jueves, 19 de julio de 2012

El palacio de la luna - Paul Auster


Esta es una historia que a su vez contiene otras historias en su interior. Hay tres personajes principales que la protagonizan y la tramas es enlazan mediante casualidades.
Marco quedó huérfano cuando contaba con tan solo doce años, no conoció a su padre y de su madre le quedó tan solo un recuerdo nebuloso. A partir de entonces se crío y educó con su tío Víctor, un clarinetista que nunca llegó a alcanzar el éxito y tuvo que conformarse con actuar en eventos sociales.
 Cuando el tío muere Marco se ve arrastrado a una situación económica muy difícil. Logra terminar sus estudios con mucho esfuerzo pero al final tras pasar hambre y vender la escasa herencia legada por su tío termina en la calle.

No le queda más remedio que vivir en Central Park alimentándose de sobras, basura, limosnas, durmiendo al raso, soportando difíciles momentos hasta que unos amigos lo rescatan y le devuelven poco a poco a la vida.

Pero Marco comprende que debe buscar su independencia a cualquier precio y mediante esta necesidad conoce a Thomas, un octogenario al que va a cuidar para ganarse la vida.  Es  en un anciano de ochenta y seis años, ciego y en silla de ruedas. Es un ser extraño, con un carácter fuerte y desagradable, un hombre desconcertante y complicado, convencido de poseer poderes mentales.

 Effing tiene previsto morir el doce de mayo ante la incredulidad de Marco y para ello necesitará resolver sus asuntos legales. Con la excusa de escribir una necrológica, comienza a descubrir su vida, pero según dice el mismo Thomas esta no es su verdadera identidad. ¿Quién es entonces este anciano?

Mi experiencia con la novela

“El palacio de la luna” es una historia original compuesta de varias historias que se mezclan y que convergen en un solo punto. Al leer la novela es imposible adivinar los siguientes acontecimientos, es decir, el argumento es imprevisible en todo momento y me he visto sorprendida por los inesperables giros de la historia. Eso sí es difícil identificar la trama central.
Los personajes están bien creados, bien definidos y resulta fácil imaginarlos y asimilarlos. Son totalmente atípicos. Por un lado encontramos a Marco que deja entrever constantemente sus ansias de libertad. Cuando su situación se complica prefiere pasar hambre y vivir en la calle antes que pedir ayuda a algún amigo ya que no cuenta con ningún familiar vivo.  Su situación es muy complicada. No conoció a su padre. Su madre y su tío murieron y él se quedó solo en el mundo. Es un personaje muy pasivo ante la vida y ante sus problemas económicos. No hace nada para superarlos, a pesar de haber obtenido un título universitario se empeña en no buscar empleo. Me ha resultado complicado entender sus motivaciones.
Las reflexiones acerca de la búsqueda constante de la identidad del personaje quedan patentes en diversos puntos de la novela. Su nombre es Marco, una clara referencia a Marco Polo (explorador veneciano), su apellido es Fogg (como Phileas Fogg, quien dio la vuelta al mundo en ochenta días). Y es que los personajes parecen verse inmersos en una búsqueda constante, se encuentran perdidos, solos, desorientados, incapaces de determinarse unos objetivos y definirse un plan de acción, con dificultades de tomar las riendas de su propia vida y en cambio verse sujetos al capricho del destino.
Es constante en los libros de Auster la inexistencia de la figura paterna, dato autobiográfico del autor, su padre murió cuando él era pequeño y durante toda su vida, se ha estado preguntando y buscando su propia la identidad. Es un tema ampliamente desarrollado en la novela.
Thomas Effing es un personaje curioso cuanto menos, tiene un terrible temperamento. Es un personaje muy ambiguo, accedemos a su vida, que la relata de forma que parece inverosímil pero de forma certera al mismo tiempo que el autor nos da las herramientas para que dudemos de la veracidad de la historia. Un contrapunto bastante logrado.
En cuanto al estilo, la novela narrada en primera persona aunque es de fácil lectura, se nota a distancia que no está construida al azar y que responde a una estructura trabajada y bien lograda. En el libro predomina la narración como forma de expresión siendo los diálogos escasos, a pesar de ello la novela fluye aunque no homogéneamente a lo largo de ella. El ritmo es muy rápido, en pocas páginas ocurren muchos sucesos y ofrece un gran avance.
Paul Auster se repite a sí mismo al construir historias que a su vez contienen otras historias, con personajes cuya vida cambia constantemente de rumbo y descienden hasta un foso para resurgir de nuevo y dar un rumbo distinto a sus vidas. También vuelve a ser constante la idea de la casualidad, el destino como condicionantes de la vida.
La novela parte de un punto totalmente creíble, una situación que podría darse en la vida real para ir avanzado en un sentido menos verosímil cuando la historia se llena de casualidades, cuando los personajes se ven inmersos en situaciones que se les escapan de sus manos y son meras piezas de juego del destino.
Aunque me ha gustado esta novela, no me ha dejado del todo satisfecha, tiene muy buenos momentos, de gran calidad, pero los altibajos son constantes. En ocasiones la novela se torna un poco pesada y parece que no va a llegar a nada. La historia sucede a mucha velocidad, esto hace que realmente no encuentres un punto de atención en el hilo argumental de la novela, decayendo los momentos la atención y haciéndote preguntar los caminos por los que va la historia porque parecen no llevar a nada.
Tiene mucho de autobiográfico como he dicho antes: las traducciones realizadas, ausencia de padre, la universidad de Columbia, los problemas económicos, etc

Por si no os habéis dado cuenta he dicho en el resumen del argumento que había tres personajes con tres historias y yo solo he hablado de dos, no se me ha olvidado, es que creo que es muy interesante descubrirlo en la lectura del libro.

Por todo ello, es una novela que recomiendo aunque con reservas.