para cualquier hombre.

Pero es difícil distinguir si quien se acerca a ella lo hace por afecto o su dinero simplemente. Serán tres los pretendientes, muy distintos entre sí, que intenten acceder a compartir su vida con ella. Uno es el señor Rubb, un comerciante con el que su otro hermano tiene un negocio en el que Margaret ha tenido que poner dinero, otro candidato es el señor Ball, un pariente que después de enviudar se ha quedado al cuidado de nueve hijos y con una situación económica algo precaria y el último interesado es el señor Maguire, ayudante del reverendo Stumfold. Quizás alguno de ellos logré convencerla. Digo así y no digo enamorarla, porque aunque a la señorita Mackenzie le gustaría vivir un gran amor, en el fondo, las propuestas de matrimonio están cargadas de realidad. Y nosotros iremos viendo cuáles son sus verdaderas intenciones.

La señora Mckenzie supone un excelente retrato costumbrista que nos enseña la forma de vida de la sociedad inglesa de la segunda mitad del siglo XIX. Tocando temas como el dinero, la religión, las obligaciones familiares, las relaciones matrimoniales por interés o la difícil situación de una mujer sin familia ni dinero (claro que esto actualmente también ocurre). Trollope también hace hincapié y critica la estructura social de la época a través de los Stumfold, una pareja que siembra su autoridad propia, según ellos la máxima señal de cristianismo. Se sienten con el derecho de inmiscuirse en la vida de los demás y además se permiten decir a cada uno lo que tiene que hacer. Quizás es a través de ellos es la forma en que conocemos la falsedad, la hipocresía, la intolerancia a los demás y en definitiva lo más absurdo de la sociedad.

La novela cuenta con un estilo narrativo muy puro, elegante y delicado pero al que no le falta la fina ironía ni las llamadas de atención al lector buscando su complicidad. La novela avanza con tranquilidad relatándonos escenas en que los personajes dialogan entre sí, mostrándonos sus reacciones o sus problemas y preocupaciones diarias. A pesar de que en ella no hay gran intriga su desenlace me ha sorprendido.

Conclusión

La señorita Mackenzie es una novela muy placentera, de esas que una va leyendo sumergiéndose en un mundo distinto. Con un personaje que se gana tu corazón, sencillo y muy humano, una contextualización detallada y además escrita de una forma impecable. La recomiendo a aquellos que disfruten con la literatura victoriana.