miércoles, 17 de abril de 2013

El fotógrafo de cadáveres - Julio Castedo


Título: El fotógrafo de cadáveres
Autor: Julio Castedo Valls
Publicación: Plataforma Editorial, 2012
Páginas: 213  

                     
 Ambientada en la Primera Guerra Mundial, El fotógrafo de cadáveres narra la historia de dos protagonistas: Stefan Adler, un brillante fotógrafo vienés contratado para fotografiar a los cadáveres de los hijos de la alta sociedad austriaca muertos en el asedio austro-húngaro a la ciudad de Belgrado; y Arthur Klammer, un joven soldado, nihilista e introvertido, que se ve obligado a participar en una contienda que no comprende, una guerra en la que no hay redención ni purificación, sino solo un dolor intenso e injustificable.

Tras el estallido de la Gran Guerra, Adler realizará su trabajo con una perfección cada vez más obsesiva, queriendo devolver a los padres de los soldados muertos una imagen serena de sus hijos, un recuerdo que puedan contemplar. Aprende a suturar, a maquillarlos, a disimular sus heridas, para que una vez fotografiados puedan dar la sensación de que estuvieran dormidos. Convierte así un oficio aparentemente repulsivo en una tarea cargada de humanidad.

Mientras tanto, Klammer colisiona con un mundo de rigidez e intolerancia militar desconocido para él, y debe enfrentarse a la muerte y al horror una y otra vez. La vida de barro, ratas y peligro de las trincheras le resulta insoportable a un joven culto que no comprende el mundo en el que vive y sueña con ser escritor.

Mi experiencia con la novela

La primera vez que escuché hablar sobre esta novela fue en el blog de Tatty (El universo de los libros) y ya me pareció un título interesante así que cuando recibí la oferta para su lectura no me lo pensé mucho.

Si miramos la biografía del autor, Julio Castedo, descubriremos a un médico que ya ha hecho sus pinitos en el mundo literario. No he leído el resto de sus obras pero El fotógrafo de cadáveres me ha sorprendido mucho y para bien.

Se trata de una de esas novelas que va más allá del argumento y personajes y nos hace reflexionar sobre muchas cuestiones trascendentales.  Os aseguro que la novela no tiene desperdicio y su lectura no resulta en balde. Podemos encontrar diversos temas en ella, el amor, el paso del tiempo, el sentido de la vida, la muerte, el azar, la utilidad de las guerras, sobre el sentimiento de patriotismo y todo ello encuadrado en una historia entretenida y un contexto interesante.

La novela, dotada de un argumento que cuenta con una solidez increíble, comienza con el asesinato del heredero de la corona austrohúngara Francisco Fernando y su esposa en Sarajero el año 1914. Veremos cómo su asesino Gravrilo Princip (que resulta un personaje real) se prepara para el atentado. El momento de su detención está recogido gráficamente por un reportero que en la novela es uno de los personajes pero cuyo hecho ocurrió en realidad a manos de un fotógrafo verdadero.

Poco después ya declarada la Primera Guerra Mundial dos personajes ven envueltos en la contienda de forma distinta. Arthur Klammer es un joven solitario que se ve obligado a incorporarse al ejército para luchar en una guerra que no comprende. Stefan, en cambio, es un reputado fotógrafo que es reclamado por la Sociedad de las Damas de la Cruz Roja para tomar la última imagen de los soldados una vez caídos en la batalla y reconfortar de algún modo a las familias de la ausencia. Así los dos personajes son testigos en primera persona de una guerra con la que tienen poco que ver.

El autor retrata estos dos personajes de forma maravillosa resaltando en todo momento su mundo interior. Los construye con complejidad y multitud de carices. Además en ellos se produce un cierto paralelismo y una clara evolución cuando sufren de cerca el horror de la guerra. Arthur es un tipo complicado, solitario, controlador e indisciplinado. A sus veinte años no encuentra un hueco en la sociedad y odia sus normas por lo que prácticamente vive aislado, encerrado en sus sueños y con el objetivo de convertirse en escritor. No quiere que nadie le ordene el camino que debe seguir, no acepta que se inmiscuyan en su vida pero tampoco pierde energías en opinar sobre los demás.

Arthur no sabe todavía que el hombre está solo, que no hay nada que le sea propio unos milímetros más allá de su piel, justo donde termina la delgada capa de calor que nos aísla y nos protege” (Página 20)

Stefan, en cambio, tiene casi cincuenta años y es un conocido fotógrafo en Viena. Su padre fue un afamado pintor pero él no heredó el talento y se dedicó a realizar retratos de gente adinerada y posteriormente a fotografiar delincuentes en la prisión de Sarajevo. No está muy satisfecho con su vida y ciertas cuestiones le han hecho abusar del alcohol de forma que esta adicción se ha convertido en un problema.

Con su paso por el frente ambos hombres cambian de forma definitiva. Dos personalidades distintas y dos formas de vivir un mismo conflicto. Arthur lo vive desde el frente, agazapado en las trincheras en contacto con los vivos  y Stefan en la retaguardia a través de los muertos. La guerra hace en ellos una mella brutal. Sus sentimientos van cambiando conforme conocen el miedo, el dolor, la angustia de presenciar el sufrimiento propio y ajeno.

Para Arthur que no entiende el conflicto, que no sabe de patriotismo y que nunca encontrará sentido a algo así le procura por primera vez en la vida el sentimiento de soledad y conoce por primera vez la amistad. Stefan a sus cincuenta años descubrirá por primera vez en su vida el amor verdadero.

“Las mayores decepciones provienen de nosotros mismos. No hay sentimiento más amargo que el del propio desengaño, ni mirada más descorazonadora que la que lanzamos a nuestro presente desde la cálida luz de la infancia, cuando al imagina el futuro nos intuíamos incapaces de hacer el mal” (Página 143)

Uno de los grandes aciertos de la novela es el estilo narrativo del autor que hace gala de un gran conocimiento y manejo de la lengua. Un prosa depurada, personal y muy reflexiva pero a la vez seductora.  Narrado en tercera persona omnisciente utiliza el presente como verbo para situarnos en la historia. La novela se estructura en capítulos cortos que van alternando las respectivas historias de ambos personajes y estableciendo entre ellos cierto paralelismo.

A pesar de contar con dos personajes ficticios el contexto es real. El atentado contra Francisco Fernando en Sarajevo sentó las bases que dieron origen a la Primera Guerra Mundial cuando provocó el ataque del imperio austrohúngaro contra Serbia. Su asesino Gavrilo Princip, con quien comienza el relato, pertenecía a la organización Mano Negra.

Aunque la novela se ambienta dentro de la Primera Guerra Mundial, el conflicto está en un plano secundario, sólo encontraremos escenas que los protagonistas viven narradas de forma muy concreta y su objetivo no resulta el de instruir al lector sino situar la historia.

“… porque las guerras se ganan y se pierden en los despachos donde se dirimen las alianzas, en los laboratorios de los ingenieros y en las cabezas de los estrategas, pero no en una zanja defendiendo con bravuconadas una bandera” (Página 46)

Si el desarrollo resulta interesante, su final nos deja impactados. El autor da un giro bastante sorprendente para hilar ambas tramas que en principio parecen no tener mucho que ver.

Conclusión

El fotógrafo de cadáveres es una lectura interesante que se escapa de las manos sin que nos demos cuenta. Que nos narra dos historias duras y que al final nos deja cierta sensación de desasosiego. Os recomiendo su lectura si buscáis algo más que una simple historia.
** Gracias a Julio por facilitarme su lectura