sábado, 6 de septiembre de 2014

Entrevista a Sagar Prakash Khatnani

Hace poco os presenté la novela Amagi,  una especie de fábula que recoge la sabiduría popular de varias religiones y culturas. Hoy os presento un pequeño cuestionario que su autor, Sagar Prakash Khatnani, ha tenido el detalle de contestarme.

¿Cómo te definirías a ti mismo?

Es difícil, soy común, uno más entre millones de personas, pero a la vez tengo mis diferencias, mis cualidades y mis defectos que me hacen único.

Como lector ¿Cuáles son tus autores de referencia? Dickens, Camus,  Tolstoi, Kavafis, ¿En qué obras te has inspirado, si es que las hay, para escribir Amagi?

En todas mis lecturas, siempre hay algo que me inspira, que me sorprende y que me sirve de inspiración.  

¿Qué significa la literatura en tu vida? ¿Se trata de un hobbie o es algo más?

Creo que ha formado parte de mi vida desde que era pequeño. Se trata de una pasión, de algo natural, como respirar o pestañear 

¿De dónde surge la necesidad de escribir? 

Supongo que de la necesidad de conocer, de aprender, de desvelar algo de este maravilloso misterio que es vivir.

Sin duda, la novela está consiguiendo un éxito considerable y la opinión de los lectores es unánime ¿Qué te aportan a ti como persona y como escritor todos estos comentarios? 

Me alegra, me satisface, me entusiasma levantarme por las mañanas y descubrir los maravillosos mensajes que me envían desde todas partes del mundo, felicitándome y dándome las gracias por escribir una fábula como Amagi. Siento que mi esfuerzo ha valido la pena, que he cumplido mi sueño y que es un logro superior a mí, que tiene vida propia. Amagi ya no me pertenece, vuela por su cuenta y anida en el corazón de los lectores.
 
Y las críticas ¿Cómo las recibes? 

De vez en cuando, por supuesto, hay alguna. Las analizo, las escucho, pero hago caso de mi criterio. En todo camino por alcanzar nuestros sueños habrá gente que te motive y te apoye y otra que no esté de acuerdo o critique tu trabajo. Es ley de vida. Por eso uno debe hacer lo que le dicte su mente, e ir donde el corazón le lleve, como en el libro de Susanna Tamaro.

Amagi fue primero autopublicada en Amazon hasta que el sello Suma de letras se interesó por ella ¿Qué nos puedes contar de esta experiencia? 

Yo diría que hoy en día, los escritores noveles tenemos una oportunidad de oro. Las redes sociales son muy democráticas y la gente comparte aquello que les gusta y disfrutan. Y si algo gusta a la gente, a las grandes editoriales también les gusta.

¿En qué se diferencia la autopublicación de la experiencia de contar con un gran grupo editorial?

 En el prestigio, en la distribución, en la presentación, en la atención que prestan los medios. Yo siempre tuve claro que para mí la autopublicación de Amagi en Amazon solo era un trampolín para llegar a las grandes editoriales. Una historia como esta únicamente podía alcanzar su magia en papel, para subrayarla, para comprender el misterioso final, para disfrutar de sus ilustraciones, el lector necesitaba poseer la historia.

¿Qué le contarás a un cualquier persona para animarle a leer Amagi? 

La literatura debe ser muy entretenida, pero también capaz de inspirar al lector, de hacerle reflexionar y esclarecer, en la medida de lo posible, el misterio de la vida. Amagi recoge todos los cuentos del Hinduísmo, del Sufismo, el Taoísmo, el jasidismo e incluso el cristianismo, ensartados como las cuentas de un gran collar en la historia de Yuspeh, el aprendizaje que se convierte en maestro, el esclavo que quiso dominar el mundo. Y al final, Amagi no es más que la historia de todos nosotros: la del paso que va de la adolescencia a la madurez.

 ¿En qué género encuadrarías la novela?

Novela Iniciática

¿Está escrita con la aspiración de ser un libro de autoayuda? 

 Amagi es una novela de aventuras, con historias de amor, venganza, traiciones, reencuentros entre antiguos personajes, con un trasfondo espiritual, de superación personal que inspiran al lector. Sin embargo, en sí, es un libro de entretenimiento, una fábula misteriosa. Si hubiese que resumirlo, diría que Amagi te muestra dónde buscar, pero no te dice que ver.

En una nota al final del libro aclaras que la novela nace de una necesidad personal de encontrar respuestas ¿Qué crees que puede aportar Amagi al día a día de cualquier persona que lo haya leído? 

 Amagi es solo una historia, la magia está en los ojos del que lee.

Al principio de la novela Yuseph es un muchacho tímido, que no sabe nada del mundo pero que está deseando salir a conocerlo  ¿Has puesto algo de ti mismo al construir al personaje o es completamente ficticio?  

Todo y nada. Todo lo que Yuseph siente, lo comparte conmigo, sin embargo cuanto le sucede es ficción, ha sido trazado para entretener al lector. 

A Yuseph a lo largo de la misma le suceden un montón de aventuras y sobre todo muchas desgracias. De cada una de estas va aprendiendo y obteniendo una forma diferente del mundo ¿Crees que aprendemos más de las cosas negativas que nos ocurren que de lo positivo?

 Totalmente, lo negativo nos hace cambiar, adaptarnos, transformarnos. Lo positivo, aunque es maravilloso, nos acomoda, nos acostumbra, nos adormece.

Amagi está narrado a modo de fábula ¿Fue tu intención desde el principio o es algo que surgió de forma espontanea?

Yo quería narrar una historia envolvente, un cuento para adultos, una metáfora sobre la vida.

Amagi recorre cientos de historias de diversas culturas y religiones ¿Cómo ha sido el proceso de búsqueda y recopilación de la información? 

 Me apasionan éstas culturas, sus historias, sus  enseñanzas y moralejas. Es por eso que deseaba crear un puzle que recogiese toda aquella sabiduría en un sola corriente. Por supuesto de lo que leí y descubrí antes de empezar, en el libro solo aparece un cinco por ciento, el resto eran más bien datos históricos, culturales que me servían como escritor para ubicarme.

¿Para qué tipo de lector está destinada Amagi?

Para todos los públicos, para aquellos que desean simplemente entretenerse y también para aquellos que desean inspirarse.

¿Estás trabajando en algo nuevo? 

Sí, en una proposición que me ha hecho la editorial. En principio no he firmado el contrato, prefiero tener la libertad de seguir a la inspiración. Si lo hago, lo haré con el corazón. 

Muchisísimas gracias por tu tiempo y te deseo mucha suerte.